“Cristal” es una palabra que capta atención por sí misma, pero, paradójicamente, no suele ser muy transparente. De hecho, lo que generalmente asociamos a esta palabra, algo bello, brillante, transparente, frágil, etc., no es precisamente lo que define la ciencia como cristal.
Para hacer del tema de los cristales algo más cristalino, invitamos al licenciado en Química Guzmán Peinado, quien actualmente está realizando un posgrado en Química en la Facultad de Química (Universidad de la República) y forma parte de la Comisión de Tutorías, de la Comisión Directiva del Departamento Estrella Campos y de la Comisión Directiva del Departamento de Experimentación y Teoría de la Estructura de la Materia y sus Aplicaciones, de la misma facultad. Además, Guzmán es parte del grupo de trabajo del Concurso Nacional de Crecimiento de Cristales.
Guzmán derriba aquel imaginario cristalinizado, y cuenta que los cristales no están tan lejos de nosotros… De hecho, llevamos cristales en los huesos, hay cristales en el chocolate, en la sal, en la lactosa y también hay cristales en muchos dispositivos electrónicos. O sea que los cristales presentan una gran variedad y pueden tener diversas aplicaciones. Además, hay cristales naturales, pero también sintéticos.
Algunos de los que podemos encontrar en la naturaleza son los minerales o las piedras preciosas. El diamante es un cristal, quizá el prototípico de nuestro acervo de imágenes de cristales. Sin embargo, el oscuro y hexagonal grafito también lo es. Ambos son cristales porque tienen la misma composición química (C), pero su “arreglo” es distinto; el “ordenamiento interno” de los átomos de carbono difiere, y también sus hábitos cristalinos: mientras que los hábitos del grafito son “tabular” y “masas granulares compactados”, el diamante tiene hábitos más refinados, y un sistema cristalino cúbico. Según Guzmán, esta diferencia, estructural, hace que, por ejemplo, su dureza y coloración sean notoriamente distintas.
Pero a veces pintan cristales… y no precisamente a partir del grafito, sino de los que se cocinan. Todos los consumidores… de la serie Breaking bad seguramente ya debían estar pensando en eso. Pero no solo las drogas sintéticas con el nombre que nos convoca se hacen en laboratorios o forman parte de la cocina de alguien. Algunos cristales naturales pueden también obtenerse en el laboratorio. Pero el verbo que hay detrás de esta acción no es cocinar, sino crecer. Así, entre químicos quizá sea común la expresión Che, ¿vamos a crecer unos cristales…? De hecho, la invitación rompió los cristales de la Facultad de Química y alcanzó otros ámbitos educativos.
A este respecto, Guzmán no solo define qué es un cristal y explica el proceso de cristalización y los distintos tipos de crecimiento que pueden tener los cristales, sino que también difunde otro tipo de crecimiento: el Concurso Nacional de Crecimiento de Cristales. Esta iniciativa surge de un grupo de trabajo de la Facultad de Química y está pensado para estudiantes de primaria, secundaria y UTU de todo Uruguay, y este año festejan su quinta edición.
Pero no es necesario volver nuestro crecimiento atrás e ir a la escuela para crecer cristales. Lo podés hacer en tu propia cocina, con la sal o el azúcar de tu propia alacena. Si querés enterarte cómo, escuchá la entrevista completa al químico Guzmán Peinado. Porque no todo depende del cristal con que se mire, también depende del cristal desde el cual escuches…
Texto: (H)ablando ciencia
Foto: Flickr Gala Medina