En el año 1964 la empresa trasnacional petrolera Texaco (actualmente Chevron) comenzó a operar en la región amazónica del Ecuador, al noreste del país latinoamericano. En el año 1992 la corporación, que tiene su casa matriz en EEUU y actualmente opera en más de 70 países, vendió sus activos y se retiró de Ecuador.
En sus años de actividad Chevron derramó más 100 millones de litros de petróleo crudo en la selva, más de 60 mil millones de litros de agua tóxica en ríos, esteros y lagunas, y quemó más de 200 mil millones de pies cúbicos de gas liberando tóxicos al aire, de forma intencional y planificada. En total se calcula que la petrolera contaminó más de 400 mil hectáreas de amazonia ecuatoriana.
La selva amazónica es, además de una de las mayores reservas de biodiversidad del mundo y una de las mayores fuentes de oxígeno y asimilación del dióxido de carbono, el hogar de miles de personas. La amazonia ecuatoriana está poblada ancestralmente por diferentes comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, y más acá en el tiempo por miles de campesinos/as.
Valentina Machado, comunicadora de Radio Mundo Real y Radio Pedal, visitó la provincia amazónica de Sucumbíos, al norte de Ecuador y realizó un Toxic Tour con la Unión de Afectadas/os por Texaco, hoy Chevron (UDAPT), organización integrada por seis Nacionalidad Indígenas ;Waorani, Siekopai, Siona, A’I Kofan, Shuar, Kichwa y más de 80 comunidades campesinas.
En nuestro último programa compartimos un informe sobre la lucha de los pueblos afectados, los impactos ambientales, sociales y políticos de le extracción petrolera. Este informe recoge también la demanda por contaminación masiva contra Chevron que hace 30 años recorre distintos ámbitos judiciales y que en palabras de UDAPT: “Luego de 30 años de litigio, de obtener cuatro sentencias favorables a los pobladores de la Amazonía, con 16 jueces que encontraron a Chevron culpable del daño causado en la Amazonía Norte del Ecuador, hoy con un laudo arbitral, basado en un convenio Bilateral de Protección de Inversiones, se pretende dejar en indefensión a los más de 30.000 afectados y afectadas por los tóxicos dejados por Chevron”.
Este caso es una cruda muestra de racismo ambiental, de la asimetría de poder, impunidad corporativa y de las consecuencias de un sistema que gira en torno a las ganancias y no pone en el centro la vida. Pero también es una realidad repleta de solidaridad, de lucha, acción por una vida digna y por la no repetición. Les invitamos a escuchar el informe completo, con voces amazónicas, en el audio al inicio de esta nota.
Actualmente en la amazonia ecuatoriana la lucha es también contra los mecheros de quema de gas. Para saber más sobre esto les invitamos a leer el último informe de Amnistía Internacional, Arde la Amazonía, arde el futuro.
Fotos y entrevistas: Valentina Machado