Marcel García director de “El hambre” habló sobre su presente y su pasado artístico.
“Teatro del Hambre a la espera de espectadores insaciables”, así se vende la nueva obra de Marcel García “El Hambre”, que se puede ver todos los viernes y sábados de julio a las 21:00 horas en el Teatro AGADU. “Es una obra que habla sobre una familia y una generación donde se abordan muchas insatisfacciones de nuestro tiempo a través de la excusa de la alimentación”, explicó García.
Se destaca el manifiesto del “teatro desnudo”, donde lo importante es “la mera actuación en un espacio austero, no hay escenografía ni grandes artilugios, música y luces solo los necesarios”, detalló el autor y director, y agregó: “se debe a una necesidad básica, no tenemos grandes producciones, pero también por la necesidad de llegar a todos los rincones donde no llega la cultura muchas veces”.
Su formación en la Escuela de acción teatral Alambique también lo condicionó a crear este tipo de obras, a su vez en la obra hay mucho del autor: “no me gustan las confesiones, no es por atestiguar, la obra no es la vida de una bulímica, sugiere esas cosas, pero es una biografía”, aseguró García. Esta obra en particular surgió del ensayo fue “un año el proceso de escritura y después cuatro meses más de seguir con los ensayos ya con el texto terminado”.
A la hora de escribir García “une cosas separadas”, según el autor se empieza por un “concepto y ahí se asociacian cosas que están dispersas, capaz que tiene que ver con mi noción de filosofía, empiezo por lo conceptual y luego sigo”. Además García afirma que escribe “mejor con ruido, haciendo muchas cosas a la vez es cuando más me inspiro”.
García hoy puede afirmar que “vivo del arte” aunque una parte de él “siempre estuvo volcada a la docencia” por lo que vive “de la educación artística y del arte”. Una vida donde hay “oleadas de bonanza, una gran inestabilidad”, pero que se aprende a disfrutar.
La vida artística de García empezó a los seis años tocando la guitarra, además estuvo “en murga joven con ´Minga´, y después estuve en ´Momolandia´, con el gran cuplé de ´la mujer barbuda´, después ´La soñada´, ´El gran tulenque ´, ´Alicia´, y ´Garufa´. Su primera obra fue “6+1 pecados”: “fue una investigación sobre los pecados capitales, un teatro muy físico”, aseguró, y agregó “desde ese Marcel García a este hay mucha más lectura, más disparadores para la escritura. En aquel momento tal vez yo tuviera la angustia de la página en blanco que ahora no lo tengo porque fluye mucho más. Y capaz que ahora quiero escribir para aquel que necesita un piso de realidad, alejarme de lo surrealista y bajar un poco”.
Texto: Leticia Castro