Durante el mes de mayo de este año, la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, sin duda de las más populares en muchos países del mundo, sufrió un “error” de seguridad que le costó muchas críticas a su dueño actual, Mark Zuckerberg.
Aparentemente, el error se dio a nivel del código de seguridad, que es un código al cual recurre la aplicación para verificar que un usuario es legítimo y que no está bloqueado, es decir, puede mandar o recibir mensajes de ciertos usuarios.
Hablamos con Pablo Lozano, hacker mendocino, para entender más a fondo el tema. Según Lozano, al existir ese error, la aplicación no bloquea a quienes no están en su lista de contactos y el usuario puede recibir mensajes de cualquier número, incluso de usuarios bloqueados anteriormente.
Lo que desató gran desconcierto respecto a este tema fue que en India, en plena época electoral, millones de usuarios de WhatsApp recibieron mensajes anónimos que contenían discursos de odio hacia grupos políticos y minorías religiosas. Esto generó preocupación, ya que significa que esta aplicación, de apariencia más individual y privada que el resto de las redes sociales, podría llegar a influenciar masivamente a sus usuarios en cuestiones de ideología política y social. Esto no se esperaba, dado que, por su carácter justamente más seguro o privado, no se le daba a Whatsapp la importancia o el poder de penetración potencial que efectivamente tiene, según vimos el mes pasado. Es por esto que “es un canal ideal para volcar información y condicionar las reacciones de las personas en contra de un determinado grupo o fuerza política”, opina Pablo.
Cuenta el hacker que este error de seguridad aún no había sido corregido a fines de mayo. Es por eso que en Tribuna Hacker (sitio web que dirige Lozano) creen que no se trata de un simple error si no, “en el mejor de los casos”, de una negligencia de parte de la aplicación, detrás de la cual existe un mecanismo a partir del que se pueden seguir afectando a los usuarios a nivel de opinión política y demás. En general, opina el argentino, “este tipo de coincidencias no son casuales, se tratan de una cuestión estratégica”.
Texto: Martina Vilar del Valle
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