El miércoles nos visitó, por tercera vez desde la existencia de este programa, el músico argentino, David Beltrán Núñez, oriundo de la ciudad de Buenos Aires y actualmente radicado en el barrio de Villa Crespo. Estuvo, en esta ocasión, charlando sobre el tango y el nuevo cancionero, la influencia del rock en las nuevas generaciones y el atrevimiento de descubrir un mundo musical nuevo y experimental.
La charla comenzó escuchando un clásico de Daniel Melingo, Narigón, como para darle introducción a la conversa. David nos contó muchísimo cómo se está viviendo esta transformación y renovación constante del tango y de sus sonidos, y cómo el rock encuadra en estos contextos.
“Están apareciendo letras en el tango”, cuenta David, algo que algo postdictadura no sucedía demasiado. Además, no se le presta atención a eso y sí mucha más al baile. Hoy en día los músicos componen y hay grandes letristas, y esto es muy importante porque los músicos que componen abarcan una franja de edad de entre 30 y 50 años.
También comenta que para poder entrarle al tango lo tuvieron que “rockerisar”, de alguna manera, con las influencias del rock de los 80 y 90. “Las obras de Pugliese sería como AC/DC”, compara.
El vínculo entre el rock y el tango siempre estuvo presente, afirma que en el pasado no había las herramientas para poder armar un buen tango con una letra rockera.
La aparición de Piazzola fue determinante para aquellos que empezaron a hacer tango, porque prácticamente todos siguieron esa misma línea. Para comenzar con la confirmación de un mundo nuevo en la letra tanguera escuchamos a Tape Rubín, Bluses de boedo.
David cuenta que el tango le llegó por televisión, que, en su época, si te gustaba el tango no te podía gustar ni el rock ni el blues. Hoy en día hay una libertad de experimentación que siempre tuvo el jazz y la música brasileña (a modo de comparación).
Más allá de esto, también nos contó que parte del éter tanguero todavía se resiste a estos cambios.
Otra de las novedades que nos contó es que hoy existen muchas milongas gay o milongas “cuir”, donde hay cambios de roles. La flexibilidad tanguera de hoy permite esto por una cuestión de identidad. Hay bandas muy genuinas que tienen la posibilidad de experimentación que, por ejemplo, el rock hoy ha perdido.
A continuación escuchamos Soy peón de tu ajedrez, por La Chicana, un tango con la voz maravillosa de Dolores Solá, donde destaca la frase El olvido del ayer y el vino del mañana, algo que identifica también la estética de la letra rockera.
David hoy en día sigue participando con Los Movedizos de Villa Crespo, que están a punto de cumplir 20 años de trayectoria y están por terminar de grabar un video. También contó que sigue con su banda de música rioplatense Mosquita del Río de la Plata.
Parte de la bandera de David es la reivindicación de la murga porteña, de ahí salió una discusión sobre un comercial donde se decía que el candombe es argentino. Y algo de cierto hay: hasta 1910 hay registros de comparsas de negros afroporteños que salían en carnaval y que tenían una manera de hacer candombe muy distinta a la de acá. Cuenta también que en algún momento fue un patrimonio, pero que se fue perdiendo con los años.
El candombe que hoy se escucha en Buenos Aires comienza a arribar en 1980, fue algo que pegó fuerte, estaba todo muy mezclado y hoy en día hay una gran corriente de intercambio afrocultural que se está reivindicando de a poco. Había más intercambio del que uno se puede llegar a imaginar entre Montevideo y Buenos Aires, y sucedió toda la vida.
De esto y de otros conceptos pasamos una linda charla con David Beltrán Núñez, donde además unimos la pasión futbolera haciendo un intercambio de camisetas de nuestros clubes amados.
Nos despedimos escuchando a Rascasuelos, La próxima curda, para darle cierre a la charla a toda música.
Escuchá la nota completa en el siguiente link:
Texto: Darío Larmini
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