Hace un mes, al inicio de nuestro programa, escuchábamos a Pablo Hassel, rapero español condenado a prisión por sus músicas. En esta ocasión, comenzamos escuchando “ Los borbones son unos ladrones”, 13 raperos ponen voz a este tema asumiendo una “autoinculpación musical colectiva”, que reivindica la libertad de expresión y rechaza la persecución que sufren los músicos condenados por injurias al rey y/o por enaltecimiento del terrorismo.
En este segundo programa de las Polénticas nos preguntamos por el arte y su posibilidad de ser político. El arte es y somos; artistas, comunidad, obras, proyectos, instituciones públicas y privadas, conocimiento, prácticas e ideas. Tiene la potencia de ser político dada su capacidad para crear otras posibles maneras sensibles de ser en comunidad. Pero también, como todo lo que toca el capitalismo, el arte incorpora un individualismo avasallante. El arte es mercado, poder, corporativismo, legitimaciones recíprocas en la gestión pública y privada. Es elitista, clasista y cosificador de artistas. Todo eso somos, nosotras y nosotros, reproduciendo modos de vida en el arte. Creemos que un camino posible para reconocer las implicancias éticas y políticas de nuestras prácticas es conversar desde los huesos para así develar nuestros deseos y con ellos los rastros de estos modos de vida que se nos pretende incorporar para hacer y ser.
Para profundizar y navegar en los diversos niveles que presenta esta compleja pregunta invitamos a Sebastián Alonso, artista, investigador y docente, quien, partir de la creación de proyectos colectivos y personales, aborda desde un pensamiento crítico, las relaciones entre el arte y la política.
Con la intención de enmarcar para los oyentes y para nosotras el encuentro comenzamos preguntándole cuándo considera que el arte es político y si la comunidad del arte local está abordando esta pregunta.
Nos contó sobre sus inquietudes respecto a la falta de herramientas y hábitos que tenemos los artistas para contar nuestros proyectos y sus implicancias. Con esto nos señaló la relevancia de la escritura en todos los ámbitos de su producción como docente, investigador y artista.
Entre los años 2013 y 2015 Sebastián realizó el proyecto “Modos de hacer colectivo en el arte uruguayo”, financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), de la Universidad de la República. A partir de haber transitado esta investigación le pedimos que nos contara cómo hacen cosas juntas y juntos los colectivos artísticos locales. Conversamos sobre su participación y confianza en las instituciones, y cómo sus acciones están atravesadas por el interés de articularlas.
Nos fuimos a la tanda escuchando “Historia del arte” de Las Bistecs, dúo de electro-disgusting, para retomar y comprobar que incluso en la experiencia de la radio hay una suerte de calentamiento o caldeamiento que permite reconocernos para avanzar juntos hacia las profundidades. Dejamos las referencias teóricas descansar para intentar comenzar a conversar desde la intimidad y preguntarle cómo hace para lidiar con el hecho de realizar acciones que se relacionan con lo social y que están mediadas por lógicas de mercado.
Vivimos en un momento de muchas incertidumbres respecto a lo político partidario. Aprovechando que tenemos con nosotras a un artista que no es indiferente a esta situación, le preguntamos sobre su postura respecto a esta cuestión. Hablamos de la participación y del compromiso, descubrimos sus ganas de ser parte de ese ámbito de la política y de la poca repercusión de quienes lo rodean cuando les extiende la invitación a acompañarlo.
La señal de que ya estábamos en hora llegó justo en el momento que logramos llegar al hueso y hablar en intimidad. Nos quedamos con ganas de acercarnos más a los olores de sus deseos. Con lo efímero como cualidad hermosa, que ya sabemos tiene la experiencia en el estudio de Radio Pedal, llegamos al final de nuestro encuentro con Sebastián.
La radio se inundó de música y bailamos.
Texto: Polénticas