Trilogía voluntaria: desarraigo

¿Qué es la Trilogía voluntaria? Podría hablar de Sergio Leone (cineasta italiano), que hizo tres spaghetti western exitosos con la actuación protagónica de Clint Eastwood. Las películas no tienen relación directa pero comparten muchas características comunes, con el tiempo se les llamó: Trilogía del dólar. Mario Levrero hizo lo mismo, quizás a propósito, quizás sin querer; se la conoce como Trilogía involuntaria.

Nosotros, hacemos algo parecido, pero diferente. Encontramos relación entre varias cosas, juntamos tres y hablamos de relatos. ¿Qué esconden las tramas que Tramoya repasa en la Trilogía voluntaria?

En esta ocasión, tomamos como eje al desarraigo, que, según la Real Academia Española significa “separar a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos”.

Isabel Parra vivió exiliada, producto de la dictadura de Augusto Pinochet sufrida en Chile desde 1973 a 1990. Fue en ese tiempo que encontró las palabras para expresar todo el dolor que le provocaba el desarraigo. Por eso la convocamos, para que cante “Ni toda la tierra entera”.

Joseph Roth fue un judío que nació en 1894 en el imperio austrohúngaro. Su padre lo abandonó poco después de su nacimiento, tiró la bomba de humo y desapareció. Su país dejó de existir luego de la Primera Guerra Mundial, desde temprana edad tuvo experiencias de desarraigo.

Roth publica Fuga sin fin en 1927, allí nos cuenta la historia de un hombre llamado Franz Tunda que es arrancado de una apacible vida de placeres burgueses y amores idílicos para caer de cabeza en una trinchera del frente oriental, durante la Gran Guerra. Luego pasa a una prisión, se fuga con un polaco y se van a vivir a la Taiga rusa. Pasados dos años se entera de que la guerra terminó, mientras vuelve, es secuestrado por el ejército revolucionario rojo, termina enamorado y luchando por la causa del hombre nuevo.

El protagonista de Fuga sin fin deambula por distintos lugares de la Europa de entreguerra, entre amores pasajeros, apatía y la sensación de no estar vinculado a nada. La novela cuenta el viaje de regreso de Tunda, sin embargo, parece no querer volver nunca o simplemente jamás haber regresado. El camino de retorno, tarde o temprano, se presenta tan extraño como el vagar sin rumbo.

Finalmente terminamos el desarraigo con la película Hacia rutas salvajes, que narra la historia de un joven que al terminar la universidad abandona todas sus posesiones materiales y se va a conocer su país, Estados Unidos. Se relaciona con muchas personas, trabaja cuando lo necesita y planifica un viaje a Alaska como cierre de su propio viaje personal.

El protagonista tiene un pasado que lo marca y lo empuja a cortar todos sus vínculos. Su decisión de abandonar las pertenencia y volver a un estado más salvaje se empareja con la búsqueda de la felicidad y varias preguntas existenciales. El desarraigo en este caso es voluntario, es una estrategia para algo más.

Isabel sufrió un desarraigo involuntario, fruto del contexto político de su país. Franz Tunda fue arrancado violentamente de su vida ritualista de joven militar prusiano, así se transforma en un desarraigado que vaga o se escapa sin fin. Christopher McCandless, protagonista de Hacia rutas salvajes, corta de manera consciente todos los vínculos con aquellos que lo conocían.

Nunca nada es tan sencillo, el desarraigo puede ser fácil de definir, pero se puede experimentar de distintas maneras. ¿Cómo terminar esta nota? Desprendiéndose y dándola por terminada.

Texto: Danilo Rocha

Foto: www.cabezascortadas.com

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