Se realizó la vigesimocuarta Marcha del silencio, el lunes 20 de mayo, en Montevideo y en ciudades del interior y del exterior del país con la consigna “Que nos digan dónde están”. En la capital del país se marchó bajo una copiosa lluvia, que no impidió que la asistencia fuese multitudinaria.
Las fotos de Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle, Tabaré Vázquez y José Mujica están en esa pancarta. Cinco imágenes, cinco presidentes y una consigna: “Responsables de la impunidad. ¿Qué poderosos intereses mantienen un país sin memoria ni justicia?”.
La plaza Libertad espera a la manifestación, que viene desde Jackson y Rivera. Un móvil de la televisión pública estaciona a un costado de la plaza, periodistas de varios medios están apostados en una tarima con el monumento que parte a 18 de Julio a sus espaldas, esperando a que la marcha llegue hasta ahí. Porque se viene la foto del otro día, la de los diarios y portales de la mañana del 21 de mayo, esa instantánea que tenemos guardada en el chip, la de la cabeza de la marcha tras una pancarta que va de una punta a la otra de la avenida, con carteles, paraguas y lluvia. La de las fotos en blanco y negro, la de la búsqueda de respuestas, la de los parlantes que en las veredas enumeran nombres que son familiares, hijos, amigos, vecinos. Que no están, y sobre los que queremos saber qué sucedió con ellos.
8 de abril de 2019. Claudio Feola asume como Comandante en jefe del Ejército. Después de tomar posesión del cargo da declaraciones a los medios de comunicación. Al ser consultado sobre el pedido de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, para que se manifestara en forma pública sobre los crímenes perpetrados por el terrorismo de Estado, declaró: “Yo sé que los familiares están muy dolidos, todos estaríamos dolidos si hay desaparecidos, no tengo duda, pero yo esa respuesta no se la puedo dar. Esa respuesta consolida toda una cantidad de épocas en las cuales yo no estoy en condiciones, porque no sé si es real o no… no los voy a repudiar porque no sé si están confirmados o no.” (La Diaria, 8 de abril de 2019)
Decidimos caminar pero de la plaza Libertad en dirección hacia la Intendencia, o sea, a contramarcha de la marcha. Por la vereda contraria a la del palacio municipal. Gente bajo los techos de los comercios camina bajo paraguas o totalmente empapada. Algunos van tomados de la cintura mutuamente, como llevándose o como señal de apoyo. Somos los únicos que vamos en el sentido contrario, con el sonido de los ¡Presente! que surgen después de la enunciación de los parlantes del nombre de un detenido-desaparecido.
Esta es la primera marcha en la que no está presente Luisa Cuesta, emblema del movimiento de Familiares de detenidos desaparecidos, fallecida el 21 de noviembre de 2018. Cuesta ha sido motivo de diversos homenajes desde su muerte, aparte de ser la cara visible, a manera de homenaje, de L.U.I.S.A., el software que permite descifrar archivos donde se almacenan los procedimientos represivos de la dictadura cívico militar uruguaya https://www.fing.edu.uy/mh/luisa/
Jueves 19 de mayo de 2011. Sesión de la Cámara de Diputados. Tras 13 horas de debate y cuando el reloj daba las 4:05 de la mañana, el diputado Víctor Semproni, del Espacio 609, brindó los argumentos por los cuales no acompañaría al oficialismo en la votación del proyecto interpretativo de anulación de la Ley de Caducidad:
“Aparece la votación de esta propuesta que hoy votamos. Tomamos contacto con ella cuando entra a la cámara y a partir de ella, encontramos muchas objeciones […] convencidos de que este proyecto no era lo mejor, aparece a los dos o tres días el compañero presidente [José Mujica] a plantearle a la bancada que su visión del proyecto era coincidente con nuestra visión. No estábamos solos […]”
“No vamos a transitar el camino de disciplina partidaria. Con dolor digo que no lo vamos a hacer, porque se convierte en tema de conciencia. Pero pueden tener la certeza de que vamos a seguir peleando con toda nuestra fuerza hasta que logremos objetivos de verdad, juicio y castigo.” (El Observador, 19 de mayo de 2011)
Estuvimos hablando de muertos, hablamos de gente que no está. Rememoramos marchas anteriores, con el aditivo de que “cada año es especial”, a veces por ser un año electoral o por ciertas declaraciones o hechos relacionados. Llegamos a la conclusión de que no es que cada instancia del 20 de mayo sea “importante” por la agenda de ese tiempo, sino que simplemente excede a los hechos circunstanciales, que tejen ese manto de impunidad, silencios y complicidades. La construcción de la memoria es ahora, la búsqueda de verdad y justicia es una deuda que es una llaga. Pero también es compromiso, es conversar, es cuestionar y es manifestarse. Forma parte de la historia de esta sociedad, de los que no están, de los que fueron perseguidos, de los que no volvieron. Y de los que callan, mienten o votan en contra para la tribuna de este año de elecciones.
Llegamos a la explanada de la Intendencia. La pantalla del IMPO proyecta imágenes de desaparecidos. En este momento se entona el himno nacional, como cierre de la manifestación. Se canta en una especie de murmullo general que solo es superado por el ¡Tiranos, temblad!,que pelea contra la lluvia. Cierra el himno un aplauso cerrado que progresivamente va transformando su pulso multitudinario hacia un aplauso similar al que se estila en la playa cuando se pierde un niño. Es la única expresión sonora de la marcha, la única que retumba en las vidrieras de los comercios, en las columnas de la avenida, en la piel de todas las personas. El aplauso es largo y sentido, solo se siente el accionar de las palmas, con el mensaje de que queremos saber dónde están.
“Yo lo que niego es la tortura que ellos mencionan. Si yo la agarro a usted a cachetazos acá para que me diga cuanto gana en El País, es una tortura, pero solo le pegué unos cachetazos. Si en lugar de eso, agarro un cable y lo enchufo, la estoy torturando también. Si la violo, también es una tortura […] Todo está mal. Pero estamos hablando de la guerra, ¿verdad? Estamos hablando de la guerra y no de la paz. No existe en el mundo ejemplo de guerra sin tortura.”
“[…] Yo nunca me puse una capucha, yo no tengo que ocultarme de nadie por nada, porque no hice nada que no fuera para bien de nuestra patria o de nuestros conciudadanos. Y le puedo asegurar que no estoy arrepentido de nada.”
“[…] Usted no se olvide de que todos cobran. Todo aquel que estuvo preso, aunque sea 10 minutos, cobra. Y si logra comprobar que le pegaron una cachetada, cobra más […]” (Declaraciones de José Nino Gavazzo, El País 5 de mayo de 2019)
La marcha llega hasta la esquina de Tacuarembó y 18 de Julio. Parados en el medio de nuestra principal avenida vemos las espaldas mojadas, los paraguas que mechan algunos colores de forma dispersa en ese mar de gente de casi 10 cuadras. Pasó otro 20 de mayo, con la plaza Libertad como fin, como meta, como señal. Es compromiso y es búsqueda de verdad y justicia. Es escribir la historia pero sin ansiar un rol protagónico. Porque los principales actores son otros. Son ellos. Porque los seguiremos buscando, porque continuaremos exigiendo respuestas y porque, como dice una canción, el desaparecido sigue siendo “una emoción apretando por dentro”.
Texto: Manuel Viera y José Luis Rodríguez
Fotos: Valeria Amaro