El 14 de octubre, en el Centro Cultural Artesano, se presenta el espectáculo North-Destinos de la mano de Naty Costa y Sebastián Ruiz (Más que dos) y Mario Rodríguez Lagreca. Para conocer los detalles del evento, conversamos con Mario en una entrevista que transcribimos, porque no hay más que agregar a las elocuentes palabras del músico.
¿En qué consiste el espectáculo North-destinos?
Es la mejor manera de celebrarnos. Por un lado, Más que dos, este año, está cumpliendo cinco años de nacimiento, como tal, como un proyecto concreto de dos músicos que empezaron a hacer girar un montón de gente a su alrededor, generando conciertos en Artigas, en el Auditorio. En 2018 comienza para ellos un camino que hoy se define de una manera concreta.
Y por otro lado, yo estoy en un punto importante de mi recorrido, porque llevo 20 años viviendo en Montevideo, y son esos 20 años en los que vengo buscando una manera propia de “decir”, de componer. Uno cuando llega desde el norte, desde el otro lado, un lado tan alejado de muchas cosas que realmente no llegan, como el candombe, —hablo del acontecimiento, del fenómeno candombe, el de la calle (por ejemplo, y ¡qué ejemplo!)— se desvincula totalmente de sí mismo, de lo que conoce como aquello que “nos hace”, que nos da forma. En todo ese desorden, yo empecé a buscar en mí (al principio, inconscientemente) algo que me diera un sostén, una tierra desde donde volver a enraizar y soltar hojas. Hoy siento que ya son ramas con hojas y que, por ahí, han dado algunos frutos…
Entonces, volviendo a la pregunta: nos estamos celebrando juntos, porque compartimos un montón de momentos y anécdotas en todo este tiempo, acá y allá, allá y acá…
¿Quiénes participan?
Un montón de gente. Y cuando digo “gente” estoy hablando de amistades muy comprometidas con el “ser amigo” y compartirse; porque llevar adelante un recital así, con tal ambición, es una gesta, y es imposible si no hay una actitud de amistad, de hermandad. Acá todos se vinculan porque quieren seguir teniendo experiencias con seres que los aprecian; o sea, nadie sabe si va a obtener dinero por todo este inmenso trabajo, de aquí la importancia de que vaya gente al concierto, que pueda pagar una entrada para sentarse a dedicar un tiempo (preciado) de su vida a ello. Pero si no sale la moneda, esta gente está igualmente; hablo de valores que en el ámbito de la música se naturalizan, pero lamentablemente no tanto en otros ámbitos… Así que son 16 personas* trabajando para esa noche; todos con un fin común: el disfrute de entregar algo de sí mismo por la búsqueda de la belleza de un momento que, a veces, dura solamente eso: un momento. Es la vida misma…una gesta.
¿Cómo surge esta iniciativa? ¿Vos invitaste? ¿Elles propusieron? ¿Nació en conjunto?
Había una fecha, una sala, pero no podía verme solo en esto… Hace mucho que estoy teniendo dificultades para verme en el circuito musical de esta ciudad y, además, verme solo… He tenido proyectos en conjunto, pero todo me fue enseñando que tengo que estar bien conmigo para poder sostener algo en conjunto. Y esto no viene siendo fácil. Es una realidad bien jodida vivir día a día con uno mismo, con la sensibilidad que nos dieron como un don que en este mundo acaba siendo casi una maldición.
Entonces lo llamé a Sebastián Ruiz y no tuve más que un montón de satisfacciones, porque nos parecemos en este aspecto: habiendo tierra, hacemos hierba. Y ya empezamos a cranear una cosa atrás de otra. Y esto es de lo que te hablaba anteriormente: el ser amigo por la entrega al arte de ser músico y viceversa…
¿Cuál es el hilo conductor del espectáculo?
El ser del Norte por destino. Es un nombre que se le ocurrió a Naty Costa: NORTH-DESTINOS. A mí me llegó enseguida, porque además Artigas tiene mucho de “sertão” desde un punto de vista paisajístico y hasta idiosincrásico (de realidad social, mejor dicho). La música de ese “sertão” brasilero está muy metida en mi esencia musical. Entonces, yo voté que sí. Pero, además, la palabra north, en inglés, me llevó a pensar que hay otros “nortes” que me influenciaron sobremanera. El Seba me amplió la visión de que su música, la de Más que dos, es en gran parte influenciada por la música a la que llamamos “yanqui”, que además está influenciada también por otros “nortes”, etc., etc…
Y el hilo concreto es que se una ese Norte con el Sur. Va a ser el primer concierto de Más que dos en Montevideo, si bien ya tocaron acá varias veces, es su primera presentación formal, con su performance y sus composiciones, en una sala, además, descentralizada de la otra capital: la del Sur.
Para mí es tamaña responsabilidad estar junto a ellos, y sé que ellos lo sienten de la misma manera al estar compartiendo una fecha tan importante conmigo. Nos retroalimentamos en ese sentido también.
Una anécdota de los ensayos…
Nuestros ensayos son a larga distancia. Como toda “largadistancia” cuesta un poco más; pero también nos propone un desafío diferente.
Una anécdota: a veces me encierro en el baño para escuchar un arreglo propuesto por ellos, o para grabar audios proponiéndoles algo.
El Seba ya me conoce; soy de los que necesitan tararear, cantar o silbar una línea melódica para hacerme entender, a mí mismo seguramente, ya que del otro lado hay mucho más estudio y experiencia como para no agarrar una idea tan solo con una especie de prosa descriptiva; pero ta: allá largo un “larai”, un “turucutá”, y ya salgo haciendo una batería fonética. Sé que el Flaco Zitarrosa tenía esa manera de pasarles ideas a sus colegas guitarreros, silbándoles; es como estar haciendo uso del recurso musical más primitivo: la imaginación.
Una anécdota de un tema…
Cada canción es una madeja de historias, de anécdotas. En este concierto vamos a hacer varias que pretenden contarse por sí mismas.
Hay una que compusimos 100% a la par, pero de esto te vas a enterar en el concierto…
¿Con qué se nutre el motor creativo?
Es una pregunta compleja. Más bien la respuesta es compleja, porque mi motor creativo es a veces inconsciente. Y cuando es así, el verso está diciendo cosas que yo mismo descifraré con el tiempo. Esto es algo de lo más misterioso para un ser vivo, ya que el pasado se hace presente en un futuro aún no vivido. Suena redundante, pero metafísicamente no lo es. Y como ser consciente de estar vivo, advierto que es ese don del que te hablaba anteriormente, pero tiene un filo muy delicado, ya que ser consecuente con esa voz interna es de lo más difícil de conseguir. Por eso el andar y vincularse con otros me alimenta de una manera increíble al momento de sentirme y componer.
Componer es poner-con. Si no hay qué poner, o sea, si no se ha trillado pa’dentro, difícilmente haya esa sensación de consecuencia con la composición (ya sea una canción o una obra instrumental, dependiendo de cómo el músico se relacione con esas materias tan etéreas).
O sea, más motor creativo que estar vivo y ser consciente de ello, no creo que haya. Ya lo dijo Ferreira Gullar: “A arte existe porque a vida nāo basta”.
Y en aquella volcamos todo lo que esta nos debe…
¿Con qué vibran?
Yo soy un bicho de naturaleza; me desenfoco demasiado con la vibración de la ciudad, por eso Montevideo fue el gran desafío para aquel adolescente que adolecía por tener que venirse a vivir acá.
La naturaleza me hace vibrar para bien. Y bueno… hay otras naturalezas ya instauradas, como la del “hombre de ciudad”, ese que se acostumbra a no mirar pa’riba; a no admirar un caminito de hormigas en un pasto verde… de esa otra naturaleza también saco cosas para componer; porque es la realidad más dura la que rodea a ese hombre, a esa mujer, y principalmente a esos niños y niñas que se crían en estos centros urbanos deshumanizantes.
Según tu percepción, ¿qué hace vibrar al público que va a tu espectáculo?
Es muy importante esto que preguntás, porque no entiendo al hecho estético sin la otredad; el arte ha intentando todas las formas de expresión habidas y por haber, pero siempre termina en manos de otro, aunque haya nacido de la más profunda soledad. Es, porque hay otro. Y en un escenario, hay otro que está del otro lado… La verdad que no sé qué es lo que se llevan cuando me van a escuchar. Me importa mucho saber con detalles qué se llevan, pero la mayoría de las veces, en ese momento uno está tan metido en un trance, que si me preguntaran mi nombre, dudaría.
Después del concierto es otra cosa. Hay, a veces, un brillo en los ojos de la gente que se acerca a decirte algo o a saludarte nomás, que ahí es donde estuviste, aunque haya sido solamente un verso, ahí te fuiste con esa persona por unas cuadras más.
Y así se me cierra un círculo importantísimo para mí: aquel de “ser o no ser” más viejo que el primer recuerdo que tuvo nuestra especie, porque si hubo un recuerdo, hubo una consciencia de estar pensando, y si hubo un pensamiento, hubo una duda.
Esa duda en mí es la de haber venido encarnado en este cuerpo, para esta experiencia musical, la del “sueño de andar por la vida flotando en un bote llamado cantar”.
*Equipo
- Guitarra y voz: Mario Rodríguez Lagreca
- Guitarra eléctrica y viola: Sebastián Ruiz
- Violín y teclado: Naty Costa
- Percusión: Felipe Rodríguez, Pierre Casabonet, Miguel Ángel García da Rosa
- Repique: Joaquín Braseiro
- Guitarra y bandoneón: Mauro y Ramiro Hernández
- Oboe: Rosina Bolazzi
- Acordeón: Nacho Algorta
- Diseño gráfico y voz: Florencia Santos
- Escenografía, montaje y luces: Guillermo Ifrán
- Fotografía: Camilo Dos Santos
- Cámaras: Thiago Silva
- Asistente técnico: Antonio de la Peña
Los que no perdemos el norte, o no lo queremos perder, el sábado 14 de octubre, vamos a estar ahí. Vamos a recorrer los diferentes nortes con la música de estos artistas norteños en el Centro Cultural Artesano. Las entradas están a la venta acá.
Texto: Pao Melgar