En la entrada de la universidad, un movimiento inusual acompañaba el fin del lunes. Hombres con trajes coloridos cargando instrumentos raros y pañuelos cubriendo el pelo de varias mujeres hacían a los estudiantes girar a mirar lo que se dirigía al Aula Magna de la Facultad de Información y Comunicación (FIC). Es que del 20 al 24 de noviembre se celebró la Semana Cultural de Irán.
Poco ha llegado hasta acá de esta cultura tan rica como milenaria. Quizás porque aún en este mundo globalizado se tiende a la desinformación, a lo que queda más cómodo; a recibir lo que otros deciden mostrar como verdad. Durante cinco días, se ofreció en la FIC y en las facultades de Humanidades, Arquitectura y Diseño, en el Sodre y en el Museo de Historia del Arte conferencias y exposiciones sobre diversos temas persas: arqueología, arte, literatura, historia y medicina.
En su acto inaugural, el embajador de Irán, Abolfazl Pasandideh, y el rector de la Universidad de la República (Udelar), Roberto Markarian, agradecieron los lazos entre los países. Markarian destacó lo necesario de reconocer la “diversidad del mundo real”, y que desde la órbita académica y de investigación la Udelar tiene la “responsabilidad” de promover este tipo de eventos. De hecho, hizo referencia al convenio existente entre la Udelar y la Universidad de Teherán —capital de Irán— para hacer crecer el intercambio.
Pasandideh, quien se ha encargado desde su rol de transmitir la cultura iraní al Uruguay, recordó que las relaciones bilaterales se iniciaron hace más de 100 años, de acuerdo a archivos de Uruguay que datan del año 1905. “No somos gente que busque la guerra. Dios nos ha creado con distintas religiones e idiomas, pero con esas diferencias podemos convivir”, expresó el embajador.
Para el consejero de Cultura, Iraj Milani, la semana fue “un éxito”, porque nunca se había celebrado con estas extensiones, con las diferentes propuestas y la “buena recepción por parte de los uruguayos”. El evento estuvo acompañado por el grupo musical Darvag, que desde 1999 se propuso dar a conocer la música tradicional persa, una de las más antiguas del mundo. Con sus instrumentos originarios, la música comenzaba a sonar de a uno por vez, primero repiqueteando la percusión y progresivamente al compás, se iban incorporando las cuerdas y el viento.
El formato fue fuertemente expositivo, con preguntas que iban y venían en alguna conferencia. Pero el verdadero intercambio cultural se dio en la Sala de Actos de Humanidades, donde Darvag y dos músicos uruguayos —más del palo del flamenco— hicieron con su guitarra y su cajón peruano una fusión entre las dos culturas musicales. El engarce perfecto entre los instrumentos tan distintos logró una conexión que solo la música puede, eso que llaman el lenguaje universal.
Por otro lado, una de las conferencias más llamativas fue impartida por el consejero Milani, sobre el poeta Ferdowsi —célebre de la literatura universal y reconocido como el gran escritor persa—, el ambiente social y el papel que tuvieron las mujeres en El libro de los Reyes, o Shahnameh, la epopeya histórica persa escrita por el poeta.
“Esta es una de las únicas obras de aquel entonces donde las mujeres son protagonistas principales a pesar de la sociedad machista de la época”, relató Milani. El papel del género femenino se destaca por roles importantes, como los centros de poder, la administración de gobiernos y la “influencia impresionante en la formación de los eventos”, explicó, y recordó el contexto de mil años atrás.
Lejos de las conferencias con micrófono, las mesas altas y los camarógrafos, en un sillón de reuniones, Milani explicaba lo importante de entender que hay “una visión islámica del hombre y la mujer” diferente a la occidental, un ejemplo bien claro es la vestimenta. En esto coincidió el embajador Pasandideh, quien aclaró que es necesario diferenciar a Irán de los países árabes.
Este hincapié inmediato en deslindarse tiene que ver con cómo es concebido a veces el mundo de Oriente Medio, muchas veces signado por los conflictos y generalizado a lo largo de la historia, cuando las diferencias entre los países que conforman esa región son marcadas.
Es un asunto complejo, incluso dentro del Islam hay diferentes ideas y visiones de la verdad, entre chiítas, intelectuales y sunitas (estos últimos, de la rama más ortodoxa del Islam).
“Nosotros como musulmanes chiítas pensamos que no hay una limitación para las mujeres. El Islam cree que las mujeres deben ser reconocidas por su valor intelectual y no por su físico”, resumió Milani, y agregó que dos tercios de los estudiantes universitarios son mujeres. Obviamente, para la mujer que no tiene fe, esto no tiene importancia; sin embargo, el diplomático sostiene que “todo ser humano necesita que lo respeten”.
La necesidad de desmarcarse no ha sido solo respecto de la cultura árabe y sus diferencias religiosas. En el último tiempo Irán ha tenido que demostrar que no tiene nada que ver con el grupo terrorista Isis. “Esos fanáticos que matan tienen un nombre que les sigue: islámico”, explicó Milani, lo que ha generado un espiral de confusión.
Salirse de la visión occidental, poder mirar con ojos que no sean los propios, no es tarea fácil. Sobre todo cuando se problematiza sobre las distintas culturas, en lo que Occidente toma la posta y a partir de allí todo aquello que no responda a su normalidad queda invalidado.
Fortalecer esta práctica es necesaria para repensar la propia cultura, con su encuentros y desencuentros.
Texto: Sofía Umbre
Fotos: Embajada de Irán
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