Derribando mitos, el punitivismo no es solución. La ley y las experiencias de encierro

En abril Las Polentas hablamos de punitivismo y conversamos con Martín Fernández, integrante de Ielsur (Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay), con Martín Zorriba, participante del centro cultural El Almendro, mientras cumplía su pena en el Comcar, y con Rocío Morales, coordinadora y docente del centro cultural que funcionó hasta 2018 con unos 350 estudiantes.

Comenzamos el programa dando a conocer datos sobre la situación carcelaria de nuestro país. Uruguay es uno de los 30  países con más presos por habitante en el mundo, y el sexto en América Latina.[1] En un ranking de 222 países, Uruguay ocupa el lugar 28, con más personas privadas de libertad por habitante que Perú, Chile, Colombia, Paraguay, México y Argentina. Si se considera que el 69,2% de los reclusos están presos sin condena, Uruguay ocupa el lugar 13 de este ranking.[2]

Asimismo, las condiciones en cárceles uruguayas “siguen siendo pobres e inhumanas”, según el último informe de Derechos Humanos del Departamento de Estado de Estados Unidos, que señala que el 30% de los internos sufrió tratos crueles y que otro 30% no ha tenido posibilidades de reinsertarse en la vida fuera de la cárcel. Hacinamiento, malas condiciones higiénicas, atención médica insuficiente, programas socioeducativos inadecuados y altos niveles de violencia entre los reclusos son algunos de los problemas identificados en el informe.[3]

Como sociedad naturalizamos la segregación. Naturalizamos el encierro. Naturalizamos la expulsión. Expulsamos al que molesta. Lo exterminamos. O militamos por su exterminio. La represión se hizo norma. La represión devino cultura. Cultura oficial. Decime a quién encarcelás y te diré qué país sos.

¿Cómo asegurar que la nuestra no sea una justicia de los vencedores? Creemos que si bien la punición es un ingrediente indispensable de la receta penal, no es ni debe ser el único. En realidad, se supone que debido a las normas vigentes del derecho penal liberal estamos dispuestos a castigar si y solo si la punición es precedida por el razonamiento legal, el cual debe estar fuertemente sazonado con dosis considerables de garantismo. Invitamos a Martín Fernández abogado integrante de Ielsur para conversar sobre las implicancias del punitivismo.

El objetivo de Ielsur es el desarrollo de acciones jurídicas, abordadas desde la perspectiva de personas o grupos vulnerados en sus derechos humanos, para lograr la plena vigencia de estos. Para lograrlo su accionar tiene como marco de referencia a los tratados y convenios internacionales de Derechos Humanos, y pretende conseguir que estos no se conviertan en declaraciones de principios, sino que transformen la realidad de quienes ven lesionados sus derechos.

Martín Fernández nos contó cómo es el accionar de Ielsur, cuáles son las estrategias de acción que despliegan para que justamente los derechos no sean solo palabras. Nos explicó qué implicancias tiene la última modificación que se realizó del Código Penal uruguayo. Hablamos de qué es punitivismo y de qué mitos hay que derribar como sociedad en torno a las cárceles, su población y los delitos que cometen. Nos aventuramos a imaginar alternativas para que no todo delito penal se pague con la cárcel: ¿podemos pensar en salidas civiles a los delitos de propiedad privada? Martín nos habla de que hay posibilidad, pero que debemos hacer un proceso extenso y muy comprometido, debe haber reales políticas públicas que atiendan esta problemática social. Equipos multidisciplinarios que tengan apoyo, recursos, y acuerdo entre todos los actores necesarios para que esta perspectiva se lleve adelante efectivamente y modifique realidades. Sino muy pronto la prensa influyente y la opinión pública afirmarán el fracaso para volver a exigir la condena como única opción ante la violencia económica.  Cerramos la conversación con Martín reflexionando sobre la propuesta de modificación constitucional que propone la campaña “Vivir sin miedo”.

En la segunda parte del programa, en el intercambio con Martín Zorriba y Rocío Morales, nos metimos en un terreno más emocional y afectivo. Nos contaron sobre sus experiencias en el Comcar, Martín como ex privado de libertad y Rocío como docente que llevaba adelante la coordinación del centro cultural El Almendro.

Junto a Martín derribamos otros mitos, nos hizo dar cuenta de la realidad que se vive ahí adentro: la pena es la privación de la libertad, pero no los maltratos, el cese de la posibilidad de estudiar, de acceder a la salud, padecer el ocio infinito, pasar frío y hambre, vivir en condiciones inhumanas. Nos contó que El Almendro era una isla en el infierno, que allí realizó el tema musical: “con el corazón en la mano”, el cual escuchamos en el programa, hizo electricidad, construcción entre otras cosas. Afuera no hay nada para hacer, es difícil continuar; hizo un curso de Inefop, pero de todos modos hoy Martín está sin trabajo. El castigo social por haber delinquido continúa más allá de haber cumplido la pena. No hay colectivo de presos o expresos; lo ve necesario, pero siente que hay demasiada precarización de la vida como para poder organizarse. Hablamos sobre quienes conforman la población carcelaria: gente joven y pobre, las personas más vulneradas son las que terminan en la cárcel.

Rocío nos contó cuáles fueron los tratos que recibió la propuesta de El Almendro, al punto de que ya no funciona más en el Comcar. Expresó la tristeza y frustración que genera que un espacio tan sustancial deje de existir dentro del Comcar. Al parecer los intereses se juegan en otro lado, no en la posibilidad de tener que los seres humanos tengan una vida digna. Urge pensarnos más allá del castigo.

[1] Pew Research Center, 2018.

[2] Informe 2017 del comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Miguel Petit.

[3] Pablo Alfano, Sudestada, 28/3/2019.

Imagen: Trincheras Polentosas

Texto: Trincheras Polentosas

Escuchá el programa aquí:

Otros programas para escuchar

Menú

Buscar

Compartir

Facebook
Twitter
Email
WhatsApp
Telegram
Pocket

Gracias por comunicarte con PEDAL. Creemos que la comunicación es movimiento, y por eso queremos que seas parte.
Nuestra vía de comunicación favorita es encontrarnos. Por eso te invitamos a tocar timbre en Casa en el aire: San Salvador 1510, un espacio que compartimos con otros colectivos: Colectivo Catalejo, Colectivo Boniato, Cooperativa Subte y Palta Cher.

Te esperamos.