Abruptamente somos canción que ríe, y es necesario identificar el final para ubicarnos y andar desnudos o vestidos de mañana. Ir al norte en bandadas, éxtasis, y poder volvernos manjares, darnos la libertad de ir cerrando. Ser marionetas en contradicción, pudiendo sentir lo que sea, latiendo nuestro final y honrando lo multidimensional, convertirnos en asteriscos de papeles salvajes. ¿Será que somos así felices: volviendo a nacer hoy, prendiendo fuego, diciendo que no para darle una chance al sí y sacar del altar los sueños de los otros?
Texto: Marcelo Ponz
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