Una explotación de diferencias

Concepciones de desarrollo contrapuestas entre el Consejo Vecinal de la Quebrada de los Cuervos y el MVOTMA.

Tras el interés de llevar a cabo la explotación minera de piedra caliza a dos mil metros del área protegida de la Quebrada de los Cuervos, el agroecólogo José Puigdevall, integrante del Consejo Vecinal y de la ONG Pindó Azul declaró que “hay cierta subjetividad a la hora de tomar este tipo de decisiones”.

Luego de la petición de instalación de un yacimiento secundario por parte de Cementos del Plata SA, el ministro interino del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), Jorge Rucks, convalidó tras un informe la aprobación del proyecto debido a que entre otras cosas “no presenta impactos ambientales negativos residuales que puedan ser considerados inadmisibles”.

Incluso en dicha decisión se tuvo en cuenta “las observaciones correspondientes a los aspectos ambientales asociados al proyecto, realizadas durante la audiencia pública”, según ratificó el arquitecto Rucks en el informe. A su vez, se autoriza extraer un total de 120.000 toneladas de piedra caliza por cinco años, “con una frecuencia de extracción de 12.000 toneladas por semestre en un máximo de 21 días”.

Sin embargo, para José Puigdevall existe una discrepancia entre el Consejo Vecinal de la Quebrada de los Cuervos y los encargados de tomar esta decisión, y radica en la concepción del desarrollo que manejan ambas partes. “Entender el paisaje como un sistema promueve la lógica de sacar rentabilidad al uso del suelo”, y agregó que existen ciertos intereses a la hora de tomar estas determinaciones.

De esta manera, para Puigdevall se debe tener en cuenta “hasta qué punto la propiedad privada puede ejercer una presión sobre los ecosistemas que son bienes comunes”, si se considera que pueden generar una influencia, si mantienen la visión del desarrollo económico del territorio.

La ONG, que participó junto con la población en la comisión que declaró a la Quebrada de los Cuervos como un área protegida de la explotación, promueve una concepción de desarrollo colectivo y local que se basa en la utilización del área como un servicio ecosistémico.

De esta manera, Puigdevall declaró que vienen “haciendo un proceso de construcción de actividades productivas diversificadas”, como el manejo ganadero, las plantaciones, la apicultura, entre otras, que aprovecha el marco legal de las áreas protegidas. A su vez, se logró promover la actividad turística dentro de la Quebrada de los Cuervos, que recibe un total de 16.000 turistas por año.

En esta misma línea, el informe de aprobación del proyecto declaró condición fundamental que la explotación minera no interfiera con la actividad turística de la zona de los alrededores del proyecto, ni tampoco puede operar en zafras como carnaval, semana de turismo, vacaciones de julio y de setiembre.

Para el agroecólogo, a la hora de decidir sobre la aprobación del proyecto no se tuvo en cuenta “la importancia del proceso social”. Este tipo de procesos no son valorados ni tomados en cuenta por las autoridades encargadas, a pesar de haberlo planteado en el Consejo de Ministros, y terminan siendo lo que “la izquierda toma siempre como discurso”, declaró.

Es por esta razón que el consejo de vecinos se declaró en conflicto con la Dinama, ya que no se puede hablar de una coexistencia, aunque sea regulada, dado que no es coherente plantear a los visitantes que es una zona protegida al tiempo que se “escucha la detonación de la dinamita en el yacimiento”, agregó.

El 27 de mayo se le entregó un comunicado a la ministra Eneida de León, del MVOTMA, en el que se propuso dejar sin efecto la resolución, revisar el proceso mediante el cual se reduce el área adyacente de 36.000 hectáreas a 8.000 y, por último, la creación de una comisión en la que también participe la población local. Se prevé una reunión con autoridades de la Intendencia de Treinta y Tres y del ministerio para las próximas semanas sin fecha definida.

Existe, para Puigdevall, la necesidad de crear un ámbito de discusión, ya que está en desarrollo “una cadena de yacimiento y explotaciones absolutamente extractivistas y no podemos coincidir con eso”, declaró.

Si bien este conflicto se desató en la cuenca alta, Puigdevall declaró que “el resto de las vertientes están forestadas”, lo que podría provocar un problema a futuro.

El Consejo Vecinal de la Quebrada de los Cuervos está integrado por la Cooperativa Agraria Quebrada de los Cuervos, la Sociedad Fomento Quebrada de los Cuervos, la ONG Pindó Azul, la Comunidad Novu Terra y vecinos de la zona.

Texto: Lucía Di Iorio

Foto: Mauricio kuhne

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