50 años sin Ibero: Sanguinetti, el Escuadrón de la Muerte y el 14 de abril. 1972-2022

En el Mes de la memoria, Radio Pedal comparte distintos contenidos propios y colaboraciones vinculados a nuestra historia reciente y el terrorismo de Estado. En este caso, compartimos una revisión histórica de Ludmila Katzenstein, estudiante de Historia (Udelar), sobre la muerte del estudiante Ibero Gutiérrez, el Escuadrón de la Muerte y el 14 de abril.

50 años sin Ibero: Sanguinetti, el Escuadrón de la Muerte y el 14 de abril. 1972-2022

El 14 de abril de 1972 se instaló el estado de guerra interno y la suspensión de las garantías individuales en Uruguay. Ese día se legalizaron los métodos utilizados por el Escuadrón de la Muerte, que había tenido un año intenso de acciones: atentados, torturas, asesinatos y desapariciones. El 28 de febrero de 1972 había sido el último acto del Escuadrón con la muerte de Ibero Gutiérrez. Era estudiante de Filosofía, militante tupamaro y poeta montevideano. La Suiza de América ya tenía dos desparecidos, estudiantes asesinados y muchísimos presos políticos. La dictadura había empezado hacía mucho.

Febrero de 1972 [1]

Ibero Gutiérrez tenía 22 años, vivía en Montevideo, estudiaba Filosofía y Psicología en la Facultad de Humanidades y Ciencias, estaba casado, era artista. En política participaba en el MLN-Tupamaros en el frente de masas desde la columna 70 y en el Movimiento de Independientes 26 de Marzo en el Frente Amplio. Era un “farolito”, estaba para captar gente. Para muchos era Eugenio o Darío. Ibero sabía que lo buscaban y que podían matarlo. Vivía una juventud como la de muchísimos jóvenes de esa época con compromiso social y político. Desde muy joven se preocupó por su entorno y la situación nacional e internacional. A fines de 1968 viajó a Cuba, París y Madrid cuando ganó el concurso Radio Habana por su interpretación de un discurso de Fidel Castro. Desde 1968 estaban instaladas las Medidas Prontas de Seguridad en Uruguay por el gobierno de Pacheco Areco e Ibero había estado preso, detenido y su casa allanada varias veces.[2] Ibero era investigado hacía mucho. En enero de 1970 se le confeccionó su ficha del Ministerio de Defensa, pero la primera anotación era de 1966, a los 16 años, como estudiante del liceo Dámaso. Desde 1969 se lo buscaba por tupamaro y “sedicioso”.[3] La prensa vinculada a la policía y a la CIA también abonaba ese terreno. Cuando la fuga de Punta Carretas, El País publicó una lista de “sediciosos fugados” en la que figuraba Ibero, lo cual no era cierto. [4]

En 1970 estuvo preso en Punta Carretas y compartió celda con Manuel Ramos Filipini. El 30 de julio de 1971 hubo un acto del 26 de marzo y fue la última vez que Manuel e Ibero hablaron. Al otro día se conoció la noticia del terrible asesinato de un hombre de 27 años, a manos del Escuadrón de la Muerte y a Ibero no le pasó desapercibida. El cuerpo encontrado era de Manuel. Hacía mucho estaban acostumbrados a la violencia impune del poder. Pocos días antes, el 17 de julio, habían desaparecido a Abel Ayala Alvez, de 27 años. El 24 de julio el estudiante de 16 años y militante de la ROE Heber Nieto era asesinado por un francotirador mientras se realizaban cortes de calle en la IEC. El 17 de agosto fueron por Héctor Castagnetto, de 19 años, militante tupamaro. Nunca apareció su cuerpo. El 1 de setiembre de 1971 moría con un disparo por la espalda de la Policía el estudiante y militante del FER Julio Spósito, de 19 años. Estaba en una movilización en protesta por los anteriores asesinatos.

El lunes 28 de febrero de 1972, hace 50 años, apareció torturado y con trece balas el cuerpo sin vida de Ibero. Lo acompañaba un mensaje terminal que firmaba el “Comando Caza Tupamaros, Oscar Burgueño”. La causa oficial de muerte era “Anemia aguda” [5] y medios de prensa como Acción, dirigidos por Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti, titulaban la noticia como “Sedicioso apareció acribillado” haciendo énfasis en el supuesto delito del asesinado y no de sus asesinos.[6] Al otro día Juan María Bordaberry asumía la presidencia.

Escuadrón de la Muerte

Los escuadrones eran grupos paraestatales que actuaron entre 1970 y 1973 en Uruguay. Como se intentaba dar una imagen de institucionalidad democrática en el contexto electoral de 1971, el objetivo represivo se lograba por medios clandestinos. El Escuadrón nació en el entorno de la embajada de Estados Unidos en Montevideo bajo la tutela de la CIA con influencias en los Ministerios de Defensa, Interior, Información e Inteligencia y Presidencia. Las investigaciones sobre estos grupos dejan claro quiénes eran, cómo actuaban y qué pretendían. Son abundantes los documentos desclasificados, testimonios y documentación oficial que permiten comprender que no hay posiciones difusas. El Escuadrón existía y formaba parte del Estado desde antes de la dictadura.[7] Existían además en toda América grupos similares teniendo en Uruguay un estrecho vínculo con las embajadas brasileña, argentina y paraguaya, y el auspicio estadounidense. El intercambio de información, armas, entrenamientos y apoyo financiero hacen pensar en una previa al Plan Cóndor.

Desde 1970 los objetivos del Escuadrón fueron amplios. Los tupamaros visibles y que habían estado presos eran uno. La razón era el mensaje simbólico que se enviaba al resto de la población que simpatizaba con los tupamaros. Hacia 1973 estos grupos derechistas se habían disuelto, ya que su trabajo se había vuelto innecesario, de eso se encargarían las Fuerzas Armadas desde el gobierno. Al dejar de actuar, muchos de sus integrantes tuvieron posiciones de poder. Entre 1971 y 1972, además de los secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones, fueron responsables de ataques a abogados, comités, profesores, instituciones, y nunca estos atentados eran investigados.

El 24 de febrero de 1972 el MLN secuestró a Nelson Bardesio, fotógrafo policial, agente de la CIA e integrante del Escuadrón de la Muerte que realizó declaraciones sobre el funcionamiento del grupo derechista. Estas fueron entregadas al Parlamento, a varios legisladores, a la CNT, la FEUU, la prensa nacional e internacional, a la Iglesia, la UdelaR y a abogados y personalidades políticas. Así se supo sobre la desaparición de Castagnetto y la operativa y sobre integrantes de los escuadrones. Más allá de que estas declaraciones han sido cuestionadas por actores políticos, ha quedado demostrada su veracidad por haber sido ratificadas desde la Historia, judicialmente y por su exactitud en los detalles. Entre los nombres que surgen en las confesiones, y que ya eran conocidos como sangrientos derechistas, destacan los de civiles, militares, policías y políticos: Delega, Nader Curbelo, Freitas, Sofía, Machado, Crosas Cuevas, Acosta y Lara, Campos Hermida y Castiglioni, entre otros.[8] Meses después, cuando Bardesio  fue liberado buscó refugio en la clase política por miedo a una venganza de los militares por lo que había declarado. Sanguinetti fue uno de los que estuvo en representación del gobierno. Quizás al ver que su nombre no figuraba en las “actas”, rápidamente se desvinculó del asunto.

Tres días después del secuestro de Bardesio, el Comando Caza Tupamaros asesinó a Ibero. No pueden desvincularse estos dos hechos. El mensaje era muy claro. Si se meten con nosotros torturamos, asesinamos y desaparecemos. Ese día le tocó a Ibero y él sabía que eso podía pasar. El hecho no fue investigado, como no habían sido investigados los sucesos anteriores. Tampoco en el presente son suficientemente investigados, vuelven las voces que relativizan el papel de las derechas, ignoran cualquier contexto y colocan la “culpa” de la violencia sobre la guerrilla, reflotando la falsa y perversa “teoría de los dos demonios”.

14 de abril

El asesinato de Ibero fue el último del Escuadrón como tal. El MLN tenía en su poder información privilegiada sobre el accionar del Escuadrón y como grupo guerrillero parecía necesario dar una respuesta. Estaban asesinando, torturando, desapareciendo a sus militantes. El viernes 14 de abril de 1972 la situación era de suba de precios y caída del salario, presos políticos, denuncias de torturas, asesinatos y desapariciones con apoyo estatal, una guerrilla con simpatías en la población y un paro general. Ya desde setiembre de 1971 las Fuerzas Armadas y la Policía estaban encomendadas para la dirección de la “lucha antisubversiva”. Dos días antes, el 12 de abril, se habían fugado 15 tupamaros de Punta Carretas lo que daba lugar a atacar al Escuadrón. Los objetivos estaban definidos por ser probados integrantes del Escuadrón de la Muerte y por participar de los secuestros y asesinatos: Armando Acosta y Lara, Ernesto Motto, Óscar Delega y Carlos Leites murieron ese día. No se logró el objetivo con Jorge Nader, Víctor Castiglioni y Miguel Sofía, que también estaban en la mira. El último se salvó porque interceptaron la camioneta donde iban los tupamaros Nicolás Gropp y Norma Pagliano, que murieron en el tiroteo.

En simultáneo el gobierno y las Fuerzas Armadas habían estado esperando ese momento. La excusa que le darían los tupamaros para actuar e instalar un estado terrorista de forma legal, una excusa para llevar a cabo la emboscada que tenían largamente planeada. Ese día se dio la herida de muerte al MLN.[9] Poco después de la acción contra el Escuadrón se realizaron dos allanamientos en busca de objetivos específicos. Uno fue a cargo del comisario Hermida, también del Escuadrón. Allí asesinaron a sangre fría a Luis Martirena e Ivette Giménez, y detuvieron más tarde a Fernández Huidobro y a David Cámpora. El otro allanamiento estaba a cargo de otro integrante del Escuadrón, el inspector Castiglioni. En el lugar se detuvieron ocho personas, pero se seleccionaron cuatro para ejecutar: los tupamaros Alberto Candán Grajales, Horacio Rovira, Gabriel Schroeder y Armando Blanco Katras.

El Gobierno tomó un camino legislativo igual de radical y con los votos de blancos y colorados el Parlamento aprobó el Estado de Guerra Interno y la suspensión de las garantías individuales, proyecto enviado ese mismo 14 de abril. El Ejército y la Policía tenían la potestad de detener, allanar, torturar, ejecutar y desaparecer. Se legalizaban los métodos del Escuadrón de la Muerte y el Terrorismo de Estado se instalaba. Los días que siguieron fueron de terror, el 18 de abril allanaron la seccional 20 del Partido Comunista y asesinaron a ocho militantes. El resto del año la situación solo empeoró.

La historia se puede ver de distintos lados. Sendic, que tampoco estaba del todo de acuerdo con la acción, reflexionaba: “Cuántas muertes se ahorraron con esa acción del 14 de abril, se puede calcular por las que hicieron los sobrevivientes Campos Hermida y Víctor Castiglioni en automotores Orletti y otros lados.”[10]

Julio María Sanguinetti cómplice del Escuadrón

Aunque lo niegue constantemente, los hechos vinculan a Sanguinetti con los escuadrones. Sanguinetti fue representante nacional y ministro del gobierno de Pacheco y de Bordaberry. En 1972 era ministro de Educación y Cultura, mientras Armando Acosta y Lara, integrante del Escuadrón, era subsecretario del Interior e Interventor de Secundaria. Los grupos paraestatales derechistas actuaban principalmente en los centros estudiantiles con reconocidos militantes como Sofía, hoy preso por delitos de Lesa Humanidad. El 15 de abril de 1972, luego del sepelio de los “caídos”, Bordaberry y Sanguinetti dieron emotivos discursos marcando una posición frente al ataque al Escuadrón. Desde 1975 sería oficialmente el “Día de los caídos en la lucha contra la sedición”. En 1972, mientras los escuadrones actuaban impunemente, el representante nacional Juan Pablo Terra consultó a Sanguinetti sobre este tipo de violencia. La respuesta fue que el problema estaba resuelto, que se enviarían a los integrantes de esos escuadrones a otras dependencias y países, pero que, en caso que se hablara del tema, Sanguinetti negaría todo. Todo esto fue relatado por el propio Terra en 1991, cuando Sanguinetti era presidente. Como lo había prometido, lo negó todo. Se solicitó una investigación parlamentaria, que no sucedió, y poco tiempo después Terra moría de forma confusa.

Sanguinetti, además de tenebroso político uruguayo, se llama a sí mismo periodista e historiador. Uno de sus libros, que en el estante de Historia no tienen ni merecen un lugar, explica la plagiada Teoría de los dos Demonios. Esta nace en el gobierno argentino de Alfonsín en 1984. En Uruguay fue Sanguinetti quien instaló la idea de que la “Suiza de América” fue interrumpida por la “violencia guerrillera” y una respuesta “golpista” que no incluía a los “tres millones de uruguayos” que miraban asustados por las ventanas de sus casas.[11] Entre ellos, Sanguinetti, que, en realidad, era un activo político del período. Sobre lo falso y nefasto de esta teoría hay escrito y demostrado de sobra.[12] La cosa venía mal de mucho antes.

Cuando Sanguinetti accede a la presidencia, en 1985, con el retorno a la democracia comienza una militancia intensa sobre esta teoría. En 1986 se instaló en Uruguay, bajo ese mismo gobierno, la Ley de Caducidad, que protegía a quienes desde el Estado cometieron delitos de lesa humanidad. En 1987 el diputado Nelson Rovira, representado por el abogado José Luis Baumtgarner, presentó una denuncia sobre los escuadrones que fue archivada durante el gobierno de Sanguinetti.

En 1985, recién asumida la presidencia, Sanguinetti instaló la conmemoración del “Día de los caídos en la lucha por la defensa de las instituciones democráticas”. Recién en 2005, en el gobierno de Vázquez, se retiró la conmemoración del 14 de abril, pero policías y fuerzas armadas seguían realizando actos. Hoy vuelve a estar sobre la mesa la idea de que se oficialice la fecha, y una vez más a través del mismo Sanguinetti. Esto significa conmemorar a integrantes del Escuadrón de la Muerte y su accionar.

En 1999 el poeta Juan Gelman reclamó a Sanguinetti información sobre el paradero de su nieta nacida en cautiverio, de su nuera e hijo desaparecidos. Sanguinetti niega todo y un año después, en el gobierno de Batlle, nieta y abuelo se conocen. Eso le valió a Sanguinetti una interesante colección de autógrafos de premios Nobel reclamando verdad y justicia.

En 2005 Ana Castagnetto solicitó que se investigara el paradero de su hermano Héctor, desaparecido en “democracia” por los escuadrones. Al igual que la denuncia del diputado Rovira, la causa fue archivada por la Ley de Caducidad.

En 2008 Julio Marenales acusó a Sanguinetti y Batlle, basado en la desclasificación de documentación estadounidense, y a su experiencia personal, de ser ideólogo de los escuadrones. Si bien Batlle realizó un extraño acto de “honor”, Sanguinetti se refugió en su calidad de representante nacional. En 2009 se solicitó el procesamiento de varios integrantes de los escuadrones; las causas siguen abiertas, y años más tarde algunos homicidas fueron procesados.

Sigue la lista que deja en evidencia al expresidente que habla en todos los canales sobre la democracia. Pero no es necesario. De todos modos, llama la atención que el Sanguinetti que en 1959 escribía en Marcha que era “línea roja” en contra del “conservadurismo blanco”, que denunciaba la injerencia norteamericana, la traición de Herrera y el “fascismo Criollo” existente entre los nacionalistas, hoy, codo a codo con el herrerismo riverista, defienda un proyecto de país muy lejano al batllismo que predicaba.[13]

Toda historia es política

Este año se cumplen 50 años de todos estos hechos, y las mismas discusiones vuelven, y son representadas por los mismos actores. Hace pocos días un grupo de derecha solicitó, por medio de Sanguinetti, al presidente de la República que retome el 14 de abril como “Día de los caídos en la lucha por la defensa de las instituciones democráticas”.

Esto significa dar apoyo como país a una emboscada que gobierno y sus escuadrones de la Muerte les tendieron a los tupamaros para poder instalar un estado de Guerra Interno que legalizó el Terrorismo de Estado a toda la población. El 14 de abril también fue el día en que el MLN asesinó a cuatro integrantes importantes del Escuadrón de la Muerte con cargos o cercanía en el poder. A cambio ese día, como le gustaba decir a los escuadrones “Bala por bala, diente por diente”, se asesinaron a ocho guerrilleros, se detuvieron a muchas más personas, se realizaron allanamientos y se instaló la Guerra Interna, que duró muchos años más y costó muchísimas vidas más. No puede pasar desapercibido lo simbólico de volver a plantear la fecha del 14 de abril como día patrio. Es un día de duelo, porque murió mucha gente, la mayoría en manos del Estado y con todo el poder que este les daba a los escuadrones. Ya se tenían armados los equipos de choque que actuarían, sus dirigentes, los lugares de los allanamientos y las personas que se ejecutarían. También Bordaberry tenía redactado el texto para instalar el Estado de Guerra Interno y contaba con todos los votos necesarios en el Parlamento. Y seguramente Sanguinetti ya había pensado el discurso que daría en el sepelio sobre la democracia. Entonces que se vuelva a plantear esta discusión es más que una conmemoración. Es volver al 68.

Texto: Ludmila Katzenstein (Estudiante de Historia-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República)

Imagen: Ibero Gutiérrez “Autorretrato” 1965

[1] Agradezco a Esteban Corrales por la lectura y comentarios. También debo agradecer la confianza de Sara Gutiérrez, Olga Martínez y Baldemar Taroco por permitirme acceder a la información de su hermano, esposo y amigo, y los comentarios de Ricardo Viscardi, amigo de Ibero, a una versión anterior de este artículo.

[2] Entrevista a Olga Martínez, militante y viuda de Ibero. Realizada en 2019 en Montevideo.

[3] Archivo de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia-ADNII. Consulta en 2018.

[4] El País, martes 7 de setiembre de 1971, p.7.

[5] ADNII, “Ficha de Ibero Gutiérrez González”. Bulto 254.

[6] Acción, martes 29 de febrero de 1972, p.7.

[7] Ver los trabajos de Aldrighi. La intervención de Estados Unidos en Uruguay (1965-1973): el caso Mitrione, 2007; Ciganda, Rodríguez, Visconti “Los archivos de ´inteligencia´ y la historia uruguaya”, 2009; Baumatgartner. Escuadrón de la Muerte, 2011; Bucheli. O se está con la patria o se está contra ella: una historia de la Juventud Uruguaya del Pie, 2019; Blixen, Kovacic, Pernas, varias investigaciones publicadas en el semanario Brecha.

[8] Marcha y Cuestión publicaron investigaciones sobre los escuadrones desde 1971. Las entrevistas realizadas también dan cuenta de esto.

[9] Blixen, Samuel. Sendic.2000.

[10] Entrevista a Raúl Sendic en: Caula; Silva. Alto el fuego. 1986/1997. Interesan también las reflexiones de Alma Bolón en “El 14 de abril”, Brecha, 12 de abril de 2012.

[11] Sanguinetti, J.M. La agonía de la Democracia.2008, p. 13. Ver relato planteado en: A medio siglo del abril terrible. De Federico Álvez, La Diaria, 9 de abril 2022.

[12] Ver entre otros los trabajos de Demasi “Un repaso a la teoría de los dos demonios”, 2003; Di Giorgi, Álvaro. Sanguinetti. La otra historia del pasado reciente. 2014; Franco “La ´teoría de los dos demonios´, un símbolo de la posdictadura en la Argentina”, 2014; Rico “Mutaciones de la impunidad: de la teoría de los dos demonios a la teoría del maligno” en La Diaria, 5 de abril 2022.

[13] Sanguinetti, J.M. “El drama del coloradismo” en Marcha, 15 de mayo de 1959, p. 6. Agradezco a Carlos Demasi la referencia de la fuente, en una entrevista realizada en febrero 2020.

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