La verdad de la antena

Los saltos tecnológicos marcan que la red 5G es la nueva zanahoria a seguir pero no todos están seguros. Aquí se le dio luz verde mientras los brazos gordos globales se disputan el control de una herramienta que promete velocidad y poder.

Es probable que el uso de internet emancipe a alguien en algún momento, pero la historia marca que dicha innovación no ha cambiado la ecuación de que la humanidad se autoexplota. Sin embargo, hay chances de que el desarrollo digital sí libere a las máquinas del control de las personas. La expansión en el territorio de la quinta generación de redes de telecomunicación, conocida como 5G, plantea un terreno fértil para que se dé la la intrigante “singularidad tecnológica”, esto es, la posibilidad de que en el futuro la inteligencia artificial supere a la biológica.

Para el presente la nueva red busca popularizar, a través de sus prestaciones en lo que se refiere a velocidad en intercambio de datos y el uso de artefactos con conexión a internet para ser manejados remotamente. El “internet de las cosas” no es nuevo, pero tampoco masivo, y es interés de dicha industria que sea un bien de consumo establecido. En este sentido, la promesa de velocidad es primordial en el esquema digital: vas a poder estar conectado todo el tiempo, en cualquier lugar con tus dispositivos.

Además de brindar mayor velocidad, lo que repercute en menor tiempo de descarga y en mejor disfrute en el acceso a streaming para videojuegos o audiovisuales en línea, la red 5G se posiciona como una mejora para la medicina, por ejemplo, ya que la nueva tecnología disminuye el tiempo de respuesta ante una orden. Reducir la latencia permite operar a personas remotamente sin problemas de sincronización en la manipulación de instrumentos.

En pocas palabras, la red superadora de la actual 4G ofrece potencial, tanto para profundizar la digitalización de la economía como para afectar la rutina diaria. Esta sumatoria de esferas humanas sin duda tiene un impacto en la vida de las naciones, no solo en lo civil sino también en lo militar. En diversos puntos del planeta hay gobiernos que desarrollan esta tecnología y que están en disputa por instalar la red en el globo.

Versus

La batalla tecnológica entre China y Estados Unidos no se reduce a la construcción de antenas y demás artefactos, sino que quien instale la red 5G será quien maneje lo que transcurre a través de ella. Las denuncias por robo de datos no son novedad pero el contexto actual genera un nuevo cúmulo de temores y amenazas, que Occidente ya está esparciendo. Las tensiones entre estas naciones se han agudizado por las restricciones económicas que se van imponiendo y el apartado 5G no es uno más.

“La carrera por el 5G es una carrera que Estados Unidos debe ganar… Es una carrera que ganaremos”, tuiteó el mes pasado Donald Trump antes de tirar un golpe fuerte a la administración de Xi Jinping: la empresa norteamericana Google dejará de proveer su sistema operativo Android a Huawei, la gigante empresa china. Estas restricciones plantean preguntas sobre las reacciones a futuro: ¿Tiene China alternativa a estas sanciones? ¿Será el final de la influencia china en Occidente? Estados Unidos, ¿se mantendrá firme con sus restricciones?

Usando la imaginación se puede arriesgar que China cuenta con herramientas, en software y hardware, para tener su propio universo digital. Si la respuesta es la conformación de una estructura propia, autóctona, lejana de Google, ya se arriesgan escenarios económicos apocalípticos en que la globalización se desmaya y la concepción orwelliana resurge con grandes bloques en constante disputa por el control.

Lo concreto es que Huawei niega las acusaciones de espionaje y se declara proclive a firmar acuerdos de seguridad con los gobiernos. Sin embargo, el grupo Five eyes, una alianza de inteligencia conformada por Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, no promueve la instalación de equipamiento Huawei y cancela compartir información secreta con las naciones que adopten dichos equipamientos chinos.

Primero siempre

Mientras países como Suiza detienen el despliegue de 5G por temas sanitarios, Uruguay se pone a la vanguardia en la región con la implementación de dicha red. “Esto es la continuidad de un camino iniciado que no le tiene miedo a la excelencia y el liderazgo”, afirmó en la ceremonia inaugural el ministro de Industria, Energía y Minería, el ingeniero en Informática Guillermo Moncecchi.

Desde Antel se informa que la nueva red ya está activa en La Barra, departamento de Maldonado, y en Nueva Palmira, Colonia. La promesa de extensión paulatina de la tecnología por el país fue proclamada por los jerarcas, en tal sentido, el presidente de la Administración Nacional de Telecomunicaciones, el ingeniero Horacio Tolosa, afirmó el 9 de abril que la generalización de dicha innovación lleva años, y recordó la experiencia con la actual red 4G.

La madera pierde lugar frente al microchip a medida que los tiempos cambian. Los espacios están en disputa mundial por la implementación de una herramienta cuestionada pero que viene con su promesa emancipadora. A nivel local, funcionamos como el imán de lo nuevo para estar sentados en la mesa de los adaptados con el riesgo de pecar de atropellados.

Texto: Sebastián Penni

Foto: Pixbay

Otras notas para leer

Menú

Buscar

Compartir

Facebook
Twitter
Email
WhatsApp
Telegram
Pocket

Gracias por comunicarte con PEDAL. Creemos que la comunicación es movimiento, y por eso queremos que seas parte.
Nuestra vía de comunicación favorita es encontrarnos. Por eso te invitamos a tocar timbre en Casa en el aire: San Salvador 1510, un espacio que compartimos con otros colectivos: Colectivo Catalejo, Colectivo Boniato, Cooperativa Subte y Palta Cher.

Te esperamos.