La fábrica, la obra, la oficina, el aula, la tienda son algunas de las imágenes que se nos vienen a la mente cuando pensamos en lugares de trabajo. Pero el mundo del trabajo va cambiando y nuevos escenarios cobran protagonismo.
De estas transformaciones conversamos con dos gremios de trabajadores que desarrollan su práctica laboral en la calle: el Sindicato Único de Repartidores (Sinurep) y Sindicato de Trabajadorxs de la Vía Pública (Sitvip)
Desregulación
Hoy puede encargarse a domicilio prácticamente cualquier cosa gracias a la expansión de aplicaciones de delivery, que ha universalizado ese servicio. Con esta expansión vino aparejado un crecimiento enorme del sector. En 2015, habían alrededor de 3.000 repartidores. En ese momento, la única empresa que ofrecía servicio de delivery en Uruguay era PedidosYa. En los últimos años se sumaron Rappi, Uber Eats y Glovo. Hoy, los propios trabajadores estiman que son unos 8.000.
El Sindicato Único de Repartidores nace en este contexto con el objetivo de nuclear a los repartidores y poder implementar instancias de negociación colectiva de cara a mejorar sus condiciones de trabajo, caracterizadas por altos niveles de informalidad y precariedad laboral.
Regulación nociva
A mediados de 2018, la IM puso en vigencia la reglamentación del decreto 34905, que regula el trabajo que se realiza en la vía pública, como el de vendedores ambulantes y artistas callejeros. Este decreto obliga a todos los actores a identificarse mediante una tarjeta, expedida por la IM; para obtenerla era requisito indispensable abonar un monotributo, algo que la mayoría no podía pagar y que afectaba el acceso a la seguridad social, al FONASA y a las prestaciones que percibían por el Mides o BPS, porque en muchos casos estas son incompatibles con la forma de regularización a la que obligaba la IM. También se presentaba el problema de que los migrantes que hacían este tipo de tareas ni siquiera podían iniciar el trámite si no contaban con documento uruguayo, algo que lleva meses en conseguir.
Después de idas y vueltas con la IM, en las que hasta hubo instancias de huelga de hambre, en el marco de la lucha por los trabajadores al diálogo con la IM, se bajó la obligatoriedad del monotributo, pero esto no quedaría así, ya que reunidos en Asamblea, el 10 de setiembre de 2018, la Unión de Vendedorxs Ambulantes del Transporte (UVAT) y Artistas Urbanos (AU) se unieron en una sola organización: el Sitvip, bajo el entendido de que, a pesar de realizar tareas diferentes, desempeñan su trabajo en un mismo espacio y regulado por la IM.
Texto: Colectivos
Foto: Valeria Amaro
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