Amnistía Internacional publicó su Informe Regional 2019, un documento en el que se presenta la situación de los países del continente americano en relación a los derechos humanos en base a lo ocurrido durante el año pasado.
Con la finalidad de conocer con mayor profundidad el contexto y la realidad que se vive en las distintas sociedades, Radio Pedal conversó con Lucía Pérez Chabaneau, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Uruguay.
-En primer lugar, ¿qué evaluación hacés del informe regional que se conoció hace pocos días?
Bueno, el informe anual de Amnistía es un hito en el calendario de la organización. Tiene el objetivo de hacer como un mapeo, un estado de situación de los derechos humanos, y esta edición es un poco particular porque se definió hacer informes parciales regionales que, bueno, tienen este objetivo de poder especificar un poquito más, hacer como un zoom a cada región a ver en qué está en materia de derechos humanos, y la verdad que el año pasado fue un año muy particular para América Latina y el Caribe. Un año bastante convulsionado, tal vez algunas de las características centrales de esta marca en términos de los derechos humanos tiene que ver con la manifestaciones callejeras, la ciudadanía salió realmente a las calles por diferentes motivos en diferentes lugares, y, bueno, tuvo como respuesta algo bastante uniforme que fue la represión.
América Latina es una de las regiones que está marcada por la desigualdad, profunda, y esto hace que la gente se active por diferentes cuestiones: hubo marchas y manifestaciones callejeras como respuesta a medidas económicas, a situaciones políticas, y bueno, la verdad es que realmente esa marca, ese signo del 2019 en materia de derechos humanos fue una repuesta del Estado que criminaliza la protesta, y bueno, como organización que defiende y promueve los derechos humanos es algo que nos importa mucho señalar y sobre todo poner el ojo, también que sepas que estamos mirando esa situación.
-¿Hay un recrudecimiento de la represión estatal? Están los casos más conocidos en América del Sur: Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia, que han utilizado, han recurrido a ese tipo de herramientas…
Si, totalmente. Y en situaciones muy distintas, o lo que uno, en un espectro del tono político, de la orientación política puede decir en términos crudos las derechas y las izquierdas. Obviamente Amnistía es una organización independiente, y esto también le da como la posibilidad de pronunciarse frente a estas cosas porque nos separamos de eso, pero uno, mirando un poco el mapa geopolítico de nuestro país, bueno, aparece como una marca común, independientemente de la orientación política en esos ejemplos que tú mencionabas, pero sin duda en otros, ¿no? Tal vez el caso de Chile aparece como una sorpresa, un poco por la valoración que se hace de la democracia o de la estabilidad de ese país y una respuesta recrudecida en ese sentido y que además como organización tuvo impactos muy fuertes para Amnistía Internacional. Primero, porque Amnistía investigó y dio cuenta e informó al Estado, a las autoridades del Estado chileno sobre lo que estaba pasando con su población y con la represión policial y la respuesta fue desestimar totalmente la información y las recomendaciones que hacía Amnistía Internacional. Eso también tuvo otro coletazo que la directora ejecutiva de esa organización, de Amnistía Chile, estuvo amenazada, o sea, pasaron cosas muy gruesas, no solamente a nivel de país sino también como organización el caso de Chile nos tocó muy de cerca en ese sentido.
–¿Podría decirse, o entienden, que cada vez es más complejo establecer un diálogo como una vía para solucionar los problemas o los conflictos que puedan surgir?
¿En qué sentido?
-Si, a raíz de este tipo de hechos como los que estamos hablando, ustedes identifican una mayor dificultad, progresiva o no, para, justamente, establecer un diálogo civilizado o en términos que pueda llegar a buen puerto.
Bueno, hay como un fenómeno que no solamente atiende a nuestra región sino que es un fenómeno más bien global, y creo que puede ser parte, aunque no cabalmente, pero es una explicación, una hipótesis sobre la que nosotros estamos trabajando, que tiene que ver con esto de las narrativas, ¿no? Digamos, hay todo una ofensiva con narrativa de derechos humanos, de deslegitimar, de vapulear, de plantearlas como un sinsentido, que nosotros como organización de derechos humanos estamos muy preocupados y ocupados en que…, en recuperar, sobre todo este tono de la universalidad de los derechos, y que en realidad no es algo que se ponga en cuestión, ¿no? No es si a mí me gusta más, menos, si me parece…, o sea, independientemente de las orientaciones políticas, de las valoraciones, etcétera, tienen que estar como por encima de esas cuestiones. Y en realidad me parece que eso a veces puede un poco, eh…, empañar esa dificultad o esa cuestión de llegar a un diálogo sobre determinados temas, pero eso sin dudas está afectando un poco la realidad en nuestra región.
-Hablabas recién de las diferentes filas políticas u ópticas ideológicas, si se le puede llamar así, a través de las cual puede verse la realidad de cada país. Brasil y Venezuela, dos países de signo político diferente, en los que los derechos humanos están constantemente bajo la lupa. El informe hace varios señalamientos sobre la situación que se vive en cada uno de esos países.
Puntualmente, ¿cómo calificarías cada una de las realidades que se viven en esos lugares?
Bien. Como te decía hace un rato, nosotros no nos pronunciamos sobre los sistemas políticos. Tiene que ver con una definición de principios de nuestra organización, uno de ellos tiene que ver con la solidaridad internacional, ¿no? O sea, cualquier injusticia en el mundo nos moviliza; y otra tiene que ver con la independencia. No solamente de los partidos políticos sino también de cuestiones vinculadas a lo religioso o a lo económico, justamente para poder denunciar con propiedad cualquier violación a los derechos humanos en cualquier parte, ¿no?, independientemente de esas cosas.
Pero sin duda los ejemplos que tú traes a colación reportan para nuestra organización importantes recomendaciones u observaciones en materia de derechos humanos. Tal vez para mencionar algo emblemático pero no solamente esto en Brasil, bueno, tiene que ver con la gestión de la cuestión medioambiental. Ahí, creo que el año pasado con todos los incendios de la Amazonia, para mencionar un tema que no es el único en materia de derechos humanos, porque hay toda una cuestión, en un país con una proporción de la población afrodescendiente tan grande y todo ese tratamiento, todo lo que tiene que ver… el tratamiento de esa población, me refiero, en términos discursivos por parte de la autoridades y de los líderes políticos, concretamente el presidente, eh… también refería a otros colectivos, los colectivos LGBTI, todo el manejo de la perspectiva de género, un ataque directo que no solamente afecta a Brasil sino que es más bien un fenómeno mundial que tiene que ver con esto del embate de la ideología de género como para tirar por tierra todos los avances en materia de derechos de las mujeres con una perspectiva feminista, pero, bueno, eso sin duda tiene que ver con parte de la situación que está viviendo ese país en materia de derechos humanos y ni que hablar todo lo que tiene que ver con el manejo de la acción policial y demás.
-Se define generalmente a América Latina, y en el propio informe, como la región más peligrosa del mundo para aquellas personas que defienden justamente los derechos humanos. Se trata también del continente más desigual; pese a esto, en la mayoría de los países hubo un leve aumento en el gasto social.
¿Eso de qué manera puede valorarse?
Y… lo que pasa es que la inversión tiene que ir de la mano, digamos, de un enfoque particular para que tenga un impacto en materia de derechos humanos. La política pública se puede… podemos señalar políticas públicas que poseen un enfoque de derechos humanos y se puede hacer política pública sin que lo tenga. Uno puede gastar, invertir en ese sentido sin que tengan los resultados que cumplan con los estándares internacionales en derechos humanos. Me parece que eso pasa en este campo así como en otros ¿no?, una inversión cuantiosa no necesariamente va a tener los resultados deseables si lo medimos con la vara de derechos humanos, capaz que hay otros resultados que están siendo buscados ahí.
-Uno de los hechos más notorios es la presencia y la creciente visibilidad que han tenido varios movimientos que reclaman mejoras en los derechos de las mujeres. Sin embargo, la violencia contra niñas y contra mujeres es casi una constante en todos los países…
Sí. Es como una marca común que tenemos en América Latina el tema de la violencia hacia las mujeres y las niñas, y sin dudas… bueno, lo que se llama la “ola verde” o, en términos más teóricos la “cuarta ola del feminismo” tiene que ver con eso, con levantarse también a exigir y sobre todo a unirse más allá de las fronteras por esta lucha, y eso también despierta reacciones adversas o molesta a ciertos colectivos o ciertos grupos que no están afín con estas demandas y con estas reivindicaciones. Lo que te decía hace un rato, por ejemplo, esta embestida de alguna forma de la ideología de género que el objetivo que tiene es justamente echar por tierra estas luchas.
-Qué rol juega la religión en estos casos, siendo conocido en términos generales el posicionamiento de la Iglesia en tanto institución?
Y bueno, ahí es un vínculo complejo en muchos casos, sobre todo en cuestiones que afectan a los derechos de las mujeres y colectivos LGBTI, lo hemos visto incluso en discusiones en nuestro país, sobre este intento de derogar la ley integral trans, y bueno, un poco los grupos que han estado atrás colocando esta idea de poder derogar, con una suerte de vara de medición diciendo quiénes son plausibles de tener derechos y quiénes no y ese tipo de cosas que no se someten, digamos, a discusión o a debate en ese sentido. Entonces, bueno, sí, es un… sin duda es un campo… por eso te decía, el campo de los relatos y de las narrativas es un campo de disputa simbólico muy importante sobre el que tenemos que seguir profundizando, debatiendo, generando capacidades y reflexiones críticas para no dar nada por… no minimizar ningún tipo de campo de discusión, digamos.
-Yendo a otro de los aspectos críticos que es el de la degradación ambiental, con el consecuente daño que genera en poblaciones indígenas y campesinas en países que tienen una alta población con esas características, ¿en qué medida este escenario responde a conflictos internos o a la adopción de un modelo funcional a determinados intereses?
Bueno, esa es una discusión muy, muy profunda, porque como tú bien decís lo que hay por detrás de las cuestiones medioambientales, además de las consecuencias o más… uno puede abordar las consecuencias inmediatas o la punta del iceberg o ir más a lo profundo, que claramente tiene que ver con el modo de producción, con la forma en la que producimos, en la que nos relacionamos con la naturaleza, y eso sin duda es lo que está por detrás que tiene una afectación particular en estas comunidades indígenas, los pueblos originarios que, bueno, afectan a lo largo y a lo ancho de nuestra región y también que quienes se levantan para defender esos derechos de esas comunidades son perseguidos y a veces hasta asesinados. Tú decías hace un rato esto de la peligrosidad que reporta nuestra región para quienes defienden los derechos humanos, y sin duda nuestra región tiene muchos defensores y defensoras de derechos humanos que están luchando por la tierra, el territorio, el medio ambiente, que son totalmente asesinados y perseguidos; sin ir más lejos, ayer se conmemoraron cuatro años de la muerte de Berta Cáceres, y… para mencionar uno, un caso emblemático, pero, sin duda es un tema que todavía no está abordado cabalmente, sin duda hay mucho más para profundizar en términos de discusiones gruesas.
-El informe afirma que la impunidad por violaciones a los derechos humanos es la norma en la región. A modo de ejemplo, se habla de lo que pasó en Guatemala, donde el Gobierno cerró la Comisión Internacional Contra la Impunidad. Con ese panorama, ¿qué tipo de alternativa le queda a la sociedad, que termina quedando subordinada a decisiones unilaterales?
Sí, bueno, ahí el caso Guatemala es un caso emblemático por esto mismo que tú mencionabas, y una de las estrategias por las que tenemos que velar (y ahí es muy importante el compromiso de los Estados) tiene que ver con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Sin duda, de alguna forma es como una luz allí sobre la que tenemos que… sobre la que nos tenemos que apoyar y colaborar entre todos los países para que eso se pueda mantener, independientemente de las voluntades o las arbitrariedades que puedan sucederse dentro de los Estados.
-En contraposición, hay casos positivos también, como la creación en México de una comisión que ayude a aclarar lo ocurrido con los 43 estudiantes de Ayotzinapa…
Sí. Ahí, esto de que la impunidad es una marca de la región, también me hace pensar muchísimo en nuestro propio país, en Uruguay. Creo que lo importante ahí para señalar es que las grandes deudas en materia de derechos humanos opacan los avances. ¿Qué quiero decir con esto? Es muy importante esta comisión para esclarecer pero, sin duda, México tiene grandes deudas en materia de derechos humanos, esta es una de ellas. Y lo mismo nos pasa a Uruguay con el tema de impunidad de crímenes del pasado reciente, y…que…, bueno por un lado no se puede negar que hay ciertos avances ¿no?, que se registran avances importantes en la nueva agenda derechos y demás, pero siempre en los informes, sistemáticamente los informes de Amnistía Uruguay estamos señalando estas deudas persistentes que marcan a fuego nuestra idiosincrasia, quedan en la memoria colectiva, y que de alguna manera a la hora de hacer un balance, y un balance con nuestro propio país, o cada país debería hacer un balance consigo mismo. Amnistía para nada hace este ejercicio de hacer rankings o decir “bueno, este país está mejor que otro” porque no tiene sentido, lo que tiene sentido es mirar a un país sobre sí mismo y mirar cómo va avanzando sobre sí mismo en materia de derechos humanos y cómo va mejorando sus estándares.
-En líneas generales, ¿qué resultados tienen las recomendaciones realizadas por organismos supranacionales?
Eso es muy variable dependiendo de los países, e incluso a veces cuando se toman no siempre se concretan. Para volver al caso de Uruguay, el tema de la impunidad de los crímenes del pasado reciente ha sido llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hay sentencias puntuales, y sin embargo, 35 años después sigue siendo señalado, de hecho el año pasado, a finales de 2019, tuvimos una audiencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y está allí en el informe que declara una de las sentencias de los argumentos es que la impunidad en Uruguay es estructural, es grave y es incomprensible. Realmente es una afirmación muy fuerte.
-¿La educación en derechos humanos es una materia pendiente para afrontar los desafíos que enfrenta hoy el continente?
Sin duda. La educación en derechos humanos es una herramienta muy, muy potente porque tiene que ver con, justamente, la aproximación a primera mano de las personas, en todos los niveles, ¿no? Uno piensa a veces en educación en derechos humanos y piensa, bueno, como en algunas actividades a nivel escolar o a nivel de secundaria, y en realidad la educación en derechos humanos es un ejercicio teórico- práctico, reflexivo, profundo y participativo en el que las personas pueden trabajar en diferentes niveles y con diferentes niveles de profundidad, de hecho nosotros como Amnistía Uruguay el año pasado nos dedicamos bastante a esto de generar capacidades en diferentes públicos con este tema de las narrativas y los relatos en derechos humanos y demás, y trabajamos mucho con periodistas y con responsables de comunicación de diferentes organizaciones, hemos trabajado con personas vinculadas al ámbito de la salud para temáticas de derechos sexuales y reproductivos, o sea que hay muchas… realmente hay mucha… muchas cosas para hacer en el campo de la educación en derechos humanos y como herramienta muy potente, porque en realidad uno puede tener la mejor acción, la mejor iniciativa, pero después eso se tiene que concretar en un cambio en la vida de las personas, porque al final del día eso es lo que cuenta. Entonces, vos para desarrollar una acción de derechos sexuales y reproductivos en el marco del sistema de salud, etcétera, necesitás gente que lo lleve adelante. Bueno, miremos lo que pasa con el tema de lo que hablábamos hace un rato, lo del aborto y, bueno, la objeción de conciencia, etcétera, bueno, y después hay que generar herramientas también en quienes están allí para poder concretar ese acceso a los derechos.
-Además del informe anual se presentó un capítulo ampliado sobre Uruguay. ¿Qué evaluación se hace de los diferentes aspectos que se contemplan en ese capítulo?
Bueno, el capítulo Uruguay para nosotros es también un esfuerzo que hace la sección por llevarlo adelante porque nos permite este sondeo, este mapeo de cómo estamos, identificando qué cosas hemos ido dando pasos interesantes y qué cosas son lastres. Como te decía, el tema de impunidad y crímenes del pasado reciente es sin duda una de las grandes deudas de Uruguay, incomprensibles, como nos decían de la comisión, pero tal vez otro de los grandes nudos críticos y persistentes tiene que ver con las personas privadas de libertad, que esto es algo que sistemáticamente aparece en nuestros informes como, bueno, alejado de cualquier estándar internacional en materia de derechos humanos para población carcelaria o población privada de libertad. Las condiciones de reclusión, las condiciones de hacinamiento están muy lejos de generar cualquier capacidad de reintegración social de quienes egresen de estos establecimientos, y, bueno, si bien hay todo una serie de dispositivos (las Reglas Mandela, las Reglas Bangkok, etcétera), las condiciones de reclusión en nuestro país son muy complicadas en materia de derechos humanos. Están lejos de estándares de dignidad.
-En referencia a los obstáculos presentes al momento de exigir justicia en relación a las violaciones a los derechos humanos, se habla de lo que decías, una “impunidad estructural grave e incomprensible”, según valoran desde diferentes organizaciones que trabajan en este tema. ¿El nudo del problema está en la esfera judicial o trasciende esa esfera?
Bueno, sin duda hay un componente que tiene que ver con la esfera judicial, de hecho ha sido la Suprema Corte, ha sido varias veces señalada por estos organismos internacionales subrayando esto que crímenes de lesa humanidad no prescriben, eso es algo que parece comprenderse cabalmente todo este tiempo después. Sin duda ese es un nudo crítico del asunto, pero tenemos problemas en cuestiones vinculadas a la verdad, a la justicia, por supuesto, y también a la reparación.
-En el apartado dedicado al problema de la violencia basada en género se plantea una inconsistencia entre las cifras oficiales y las manejadas por organizaciones de la sociedad civil. ¿Cómo se explica que suceda eso?
Bueno, ahí nosotros también ya habíamos mencionado en informes anteriores que es necesario ajustar la conceptualización de femicidio para ver si estamos todos entendiendo lo mismo y demás, y después seguramente haya un tema de registro también, de cómo se registren estos casos a nivel del Ministerio del Interior en términos de si el crimen está resuelto o no, imaginamos que tiene que ver con esa contabilización, pero también es importante revisar ese concepto para ver si cuando uno empieza a definir un problema, un objeto de estudio, bueno, es importante la precisión terminológica para saber que estamos todos hablando, estamos midiendo exactamente lo mismo.
-Lo que se exige, principalmente, es mayor presupuesto y personal más capacitado tanto a nivel judicial como en la educación en general. De todas formas, el factor cultural se menciona como uno de los que tienen mayor incidencia y a su vez es de los más difíciles de modificar…
Totalmente. Y es algo bien, como tú decís, de largo aliento, es difícil de modificar. En otra entrevista comentaba, si pensamos en el tema de violencia de género hace unos años, incluso a nivel del manejo de los medios de comunicación, hablamos de crímenes pasionales, ¿no?, cuánto tiempo anunciamos…
-Es un tema semántico, incluso…
Exacto, pero por eso te decía hace un rato lo de la ideología de género, el campo simbólico es un campo muy importante, en este tema y en otros. Pero, bueno, cuánto tiempo estuvimos hablando de crímenes pasionales hasta que el asunto se puso sobre la mesa, se empezó a reflexionar, a problematizar, se empezaron a generar diagnósticos, a producir estadísticas, a realmente comprender, poder asir el problema de que estábamos hablando, y, no, es que se tiene definido, bueno, empezar a trazar cuáles son las líneas de acción posibles para revertir una situación que se tiene, debe terminarse, entonces, tenés una cuestión muy importante, que celebramos, que es la ley de 2017, que es sin duda un paso hacia adelante pero que, bueno, que necesita elementos y recursos para poder operativizarse. Una mujer que está en situación de violencia de género en su hogar necesita un dispositivo de salida rápido, una respuesta pública rápido que la saque de esa situación. Aún más complejo es cuando hay dependencia económica, aún más complejo es cuando hay niños o niñas en ese hogar, y eso es una dimensión del problema, pero después todo esto que tiene que ver con la educación en derechos humanos, con la sensibilización de, bueno, realmente romper esa barrera de… desnaturalizar, dejar de naturalizar la violencia hacia las mujeres como algo que es parte de la sociedad, que pasó toda la vida o que… ¿no?, sino que es algo que no se admite.
-Hace pocos días asumió un nuevo gobierno, que ha explicitado su postura frente a diversos temas de derechos humanos. ¿En qué medida puede esperarse que se mantengan las leyes aprobadas y los lineamientos políticos que han sido adoptados de alguna manera hasta el momento y que han hecho posible que Uruguay se destaque en la región, porque eso también es algo que se menciona, tal como consta en este documento?
Bueno, este informe, además de un documento informativo, esperemos que también sea un documento utilizado y consultado por quienes toman decisiones en los diferentes niveles y también quienes trabajen en materia de derechos humanos, así que también se lo hicimos llegar a las autoridades, las nuevas autoridades de nuestro país y la recomendación siempre de Amnistía Internacional es a velar por los derechos humanos, a dar continuidad y apegarse a la normativa, a los estándares internacionales que el propio país firmó, acordó y se comprometió a realizar y que, bueno, en ese sentido, la no regresión debería ser un principio.
Entrevista y texto: Facundo Berterreche
Imagen: www.celag.org