Metiendo bocado, legalizando alimentos

Primera edición de “Metiendo bocado”: introducimos la temática a partir de la pregunta ¿por qué y de qué forma interviene la legislación en la alimentación?

Las enfermedades no transmisibles (ENT), incluidas la obesidad, enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer son en la actualidad la principal causa de muerte a nivel mundial. Se caracterizan por ser enfermedades que, a pesar de no ser contagiosas, se transmiten a través de los hábitos de generación en generación.

Las principales causas provienen de la exposición en el tiempo a factores de riesgo conductuales conformados por el estilo de vida que lleva la sociedad: el consumo de tabaco, los regimenes alimentarios insalubres, acompañados de inactividad fisica, sedentarismo, consumo de alcohol.

En esta entrega de “Metiendo bocado”, nos centramos en el factor de riesgo que configura el excesivo consumo de productos procesados, envasados, ofrecidos por la industria alimentaria, y a raíz de esta situación conocemos cuáles son las herramientas legales que el Estado pone en práctica para combatir este fenómeno, que, en última instancia, se traduce en una sociedad enferma poco productiva y que genera un costo desmesurado en servicios de salud.

En la actualidad, la alimentación adecuada es considerada un derecho humano implicando una modificación en el rol del Estado frente a este ámbito, pasando de ser un mero prestador de asistencias para ser un garante de derecho. A estos efectos el Estado debe generar herramientas tendientes a la prevención, educación, promoción y la regulación de requisitos para la comercialización de aquellos productos que en excesivo consumo configuran un factor de riesgo causante de ENT.

Así, en 2006 el Poder Ejecutivo, siguiendo las estrategias generadas por organismos internacionales, introduce a través del decreto No 117/006 a la legislación nacional vigente el Reglamento Bromatológico Nacional 315/994, las disposiciones para el etiquetado de los productos envasados que incluyen la información que debe verse reflejada de forma obligatoria en los empaques con el objetivo de reducir el desconocimiento o ignorancia de la sociedad que tiende cada vez más a llevar una alimentación inconsciente.

En el envase debe incluirse como información obligatoria, entre otras cosas, los ingredientes que componen el producto ordenados de mayor a menor contenido. Además, en una tabla se debe ordenar la información nutricional detallando el valor energético y los nutrientes proporcionados por el alimento relacionados con el valor diario de ingesta recomendado.

Sin intenciones de demonizar alimentos, el espíritu de este espacio es transmitir herramientas para generar un consumidor consciente partiendo de la base de que el conocimiento es poder.

Texto: Abril Guillén

Imagen: Observatorio de alimentación

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