En esta cuarta entrega de Todo arte es político, la columna se adentra en el universo de las artes plásticas para continuar un recorrido que ya pasó por la literatura, el cine y la danza. Cada paso de este camino buscó mostrar cómo el arte, lejos de ser un mero adorno estético, puede convertirse en una forma de resistencia, memoria y denuncia. Ahora, el diálogo se abre hacia un lenguaje visual y conceptual que incomoda, interpela y transforma.
El punto de partida es la obra de Luis Camnitzer, referente ineludible del arte conceptual latinoamericano. Sus instalaciones, cargadas de palabras y silencios, obligan a ver con otros ojos lo cotidiano y lo histórico. Desde una biblioteca construida con carteles hasta la representación de la masacre de Puerto Montt, Camnitzer nos recuerda que el arte no solo se contempla: se piensa, se siente y, sobre todo, se confronta con la realidad social y política de nuestro continente.
Este episodio invita a entrar en ese espacio conceptual donde la imagen y la palabra se confunden, donde la memoria se activa y donde el arte se vuelve herramienta pedagógica y política. Porque, como insiste esta columna desde su inicio, todo arte es arte, y porque es arte, transforma; y porque transforma, incomoda; y porque incomoda, interpela; y porque interpela, es político.
Pao Melgar
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