El miércoles recibimos en nuestro programa a la segunda invitada de nuestro ciclo de mujeres de la música. En esta oportunidad nos enrulamos al aire, luchando contra monstruos marinos, teniendo como principal aliada a Samantha Navarro.
La invitamos a recordar sus primeros contactos con la música, nos divertimos con ella en ese viaje hacia el pasado, rodeado de discos e instrumentos familiares. Una abuela pianista, una tía flautista y un papá músico del Sodre que coleccionaba un montón de discos increíbles. Una cuna de música académica y difícil a los ojos de una nena que comenzaba a crecer desde la melodía.
Anécdotas de la niñez, como las primeras presentaciones con su abuela frente a familiares y amigos, se juntan con el presente, en el que se encuentra, mucho tiempo después, escuchando los discos de su padre, repitiendo, en el acto de colocar la púa, el ritual de respeto y cuidado por el material que ahora vuelve a tener en sus manos.
Luego comienzan a surgir memorias de los toques a dúo con Martín Buscaglia, recorriendo bares y lugares de un Montevideo de otra época. Un disco grabado con los hermanos Ibarburu que, como ella dice, “aun no tenían barba”, y la presentación soñada en el cine Plaza con Luis Alberto Spinetta.
Sueños que para Samantha tienen una importancia fundamental a la hora de la creación, ese placard de la mente del que, cada tanto, sacamos y nos probamos algunas pilchas. De la memoria emotiva, de las sensaciones o simplemente de la nada aparecen por ahí esas canciones mágicas, que llegan a uno “cuando se les canta”.
Entre risas hablamos del miedo y de cómo superar a los monstruos marinos que, a veces en las noches, otras en los días y algunas ocasiones antes de subir al escenario, se nos hacen presentes. “Al monstruo lo superás, o te hacés amigo”.
Como no solo de la música vive la mujer, Samantha también escribe. Tiene publicado un libro llamado Sapo de otro pozo (¡oh casualidad!), un pequeño Frankestein con aventuras, letras de canciones y un manual de autoayuda para la mujer artista.
Sobre la participación de las mujeres en la escena musical uruguaya, nos manifestó su alegría al ver que cada vez hay más cantidad de artistas. Aun falta mucho, pero es algo que le hace muy bien a la cultura: tener variedad. Los hombres y las mujeres son distintos, y como pasa en la heladería, es muy aburrido comer siempre el mismo sabor.
Promete en un futuro seguir regalando canciones especiales, comprar su propio libro y escribir otro.
Agradecemos a Samantha por la charla, la pasamos maravilloso, además nos regaló un par de canciones de esas llenas de magia.
Texto: Tom Moreno
Te invitamos a escuchar la nota completa, no tiene desperdicio.
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