En la tercera y última entrega de este informe (ver primera y segunda entregas) compartimos el estudio realizado por la Fundación Ricaldoni para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Uruguay (FAO, por sus siglas en inglés), que presenta una estimación de pérdida y desperdicio de alimentos en el país.
Cada persona en Uruguay desperdicia en promedio 9,18 kilogramos de comida al año. La pérdida total de comestibles es del 10 % de la Oferta anual de alimentos Disponibles para Consumo Humano (ODCH). Lo que se traduce en un millón de toneladas anuales.
Hasta hace algunas semanas, Uruguay no contaba con estos datos. El 10 de abril se presentó, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, el estudio que da cuenta del alcance y las causas de la pérdida y desperdicio de alimentos a nivel nacional.
En el documento presentado se consideran pérdidas aquello que no llega al ámbito de consumo, sin importar la causa, mientras que desperdicio es aquello que se produce con los alimentos en el ámbito de consumo. El estudio fue realizado a partir de la ODCH, que incluye la producción nacional y las importaciones destinadas al consumo. En la producción nacional, solo se contabiliza la parte comestible y destinada al consumo humano de la producción bruta; se deja por fuera la producción destinada para usos no alimentarios (como energía, semillas, etc.).
A los efectos del estudio, se clasificaron siete grandes grupos de productos primarios: cereales (trigo, arroz, maíz), oleaginosa (soja), frutas y hortalizas, caña de azúcar, carnes (bovina, aviar y porcina), lácteos y pescados. Estas categorías abarcan 90 % de la producción nacional. Otro insumo necesario para el estudio fue dilucidar las etapas de la cadena de suministros: producción, poscosecha, procesamiento, distribución y consumo.
Datos que aportan
De la pérdida total de alimentos, la mayor parte se da en los cereales y los lácteos. Cabe destacar, sin embargo, que estos son los que tienen mayor volumen de producción en el ámbito nacional, por lo tanto, en su grupo no son los que más pérdida tienen, pero sí lo son a nivel general. Esto se ve en que los cereales pierden 10 % de la producción dentro de su grupo, pero a nivel de volumen ocupan 25 % de pérdidas totales. Lo mismo sucede con los lácteos, dentro de su grupo tienen una pérdida del 10 % pero en volumen total de pérdidas ocupan 20 %. No obstante, las frutas y hortalizas son los grupos que tiene más pérdidas, a nivel grupal, con 23 %, pero, en relación con el volumen total, la pérdida es de 12 %. Algo similar sucede con el pescado, que tiene una pérdida alta en su grupo, 16 %, pero baja respecto del volumen total, 2 %.
Los porcentajes completes de todas las categorías están disponibles en: Estimación de pérdidas y desperdicios de alimentos en Uruguay.
Con respecto a las etapas en que se perciben las pérdidas, la mayor parte se da en las dos primeras etapas de la cadena de suministros: en la producción se pierde 40 % y en la poscosecha, 26 %. Esto no implica que las soluciones estén en los procesos a la interna de estas etapas, ya que cada etapa tiene pérdidas inherentes y evitables, o al menos reducibles. No hay registros de una cosecha cuyos productos se consuman en su totalidad.
En algunas etapas también existen factores externos incontrolables, como el factor ambiental. La etapa de la cadena que menos pérdidas registra es la distribución, con 8 %, seguida por el consume, con 11 % y el procesamiento, con 15 % de pérdidas.
Las causas por las que se pierden los alimentos varían según la etapa de la cadena de suministro. En la producción primaria y poscosecha las pérdidas pueden depender del material genético (variedades y razas), del manejo y prácticas agronómicas, del factor ambiental, cosecha y transporte. En la etapa de procesamiento, los factores se deben al desaprovechamiento de subproductos comestibles, al bajo nivel de tecnificación y a la escala de producción. En la distribución y comercialización influyen la falta de infraestructura y gestión logística. Finalmente, en el consumo de hogares la falta de planificación en compra y menús contribuyen a la mayor parte de la pérdida. A este respecto, los datos de la pérdida a nivel de hogares se recogieron mediante entrevistas a 50 hogares, teniendo en cuenta los siguientes factores: hábitos de compra y consumos (planificación, cantidades, frecuencia y fechas de caducidad) y desechos de alimentos (percepción del desecho, motivos y hábitos de reducción de desechos).
Estos datos constituyen una primera aproximación que sirve como herramienta de conocimiento para leer la realidad e intentar abordar un problema nacional desde distintos ángulos. A medida que crezca la investigación, a la par que la sensibilización social e implementación de políticas públicas, mayores serán las posibilidades de revertirla.
Texto: Sofía Umbre y Valentina Machado
Foto: Fanny Rudnitzky