Sabemos que la punta del iceberg de la violencia machista son los feminicidios.
Los estados y partidos que tratan de acabar con esta lacra que es la violencia machista impulsan leyes, invierten dinero —en el mejor de los casos— en juzgados especializados en cuestiones de género, habilitan mecanismos de protección para las víctimas, destinan presupuesto para campañas en contra de la violencia, animan a denunciar. Sin embargo, parece difícil reparar en que, a largo plazo, para terminar con esta realidad, hay que invertir en otra cosa mucho más importante, sutil y poderosa: la cultura.
La cultura es distinta de la naturaleza, tiene que ver con lo aprendido, no se relaciona con el instinto, porque el instinto forma parte de la naturaleza; la cultura es social, no es un asunto individual, es en ese sentido público. La cultura existe en la medida en que puede ser reproducida, transmitida y aprendida.
La música forma parte de la fibra de nuestro vivir diario. Seguramente alguno de nuestros primeros recuerdos sean musicales. A lo largo de la vida, la música va acompañándonos en casi todos los ámbitos del día a día. Que estemos atravesadas por la música en tantos ámbitos de nuestra vida nos hace pensar que es una de las herramientas más potentes de transformación, pero ¿qué pasa cuando esta música que nos rodea enaltece el machismo y la violencia?
Quisimos invitar a ‘¿Por qué no te callas?’ a Valentina Machado y a Viko Gazzo para hablar de música, de cultura, de violencia simbólica, de canciones y de letras machistas.
Texto: ¿Por qué no te callas?