Cuando lo que nos estamos jugando es la justicia, la libertad y la democracia, tiene sentido hablar de la verdad, de la independencia de la información y de la dignidad del periodismo.
Sabemos que el mundo lo dirigen los mercados, que las leyes las aprueban los gobiernos, que nos visten y nos alimentan las grande multinacionales. Pero también sabemos que quienes nos informan son los medios. Y ellos deciden qué relato contarnos en función de la forma en la que quieren que vivamos; y ellos deciden qué palabras utilizar para elegir el sentido de nuestras realidades. Y sin apenas darnos cuenta nos encontramos en el trabajo, en el supermercado, en casa, en los bares tomando, en la cama reproduciendo sus discursos, repitiendo sus frases, reafirmando sus ideas.
Podríamos quizá empezar a revertir eso del poder para ponerlo al servicio de otros intereses que sean más sanos, más colectivos y más justos. Podríamos intentar aprovechar la posición que el periodismo se ha ganado para contar el relato de las personas que pierden, de las personas sin voz y de las personas sin derechos. Podríamos, al fin, hacer justicia, contar la verdad, señalar al poderoso y construir otras opiniones para construir, también, otras realidades.
Texto: ¿Por qué no te callas?
Foto: Vreimunde (Flickr CC)