Para entrar en los 60, Pascual Muñoz retoma algunos sucesos del aparentemente tranquilo Uruguay del 50, cuando el movimiento obrero estaba bastante fragmentado. Sin embargo, hubo algunos mojones que tuvieron fuerte impacto y desencadenaron movimientos dentro del anarquismo, no exento de discrepancias.
Asimismo, la disolución de la Federación Anarquista del Uruguay, en el año 64, generó debates a la interna del pensamiento anarquista, forjó nuevas instancias de movilizaciones y devino en una necesidad de incorporar nuevas perspectivas teóricas, específicamente, nuevos análisis marxistas para interpretar y cambiar la realidad. Se trataba de un camino que se alejaba del anarquismo pero que acercaba al quiebre revolucionario en un contexto social mundial que también vislumbraba la necesidad de sintetizar dos ideologías: marxista y anarquista.
Nuevas tendencias; nuevas organizaciones; posturas revolucionarias; posturas más conciliadoras; una lucha social que crece; organizaciones armadas que le siguen saludan los años 70. A eso se le suma el golpe de Estado.
¿Qué pasó entonces en las filas anarquistas? ¿Quiénes quedan? ¿Quiénes se van? ¿Cómo se organizan? ¿Qué militancia activaron? ¿Cómo se vive el debilitamiento social, y por tanto también anarquista, en el período dictatorial?
Estas pinceladas las desarrolla, y estas preguntas las responde Pascual Muñoz en la entrevista que dará pie a una cuarta instancia: el anarquismo y la apertura democrática.
Texto: (H)ablando ciencia
Foto: Corte de calle en el Cerro. Fuente desconocida.