Revolviendo la Polenta le hinca el diente a la educación y el arte en este mes de setiembre. Desde las Trincheras polentosas invitamos a charlar a Leticia Cuba, educomunicadora y documentalista, integrante del equipo docente de Teatro del Oprimido (TO) de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República.
Leticia nos cuenta cómo conoció el TO y cómo, desde hace muchos años, se fue involucrando con prácticas vinculadas a la educación y el arte para la transformación social. Cuba es miembro fundadora de la Red Latinoamericana de Teatro del Oprimido del Sur.
Presentamos esta experiencia que, al decir de Helvecia Pérez, integrante del mismo equipo de trabajo, cuestiona las fronteras entre aprender y enseñar, entre pensar y sentir, entre transformar y conservar, entre el juego y lo serio, que abandona ciertas ideas de orden, de belleza, de política. Un trabajo que rompe con el modelo de educación bancaria, procurando integrar sensaciones y pensamientos a través de la acción del cuerpo, como expresión del ser integrado, y la reflexión colectiva.
Se trata de prácticas que transforman –o suelen transformar– a docentes y estudiantes que las vivencian, desde el simple gesto de comenzar una clase vaciando el salón de sillas que miran al frente para formar una ronda y mirarse a los ojos. La invitada nos cuenta, entre mates, sobre la importancia del trabajo en equipo, de la apertura a la comunidad y de la experiencia de ser los raros dentro del ámbito académico, con una concepción de cuerpo y aprendizaje que no es la dominante.
Augusto Boal, fundador del TO como metodología de trabajo, nos visita en citas de Leticia: “El TO es un sistema abierto de ejercicios físicos, juegos estéticos y técnicas especiales cuyo objetivo es restaurar y restituir a su justo valor esa vocación humana, que hace de la actividad teatral un instrumento eficaz para la comprensión y la búsqueda de soluciones a problemas sociales e intersubjetivos. El TO se desarrolla a través de cuatro aspectos fundamentales: artístico, educativo, político-social y terapéutico”.
Nos dejamos arrastrar, como en una charla de boliche, por un remolino de ideas inspiradoras. Jugamos a asociar palabras libremente, pasando por el ser humano, la sociedad, el juego, la dramaturgia de Bertolt Brecht y la pedagogía de Paulo Freire.
Sofía –integrante de las polentas– nos cuenta su experiencia como estudiante de TO en la Facultad de Información y Comunicación. Habla de la exigencia que le implicó poner el cuerpo, estar presente y activa, en diálogo creativo, en contraposición a la tradicional clase expositiva en la que los estudiantes son apenas cerebros, individuos fragmentados que reciben la información que alguien considera relevante.
Llegando al final del programa conversamos sobre Locura al aire, largometraje documental codirigido por Cuba y estrenado este año. Nos cuenta sobre la función amplificadora del documental, que difunde la experiencia de la radio Vilardevoz, donde la realidad de los internos de un Hospital Psiquiátrico se transforma por un rato, al habilitar un espacio de reflexión sobre su propia circunstancia, en la que los pacientes se vuelven actores protagonistas.
Escuchamos a la artista chilena Ana Tijoux, con su tema “Somos Sur”, seguimos con “Esta es mi revolución” de Cuatro Pesos de Propina, “Todas las hojas son del viento” de Luis Alberto Spinetta y nos fuimos con el tema “Del manicomio al parlamento” realización colectiva de Radio Vilardevoz, Cuatro Pesos de Propina y Productora Lalala.