…con nieve y mucho frío

Si el frío no sirve para terminar de aniquilar a esos mosquitos que ya parecen no tenerle miedo a nada, entonces que sea la excusa perfecta para meterse en la cama bien tapado a disfrutar de películas que nos muestren más frío.

Si el frío no sirve para terminar de aniquilar a esos mosquitos que ya parecen no tenerle miedo a nada, entonces que sea la excusa perfecta para meterse en la cama bien tapado a disfrutar de películas que nos muestren más frío. Sí, porque, a fin de cuenta, somos unos exagerados; esa mínima temperatura del día de hoy no se compara en nada con lo que puede llegar a ser. Esa lluvia del fin de semana pasado lejos está de la nieve de las siguientes tres películas.

Probablemente Fargo (Dir. Joel & Ethan Coen. Estados Unidos, 1996) sea la mejor de todas las películas de estos dos hermanos. Aunque es difícil encuadrarla dentro de un género, se puede asegurar que humor negro no falta, que el guión es sólido, que las actuaciones están a la altura y que, por supuesto, hay nieve y frío por todos lados. En pocas palabras: un tipo contrata a dos criminales para que secuestren a su propia esposa y así cobrar un rescate por parte de su suegro. ¿Hay chances de que salga todo bien?

Everest (Dir. Baltasar Kormákur. Estados Unidos, 2015) no fue la película del año y probablemente no sea recordada por nada en especial, pero definitivamente tiene su lugar en esta categoría. De entrada se le advierte a quien se anime a escalar que el cuerpo humano no está en condiciones de vivir semejantes temperaturas. Por más que uno se aclimate por semanas a la altura, que haya llegado a picos similares, no importa: el cuerpo no soporta tanto frío. La mandíbula va a temblar y vamos a dejar de sentir los pies.

La película se basa en el evento más relevante que sucedió en el monte Everest a fines de los noventa. No faltan algunos lugares comunes, pero vale destacar que se tratan algunos interrogantes interesantes: ¿por qué tanta obsesión con llegar al “lugar más alto del planeta”? Si uno estuvo a quince metros de la cima pero tuvo que volver, ¿se considera fracaso? Y lo mejor, surgen preguntas que después habrá que googlear: ¿cuánto sale escalar el Everest? ¿Cuánto tiempo me tengo que preparar? ¿Qué mecanismos tiene el cuerpo para defenderse de temperaturas extremas? ¿No se puede subir en helicóptero, sacarse la foto y listo?

Por último, tenemos a The hateful eight (Dirección: Quentin Tarantino, 2015), que la vi un enero de mucho calor en el cine, pero como prendieron el aire acondicionado a una temperatura desubicada y Tarantino no paraba de mostrar planos cargados de nieve se podía sentir lo que vivían los personajes o, al menos, agradecer no estar ahí. Al igual que Django, está ambientada en años cercanos a la Guerra Civil estadounidense, por lo que las diferencias entre los personajes de distinta descendencia están a flor de piel. A causa de un temporal, un caza-recompensas, su fugitiva (increíble actuación de Jennifer Jason Leigh), otro caza-recompensas, un sureño que dice ser el nuevo sheriff del pueblo cercano y un señor mayor afroamericano se cruzan en una cabaña con un mexicano, un verdugo, un general retirado que no puede superar su odio racista y una especie de vaquero del oeste. Ninguno de los ocho parece ser dócil o sumiso. Cada uno tiene su carácter, la cabaña es chiquita y la sospecha y la desconfianza entre los personajes no tarda en llegar. Tensión en aumento, actuaciones notables y, claro, un poquito de sangre (y nieve).

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