Hoy las Grumas, entre anacronismos y olores muy presentes, nos proponemos revolver la olla y traemos un grumo para empezar a masticar, un grumo difícil de disolver, un grumo que amenaza con atragantarnos. ¿Podemos hablar de fascismo hoy? ¿Es el fascismo una cuestión del pasado? ¿Cómo se manifiesta?
Abordamos este grumo tomando una referencia que nos permite pensar hoy en términos de microfascismos o neofascismos:
Nos dicen Gilles Deleuze y Félix Guattari en El anti-edipo: capitalismo y esquizofrenia “… Por muy actual y poderoso que sea en muchos países, el viejo fascismo ya no es el problema de nuestro tiempo. Se está instalando un neofascismo en comparación con el cual el antiguo quedará reducido a una forma folklórica […].
En lugar de ser una política y una economía de guerra, el neofascismo es una alianza mundial para la seguridad, para la administración de una ‘paz’ no menos terrible, con una organización coordinada de todos los pequeños miedos, de todas las pequeñas angustias que hacen de nosotros unos microfascistas encargados de sofocar el menor gesto, la menor cosa o la menor palabra discordante en nuestras calles, en nuestros barrios y hasta en nuestros cines.”
No se trata, en fin, del fascismo histórico de Hitler y Mussolini, sino del fascismo que reside en cada uno de nosotros, dice Foucault: “que invade nuestros espíritus y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar al poder, desear lo que nos domina…”.
También nos inspira en este programa pensar que el cambio social está al alcance de todos, se juega en la vida cotidiana de cualquiera, nuestros gestos, decisiones y relaciones cotidianas cuentan y mucho.
Nos acompañaron con su música Molotov junto a Ana Tijoux y Liliana Felipe.
Y que viva la vida, que viva la palabra.
Grumas
Revolviendo la Polenta