Gráfica a pedal sale a las calles en la segunda mitad del año 2017, luego de un par de años de planeamiento y preparación para su debut. A este proyecto independiente le dan vida Herson Sapone y María José Lastreto, ambos técnicos de serigrafía egresados de la Universidad del Trabajo (UTU).
Herson se considera un apasionado de la gráfica desde que tiene 17 años, y hoy en día es docente de serigrafía de la UTU de Artes y Artesanías Pedro Figari, ubicada en Ciudad Vieja.
Junto a su compañera Majo, llevan a cabo Gráfica a pedal, que se trata de un taller de serigrafía móvil que trasladan en una bicicleta especialmente pensada para el proyecto, que lleva en su delantera un cajón grande donde se realizan las impresiones. “La serigrafía imprime todo lo que no imprime la máquina impresora tradicional”, explica Sapone. “La idea de este proyecto es que se junte el emisor, el receptor y el mensaje en un mismo lugar, y que se cambien los roles”. Gráfica a pedal sale a la calle e invita a todos y todas a acercarse y hacer uso del taller para imprimir lo que quieran. La finalidad es que cada uno pueda apropiarse de la obra gráfica, de lo que hacemos con nuestras propias manos. Los tres pilares del proyecto son el educativo, el taller, y el comercial, que ayuda a financiarlo. Herson también fue impulsor, junto a sus alumnos y alumnas de la UTU, de los afiches que hace un tiempo invadieron la calle con la consigna “Nadie en el mundo es ilegal”. Nos cuenta que la idea surgió en la escuela donde él da clases, donde el tema era recurrente: “la educación pública absorbe muchos migrantes y tengo alumnos de todo el mundo”. Nació de un caso particular, ya que dos chicos dominicanos alumnos de su curso habían sido deportados, lo cual generó una instancia de reflexión y una necesidad de “hacerse cargo”, como cuenta el profesor, y de intentar, con la herramienta de la cual disponen, de hacer pensar. Fue así que imprimieron 500 afiches, se organizaron y salieron a pegarlos a las calles, llegando primero a las paredes uruguayas, a todas las redes, a algunos medios, y luego al museo de Arte Latinoamericano de Los Ángeles.
Texto: Martina Vilar del Valle
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