Historia de la ciencia (no ficción) I

Isaac Asimov (1919-1992) es conocido por el gran público como un escritor de novelas de ciencia ficción, muchas de ellas adaptadas al cine. Lo que muy pocos conocen (al menos fuera del ámbito académico), sin embargo, es que, además, fue profesor de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, y se dedicó a la historia y la divulgación científica, con un fuerte conocimiento sobre las ciencias naturales.

En su tarea como divulgador científico  resalta su libro El Universo (publicado en 1966 en inglés y en español en 1971), obra de carácter descriptivo pero con un claro sesgo de erudición sobre las certidumbres científicas en astronomía y física. A su vez, tuvo su faceta de historiador, dedicándose al estudio de las civilizaciones egipcia, griega, romana, pasando por la Edad Media y la formación de las sociedades actuales. Esta serie de obras ha sido conocida como Historia Universal Asimov, compuesta de 14 volúmenes, con mapas y cronologías incluidas en cada uno de sus tomos.

Finalmente, sus trabajos sobre Historia de la Ciencia se incrementan a partir de fines de la década de 1950, siguiendo con este tipo de obras durante toda su vida, así como en ediciones póstumas.

Hoy, en especial, nos dedicaremos a su Breve Historia de la Biología, publicado en 1964, en Nueva York por la editorial Natural History Press. Este pequeño libro fue preparado para el American Museum of Natural History y las ilustraciones fueron preparadas por la división de artes gráficas del propio museo. También cabe destacar su agradecimiento por la colaboración a la Universidad de Harvard y al departamento de Historia Natural del Museo Británico. Publicado y traducido tempranamente al español en 1966, por la Editorial Universitaria de Buenos Aires.

Desde su nacimiento (que podríamos situar en la época en que Hipócrates afirmó que la epilepsia era un desorden natural y no una enfermedad sagrada) la biología se ha enriquecido con el aporte de investigadores que estudiaron los animales, las plantas y los males físicos que aquejan al hombre. En este libro, Asimov, expone las vicisitudes del desarrollo de esta ciencia desde los antiguos griegos, la Edad Media, pasando por los importantes descubrimientos de Darwin, hasta el surgimiento de la biología molecular que en el siglo XX obtiene progresos fundamentales en genética y medicina.

La preocupación por las etimologías, por los términos de la biología, es en Asimov una constante a lo largo de todo el libro. Como así también los nombres de los científicos y la cronología de hechos y descubrimientos. Asimov construye una linealidad de la biología muy fuerte. Así mismo, no toma en cuenta los contextos económicos, sociales y políticos de la historia de la disciplina. Es así como este libro nos muestra instituciones como, por ejemplo, el Museo Americano de Historia Natural, promovían en plena década de 1960 una historia de la ciencia como mera ordenaciones cronológicas de descubrimientos, biografías ascendentes y nombres de científicos en un estilo ameno y orientado a la lectura popular.

Lo que llama la atención, sin embargo, es cómo Asimov, quien se dedicara a la historia de las civilizaciones con sus implicancias políticas, económicas, y sociales, no observara en sus obras sobre historia de la ciencia, las relaciones entre los hechos, conceptos y descubrimientos científicos con las condiciones que hicieron posibles la emergencia de tales sucesos. En este sentido, Asimov utiliza y recurre a fuentes primarias y archivos, los cuales, no obstante, no utiliza para establecer relaciones entre contextos históricos y las formas en las que se hace ciencia en cada época.

Este tipo de Historia de la ciencia no ve rupturas, ni anomalías, ni contextos sociales que influyan sobre la emergencia de la biología como ciencia. Así, cabe la pregunta: ¿Los contextos, las rupturas, y las anomalías serán parte de cómo se elabora la ciencia?

Texto: Agustín Aranco y Rodrigo García

Imagen: Rowena Morrill

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