Una tal Julana…

Hay muchos cuentos acerca de los animales autóctonos de la zona de Paso Centurión: aguará guazú o lobo de crin, tamanduá, guazubirá, mano pelada son algunos de los integrantes de la fauna que busca identificar, y fotografiar, el equipo de Julana. Pero esta tal Julana no se contenta únicamente con cazar, mediante imágenes fotográficas y videos, estos ejemplares nativos. Si bien una de sus prácticas de trabajo se centra en el monitoreo mediante cámaras trampas de la fauna local, puede decirse que este grupo de nueve biólogos y una veterinaria está abocado fuertemente a lo social.

Jugando con la naturaleza es el nombre que refleja el espíritu de la organización civil sin fines de lucro Julana. Esta organización busca promover y construir junto con la comunidad una mayor sensibilidad en relación con el medioambiente. Desde la educación ambiental, aborda procesos que problematizan la relación entre la sociedad y la naturaleza. El énfasis de esta organización está en la participación activa de todos los involucrados; así, mediante el intercambio y el vínculo, busca fomentar la curiosidad sobre estos temas. Su metodología, lúdico-recreativa, procura entablar una conexión con las emociones humanas básicas para, a partir de ahí, reflexionar acerca de la relación del ser humano con su entorno.

Los tres pilares del trabajo de Julana son la educación ambiental, la conservación y la participación, y su órbita de trabajo alcanza varias zonas del territorio uruguayo. En esta oportunidad, nos centramos en su labor en Paso Centurión, Cerro Largo, una comunidad rural a 60 kilómetros, más o menos, de la capital, Melo, zona fronteriza con Brasil, donde Julana trabaja desde 2012.

Algunos de los proyectos que ha desarrollado en esta localidad son “Un paso hacia la conservación”, cuyo objetivo recayó en la valoración de los saberes populares, la comprensión y la apropiación social del conocimiento de la fauna y flora nativas locales, iniciativa que buscó aportar al fortalecimiento de la comunidad de cara a la futura implementación de un Área Protegida en la zona, y “Fogones de fauna”, un espacio para generar conocimiento conjunto sobre la biodiversidad.

Asimismo, desde 2013 el trabajo de Julana en Paso Centurión se articuló con un equipo interdisciplinario de docentes e investigadores y estudiantes de Ciencias Antropológicas, Ciencias Sociales y Ciencias Biológicas de la Universidad de la República (Udelar). Este equipo se conformó en el marco del Espacio de Formación Integral (EFI, Udelar) con el objetivo de entablar un diálogo entre las formas de conocimiento académicas y locales, poniendo especial énfasis en el estudio sobre las relaciones sociedad-naturaleza, el monitoreo participativo de fauna y la consecuente coproducción de conocimiento.

El sábado 5 de noviembre, Julana presentó el preestreno del documental que no solo evidencia el trabajo que viene desarrollando en Paso Centurión, sino que plasma sus inquietudes, su metodología participativa, sus reflexiones y su amor por lo que hacen y por el entorno donde lo hacen.

La vieja aduana de Centurión fue el escenario donde una lona gigante ofició de pantalla. Así, uno de los antiguos muros del emblemático edificio fronterizo plasmó las imágenes de muchos de los espectadores, haciendo de espejo de la realidad de Paso Centurión. Esta mágica presentación, a cielo tan descubierto como plagado de estrellas, contó con la asistencia de los pobladores de Centurión, de visitantes de Melo y de los múltiples integrantes del grupo de estudio sobre sociedad y naturaleza.

La vieja aduana, que suele reposar silenciosamente a orillas del río Yaguarón, se convirtió ese día en un paisaje lleno de vida, donde confluyeron de manera integral, interdisciplinaria, intersubjetiva y colectiva, las emociones y el intenso trabajo colectivo que viene, y continúa, desarrollando el equipo de Julana, junto con el EFI, en Paso Centurión.

(H)ablando ciencia tuvo el privilegio de disfrutar del documental, del nutrido firmamento, del calor nordestino y de lo que fue una intensa jornada de trabajo que comenzó cerca del mediodía y culminó a la madrugada con un beneficio en la escuela rural número 16.

Viajes de ida y vuelta para trasladar equipos, bancos, mesas, hornallas, garrafas, comida y bebida, porque, además de oficiar como el cine de turno, aquella tarde-noche el lugar donde habitan solitariamente las ruinas de la vieja aduana se convirtió en una surtida cantina para beneficio de la escuela, donde trabajaron la maestra, los alumnos y sus padres, los vecinos y todo aquel que se acercara.

En el devenir de la calurosa y policromática tarde se fue generando la conjunción de una multitud de personas en el tan difundido evento: dos ómnibus llenos llegaron desde Melo, dispuestos por la intendencia de esta ciudad, y paulatinamente la gente se fue acomodando en las orillas del Yaguarón con reposeras, lonas, paletas, pelotas, etc., mientras esperaban para ver el documental. También paulatinamente fue oscureciendo hasta que, a plena luna y un cielo atisbado de estrellas, el equipo de Julana introdujo las palabras que dieron comienzo a la jornada audiovisual; se proyectaron tres videos: uno de ellos relacionado con el trabajo periodístico del equipo de Mañana es tarde en relación con el tamanduá; otro, de corte fuertemente didáctico, en que se explicaba la morfología del yaguarundí, mediante el proceso de creación de un dibujo de este animal y la señalización y explicación de lo que en el video se narraba y, finalmente, el preestreno del documental de Jugando con la naturaleza.

Este último audiovisual muestra las distintas dimensiones del trabajo que lleva adelante el equipo: desde la explicación de qué son y cómo funcionan las cámaras trampas que les permiten fotografiar y grabar los animales que habitan la zona, y que no siempre se dejan ver; la manera en que procesan y analizan la información obtenida de las cámaras junto con los pobladores de Paso Centurión y una dimensión cultural y social, en la que se hace hincapié en describir la manera de vivir, las costumbres, los sentires y sensibilidades de este maravilloso lugar.

Al término de la presentación, el equipo cerró con unas emotivas palabras para continuar la fiesta: el beneficio en la escuela, donde hubo música, bebida, comida, y, sobre todo, un riquísimo intercambio entre todos los que participaron en la jornada.

Sin embargo, la labor no terminó ahí, la mañana siguiente, como muchas más en lo que resta del año, y en lo que sigue en 2017, estos inquietos pesquisadores retomaron sus respectivas actividades de investigación.

Por más información, ver julana.org. Para saber más sobre el trabajo antropológico en Paso Centurión, ver aquí.

Texto: Cecilia Bértola

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