Conscientes del salto al vacío que puede resultar el hecho de detenernos a pensar en las causas que definen lo que nos gusta y lo que no, nos aventuramos tercos hacia la elaboración de algún tipo de respuesta que nos alivie, al menos por un rato, la insatisfacción que produce relativizar absolutamente todo. Un signo de estos tiempos que si bien nos permite por un lado pensarnos, hacernos y deshacernos, por otro lado nos paraliza.
En ocasiones, lo que no nos gusta se impone y sentimos que nos define más y mejor que lo que sí nos gusta. En esta suerte de proclama por la negativa, solemos arribar a múltiples juicios de valor sobre las obras artísticas, que además pretendemos que funcionen como referencia para evaluar todos los demás estímulos estéticos.
Lo cierto es que nuestra percepción no es tan uniforme, que el arte nunca se nos presenta asequible, y que considerar la posibilidad de que jamás entenderemos cabalmente por qué nos conmueve lo que nos conmueve no es una opción.
No somos los primeros que nos ponemos a divagar sobre el buen gusto, por suerte sobre esto hay muchísimo escrito. En esta octava edición de Alguien tendrá la culpa, un sospechoso hilo conductor atraviesa los escritos y las investigaciones de F. Cascales, Voltaire, F. Hegel, A. Baricco, Bobby McFerrin, Federico Klemm, y los pone en diálogo con la música de Brian Eno, la escala pentatónica, la neurociencia y el trap.
¿Quién define lo que nos gusta? ¿Qué es el buen gusto? ¿Qué es el mal gusto? ¿Esto no era una columna de música?
Texto e imagen: Salvador García
Escuchá el audio acá:
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En esta playlist se puede encontrar toda la música mencionada en las anteriores ediciones de Alguien tendrá la culpa
Esta fue la música que acompañó esta columna:
Franz Liszt – Bagatela sin tonalidad
Bian Eno – 77 million paintings
Bobby McFerrin & Richard Bona improvisando
Bobby McFerrin – Don’t worry be happy
Sasha Sathya – La Dealer
NEU! – Hallogallo
