El sábado 2 de diciembre se celebró en Buenos Aires, más precisamente en la ciudad cultural Konex, otra edición de Festilaptra, encuentro anual en el que bandas del sello platense Laptra se dan cita para festejar con los seguidores y reafirmar un camino de autogestión y compañerismo, emprendido por un conjunto de amigos 12 años atrás.
Durante 8 horas consecutivas de música en dos escenarios, el Tigre, ubicado en el patio, y el Laptra, ubicado en el salón, desfilaron decenas de músicos que dieron muestra de la versatilidad del nuevo rock de la vecina orilla.
En una de las más agradables tardes bonaerenses, el escenario a cielo abierto comenzó a poblarse poco a poco de chiques que en formato chill out iban sentándose en los rincones del patio. Para amenizar el momento, tocaba Antolín en formato acústico, quien dejaría paso a Koyi mientras seguía llegando más y más gente.
El primer desplazamiento de gente hacia el escenario interior se dio con los primeros acordes de Mapa de bits, quienes ya comenzaban a acelerar el ritmo de la tarde con sus distorsiones. Quedó claro lo que sospechábamos de arranque: el escenario Laptra prometía gente agolpada, pogo y bandas indie tocando fuerte y rápido.
Rondando las 19.00, llego el turno de Atrás hay truenos, banda procedente de Neuquén que demostró que se puede rockear a plena luz del día. Aprovechando la oscuridad del otro escenario, y mientras se sucedían bandas como Javi Punga, Winter, Súper 1 Mundial, Cabeza Flotante y Srta. Trueno Negro, se pudo disfrutar de un juego de luces acompañado de proyecciones de imágenes y videos que ambientaron a la perfección lo que pasaba en el salón.
Mención aparte merece la Agrupación Musical Ayrton Senna, que le echó nafta al fuego de la tarde transformando el aire fresco del atardecer en un ambiente denso con una postura más pesada y mucha actitud.
Cerrando la grilla del escenario a cielo abierto con broche de oro, se presentaron dos de las bandas con más recorrido dentro del sello. Primero subieron los 107 faunos y, para finalizar, la banda más esperada para muchos de los que concurrieron ese sábado al Konex, Él mató a un policía motorizado, banda emblema del movimiento en la que se ve reflejada la evolución de tantos años de trabajo. Con una puesta en escena estupenda, luces y humo de colores, sumados a su música cargada de emociones, convirtieron lo que ya venía siendo un festejo en un verdadero festín musical.
Finalizadas las participaciones en el escenario mayor luego de los chicos de Él mató, la fiesta continuó puertas adentro pero sin bajar una décima la energía. Para esto, los chicos de Hojas secas ofrecieron un show bien poguero y rockero con una fuerte interacción con el público. Luego llegarían las chicas de Las ligas menores con esos adorables estribillos que sonaron, suenan y van a seguir sonando por varios años más. Para terminar el Festilaptra bien arriba salieron a la cancha los amigos de Bestia Bebe. Las canciones concretas y reales que hablan de pasión, de amigos y de la lucha utilizando la poesía que solo da el barrio hicieron cantar a todos los que se quedaron a ver el final del festival.
Como si el jolgorio fuera poco, el bonus track de la noche estuvo a cargo de los chicos de Bestia con Lucho, el guitarrista de Hojas secas, haciendo un cover de Jumpin’ Jack Flash, de los Rolling Stones, que desató el baile generalizado.
De esta manera, pasó otra edición del Festival de bandas independientes de la vecina orilla, demostrando que lo autogestivo no tiene límites y que es no una forma válida de hacer las cosas, sino la única en tiempos en que las empresas mandan.
Texto: Tom Moreno
Fotos: Camila Gama
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