Si te decimos “sacate un préstamo”, ¿en qué pensás? Probablemente esta idea te remite al ámbito económico-financiero, ¿verdad? Sin embargo, hoy te queremos mostrar otra arista del término préstamo, porque no todo es plata ni se devuelve en módicas cuotas.
Nos referimos a una clase diferente de préstamos, relacionados con la lengua que hablamos: los préstamos lingüísticos. Te invitamos, entonces, a pensar y reflexionar juntos sobre las palabras que el español ha tomado prestadas de otras lenguas y que hoy, de una u otra forma, constituyen el español hablado en Uruguay.
¿Por qué una lengua puede incorporar palabras de otras lenguas?
El fenómeno lingüístico de tomar palabras de otra lengua e incorporarlas a la propia es natural a todas ellas. Pero ¿por qué sucede?, ¿qué circunstancias explican que algo así pueda ocurrir? Para responder a estas cuestiones hay que partir de la base de que las lenguas no están quietitas ni confinadas a cierto territorio, aisladas de todas las demás. Al ser habladas por grupos de personas o comunidades lingüísticas, y al vehiculizar la comunicación y la expresión de la cultura, las lenguas están vivas y son dinámicas.
En efecto, para que una lengua tome de otra alguna palabra, es imprescindible que entre ambas exista contacto. Este puede darse de muy diversas formas, pero sea como sea, cuando dos comunidades entran en contacto, físico o no, directo o mediado, por el motivo que sea (conquista y expansión política, intercambio de productos y bienes culturales, migración masiva, etcétera), suele ocurrir el fenómeno de transferencia o préstamo de palabras de una lengua a otra. En cierto modo, el vocabulario de una lengua muestra las huellas de los contactos que fue entablando con otras comunidades y lenguas a lo largo de su historia. Si no, ¿por qué tendríamos en nuestro repertorio palabras del árabe (almohada), del quechua (mate) y guaraní (ombú), de lenguas africanas (quilombo), del inglés (shopping), del francés (omelette) y de muchas otras lenguas?
Para ejemplificar las consecuencias lingüísticas que tiene el contacto entre comunidades diferentes, podemos pensar en lo que ha ocurrido históricamente durante los procesos de conquista. Aunque parezca una obviedad, en gran parte de América se habla alguna variedad del español debido a que fuimos conquistados por españoles. De hecho, una de las estrategias más comunes de la conquista ha sido siempre la imposición de la cultura y la forma de organización política de los conquistadores sobre las de las comunidades o pueblos conquistados. Y, con esto, la imposición de la lengua por sobre las nativas.
Pero los préstamos lingüísticos no solo ocurrieron como consecuencia de procesos de conquista. Con el paso del tiempo, la migración, el turismo y los avances tecnológicos… han contribuido a la globalización y han creado nuevas formas de vincularse con otras culturas y sus lenguas. El acceso a internet y los dispositivos electrónicos han permitido un contacto indirecto y el comercio ha favorecido el intercambio cultural. Palabras de diversas lenguas nos llegan a través de la publicidad, la música, el cine, la gastronomía, etcétera.
¿Vas siguiendo? ¡Nuestra lengua está viva! Y de los diversos contactos con otras lenguas ha ido incorporando palabras a su vocabulario. ¿Se te ocurre algún ejemplo? Para ayudarte, te proponemos un juego: escuchar un tema musical en español e identificar en él palabras provenientes de otras lenguas, pero usadas por nosotros cotidianamente. Para este ejercicio elegimos la canción Yendo a la casa de Damián, del Cuarteto de Nos. Podés escucharla en este link (¡y te lo decimos así: con un préstamo!): .
… ¿Y?, ¿encontraste algún préstamo lingüístico? ¿Cuál? ¿De qué lengua es originario?
¿Todos los préstamos son iguales?
No. Los préstamos se diferencian según múltiples criterios: de qué lengua se toman, en qué circunstancias ocurre la transferencia, el grado de necesidad que tenemos de incorporarlos y usarlos, la manera como los incorporamos a nuestro vocabulario…
Respecto a las lenguas originarias de las palabras transferidas, ya hemos visto que en el español tenemos hoy palabras de muchas lenguas con las que en algún momento la comunidad hispana tuvo contacto: latín, griego, árabe, inglés, lenguas indígenas, lenguas africanas, italiano, francés, japonés…
En relación con el grado de necesidad que tenemos de incorporar estas nuevas palabras, podemos distinguir dos clases de préstamos. Por un lado, hay palabras de otras lenguas para las que no tenemos un equivalente en español; por eso, las necesitamos para expresar los conceptos que aluden. Tal es el caso de términos que pertenecen a campos muy específicos, como la gastronomía (suflé, croissant, crumble, sushi, cheese cake), la tecnología (software, selfie, follower, influencer), la música (jazz, ballet, a capella, copyright), el deporte (offside, vóleibol, faul, ring, pivot), la flora y fauna (jacarandá, choclo, zapallo, ñandú, coatí), entre otros.
Por otra parte, existen palabras de otras lenguas que sí tienen un equivalente en español, pero que por múltiples motivos (que acá no abordaremos) son igualmente usadas, incluso si eso supone que coexistan dos formas de decir lo mismo. Ejemplos de esto son shopping–centro comercial, backup–respaldo, abstract–resumen, full time-tiempo completo, link–enlace. ¿Se te ocurren más? ¡Hay muchas!
Y ni qué hablar de las diferencias que hay entre los préstamos según cómo los incorporemos: si los mantenemos en su forma original (curriculum vitae) o si, en cambio, los adaptamos a las reglas del español (fútbol en vez del original del inglés football).
Ahora que ya reflexionamos un poco sobre nuestro vocabulario y las palabras de otras lenguas que lo integran…, ¿eras consciente de este fenómeno lingüístico?, ¿qué opinión te merece?, ¿cuál es tu valoración personal?
Texto: Florencia Eastman y Andrea Rivero
Para profundizar el conocimiento sobre el español del Uruguay, recomendamos leer el libro Retrato lingüístico del Uruguay. Un enfoque histórico, de Virginia Bertolotti y Magdalena Coll (2014). Allí se realiza un estudio exhaustivo y claro sobre la historia de las lenguas de esta región, con las cuales el español traído por los conquistadores tuvo contacto.