Como antecedente de esta convocatoria, la semana pasada tuvo lugar la concentración en la Plaza Cagancha, realizada el día después del asesinato (Ideas a prueba de balas). El grupo concentrado frente a la embajada de Brasil homenajeó la figura de Marielle Franco con carteles, velas y cantos, y exigió al Estado brasileño y a las organizaciones internacionales que el crimen no quede impune.
El asesinato de Marielle, mujer, negra, lesbiana, favelera (como la describen en la convocatoria de la concentración) y activa denunciante de los abusos militares en Rio de Janeiro, se da en un contexto de escalada del racismo policial propiciada por la intervención militar de la ciudad establecida por un decreto impulsado por el presidente Temer (Así nos hacemos brasileros). A esta situación se le suma la reciente información de que las balas con las que se concretó el homicidio pertenecían a un lote adquirido por la Policía Federal en diciembre de 2006, aunque desde este organismo se asevera que este lote había sido robado a la Policía años atrás.
Este es el marco desde el que las organizaciones locales agremiadas por la causa exigen respuestas frente a este asesinato que, lejos de ser un caso azaroso, materializa las múltiples violencias experimentadas por discriminación de clase, racial y de género. Así lo expresaron en la proclama leída como cierre de la intervención:
“El Estado de Brasil y la comunidad internacional son responsables de las atrocidades cometidas diariamente en nuestra comunidad. El caso de Marielle no es un caso aislado y demuestra una vez más las aberraciones de este sistema, que intenta callar la voz de todas aquellas personas que resistimos y combatimos la violencia racista y de género.
El asesinato de Marielle es un crimen de odio, racista y misógino. El Estado de Brasil tiene que hacerse cargo, dar respuesta y otorgar todas las garantías para que se haga justicia.
Latinoamérica no puede quedar silenciada por el uso de la fuerza institucional militarizada. ¡Nunca más terrorismo de Estado!
Como activistas y mujeres políticas feministas afordescendientes, nos solidarizamos con nuestras hermanas brasileras y con toda la comunidad afro y de favela por la pérdida dolorosa de una persona significativa en la lucha por los derechos humanos.
No olvidaremos su nombre y su lucha, como mujer afro feminista y combativa.
Nuestra lucha y resistencia no van a parar.
¡No tenemos miedo! ¡No pasarán!
Seguiremos luchando por una sociedad libre de violencia racista y patriarcal.
¡Basta de impunidad ante los casos de violencia racista y sexista!
¡Basta de obligarnos a tener nuestros cuerpos eternamente en resistencia!
¡Basta!”.
Texto y fotos: Mariana Tenenbaum y Fanny Rudnitzky