El punitivismo se hace presente en la ciudad. Cartelería política-electoral nos mira desde lo alto bajo lemas como tolerancia cero y mano dura. En los medios y redes, discursos represivos, intentos de reforma que dan miedo, figuras guardianas de valores identitarios y reaccionarios.
“La cárcel es el invento más humillante que registre la humanidad reciente”
Sin embargo, la idea de penal-penitente viene de tradiciones religiosas de larga data.
¿Por qué seguimos atadas a ello?
¿Reformar? ¿Abolir? No, lo que los discursos conservadores presentan es más penas, más poder a la policía, más miedo.
¿Ya no podemos imaginar otros posibles?
¿No podemos hablar, empatizar entre nosotras que precisamos la mediación represiva para resolver cualquier conflicto?
Desde Grumas, buscamos deglutir la política de subjetivación binaria, rígida y paralizante para sentipensar maneras de vivir juntxs que no tengan como lema el simplismo de controlar y castigar como forma de gobierno.
Queremos cuestionar y pensar-con.
Queremos movernos hacia una imaginación no punitiva.
Hoy revolvemos la olla con Leticia Folgar, quien nos habla de la cárcel-pueblo de Punta de Rieles.
También se harán presentes en modo virtual: Maxi Postay y su poesía abolicionista, Maria Galindo y el neoliberalismo de corte fascista: el punitivismo es un síntoma, Alicia en el barro, Billie Holiday, el panóptico de Fucal… Fucol… ¡ejem…! El panóptico de Bentham, que Michel Foucault toma como modelo del disciplinamiento de los cuerpos en las sociedades modernas en su libro Vigilar y Castigar (1975).