Renta máxima. Seguimos mirando a los ricos uruguayos

Un concepto que en el último tiempo ha ido cobrando notoriedad, particularmente en determinados círculos académicos y políticos, es el de renta básica universal. Esta idea propone, en pocas palabras, asignar un monto determinado de dinero para la población con el objetivo de que esta tenga una base monetaria asegurada, que le permita vivir de manera digna sin tener que empeñar su tiempo en aras de un sueldo que le posibilite acceder a derechos básicos como un plato de comida o un techo.

Para la décima “Brocha gorda”, Andrés Pampillón agrega a esta idea la de renta máxima. Citando al economista español Daniel Raventós, cuya propuesta consiste en que la anteriormente mencionada renta básica universal venga acompañada de la renta máxima, se exponen algunas de las diferentes posturas que a grandes rasgos se toman en torno a un tema tan viejo como actualmente constatable como es el de la pobreza y la desigualdad entre los miembros de una sociedad. Podría mencionarse, por nombrar solo algunas, al tan manido concepto de meritocracia o al de ineficiencia económica.

Siguiendo a Raventós, que sostiene que uno de los principales problemas es que los ricos, a través de su incidencia en la esfera política, económica y social “degeneran las instituciones” para procurar el cumplimiento de sus beneficios, empieza a aparecer una parte que, si bien no estaba oculta, podía estar en un segundo plano a la hora de iniciar una discusión sobre dicho asunto.

Pero, ¿qué propone concretamente la renta máxima? De manera sintética y comprensible, “ponerle un tope a lo que puede ganar una persona”, según explica el columnista. Este “100% de impuesto” que se le cobraría a los que tienen más dinero tendría como posible destino el financiamiento de la renta básica universal o a aspectos tan importantes como “modificar los horizontes de expectativa” y “de sentido” de la vida de las personas. Esto contribuiría a “volver más eficientes las instituciones”, ya que ayudaría a que quien sale de una situación de precaria y de vulnerabilidad  “colabora” con el clima institucional, ese mismo que tanto preocupa a quienes tienen capacidad de incidencia y que, casualmente, no pertenecen a los estratos más desfavorecidos de la sociedad.

Por último, Pampillón habló del acuerdo frenteamplista que propone aplicar un impuesto a las herencias, con el objetivo de “mitigar” las desigualdades que surgen del traspaso intergeneracional de riqueza, ya sea traducida en bienes o en dinero contante y sonante.

Si te interesa el tema, basta un click para enterarse de algunos detalles que contribuyan a un debate más rico.

Texto: Facundo Berterreche

Foto: https://es.pngtree.com

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