La educación en sexualidad es cada vez algo más común y necesario. Docentes como Mariel González se encargan de enseñar en UTU sobre esta materia, que aún se considera tabú en muchos aspectos y que reflexiona sobre principios fuertemente arraigados en la sociedad.
La sexualidad es un cuestionamiento necesario a toda edad, pero, sobre todo, en los adolescentes, que la están descubriendo. Actualmente, el Estado ha dado un paso grande en cuanto a extender esta disciplina a varios centros educativos, no solo de la capital, sino del interior del país.
El proyecto en el que trabaja González se denomina 19 arterias de apertura a la diversidad, y forma parte de la organización Llamale H.
“Se realizan talleres en todos los departamentos del país con docentes o estudiantes de formación docente y estudiantes de Educación Media. Las actividades las desarrolla un equipo de talleristas del Instituto de Formación Sexológica Integral SEXUR. El formato es de dos talleres con cada población destinataria con temáticas vinculadas a sexualidad, género, diversidad y derechos, haciendo énfasis en la población, en los derechos de lesbianas, gais, bisexuales, personas transgénero, intersexuales y queer [lo que se denomina LGBTIQ], y en la exhibición de un film entre ambos días”, según se detalla en la página web de la organización.
González, quien dicta junto con otros profesionales estos talleres, explica que estos encuentros son “muy dinámicos, tienen un objetivo claro, pero se enriquecen con la participación y las inquietudes de todos los que participan”.
Para la docente, en todas las clases hay algo que se repite: “No es lo que se esperaban cuando se enteraron de que iban a tener educación sexual: esperan ver un preservativo y charlar de prácticas sexuales, pero luego se dan cuenta de que es mucho más, que es el cuerpo, que es la vestimenta, la forma de accionar, de moverse y de hablar, los deseos y fantasías; todo eso es la sexualidad, y debe ser cuestionado”.
La razón de tener educación sexual en Ciclo Básico es entender que la “sexualidad es algo muy amplio, que sexo es a través de mis características físicas una definición biológica y que las prácticas sexuales no están solo ligadas a lo coital”, desarrolló la especialista.
Según González, la educación en esta disciplina ayuda a “cuestionar hábitos sociales como la vida en pareja, ¿por qué somos dos y no vivimos en tríos?, cuestionar algunas cosas que están tan profundamente arraigadas en nuestra sociedad que no se preguntan”.
Para cambiar esas bases en las que se construye la sociedad “se necesita mucho tiempo y, sobre todo, ganas para poder cambiarse, no alcanza con la ciencia o la ley, son las personas las que tienen que cambiar su forma de pensar y de verse”.
Hay que trabajar para el cambio, cambio que se ve en la marcha de la diversidad. Se ve una sociedad que está queriendo cambiar, aceptar, una sociedad que se está queriendo a sí misma.
Para la educadora, sus clases y los movimientos en los que participan “intentan ir contra la heteronormatividad”. Este término fue acuñado por Michael Warner y hace referencia a las relaciones de poder por las que la sexualidad se normaliza y se reglamenta en la cultura y por las que las relaciones heterosexuales se institucionalizan. También refiere a un sentido contrario: entender que la homosexualidad o cualquier otra expresión diferente “a lo normal” debe ser perseguido y controlado.
“Lo normativo dice lo que está bien o mal, establece binarismos, convierte las vidas y las posibilidades de crecimiento en algo rígido”, reflexionó González.
La docente también comentó sobre la pansexualidad, término que se utiliza para definir a aquellas personas que “se enamoran de la esencia del otro, no de su género o de sus características físicas, sino de su personalidad, sin importar si es hombre o mujer, si es una persona o tres, si es afrodescendiente o caucásico. Esto supone una gran posibilidad de libertad que va mucho más allá de la sexualidad”.
“Eso también es diversidad”, puntualizó González, y sostuvo: “La diversidad tiene que ver con el entendimiento, con una aceptación profunda de las infinitas posibilidades de ser, de vivir, de sentir, de registrar al otro, de compartir; eso es ser diverso”.
Texto: Leticia Castro
Foto: Cobertura colaborativa marcha por la Diversidad