Las mujeres nos encontramos en Migues Canelones- Uruguay, para fortalecer nuestra culturaoriginaria y luchas en defensa del territorio.
En el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena se realizó en el interior profundo del departamento de Canelones, en la localidad de Migues y en la cuenca alta del Arroyo Solís Chico-Yasyry, el segundo encuentro de mujeres Guardianas de la Naturaleza. El encuentro, que se realizó el 2 y 3 de septiembre, fue organizado por el Clan Rualaat —familia que reside en la localidad — y un grupo de mujeres charrúas Ukay Guday —conformado por mayoras o abuelas de las diferentes comunidades —, en colaboración de la organización Hum Pampa y la Fundación Cuauthemoc de Corrientes, Argentina.
Llegaron mujeres descendientes de indígenas y charrúas de todo el Uruguay, algunas de ellas representando a sus comunidades como la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa (Adench), Agrupación Queguay Charrúa (Aquecha), Consejo de la Nación Charrúa (Conacha), entre otras. También llegaron aquellas mujeres que simplemente respondieron al llamado del encuentro y del abrazo entre hermanas que compartimos una historia común. Asistieron integrantes de comisiones vecinales, defensoras del agua, ambientalistas, artistas y de la Red de Mujeres Rurales.
Fue un encuentro transgeneracional porque contó con la presencia de grandes referentas como la abuela Lilia ‘Ñata’ Castro de 85 años, oriunda de Paysandú, quien dedicó su vida a la defensa de los derechos humanos, así como con jóvenes y hasta pequeñas infancias de pecho. De países vecinos asistieron, representantes de la provincia de Corrientes, Argentina; Moory Romero, coordinador en Pacha Saraya Yatiña del Estado Plurinacional de Bolivia; y autoridades locales en el momento de la apertura del encuentro. Por otra parte, llegaron al encuentro la antropóloga Sibila Vigna y la licenciada en desarrollo Ana Barbosa, que integran una investigación sobre la cosmovisión, espiritualidad y modos de vida de la comunidad charrúa contemporánea en Uruguay. También lo hicieron médicas de la Unidad de Promoción y Desarrollo de Extensión Universitaria de la Facultad de Medicina (Udelar).
El encuentro se dividió en dos días con temáticas diversas que apostaron a fortalecer la identidad cultural y atender los conflictos ambientales que enfrentan las mujeres del pueblo charrúa en todo Uruguay. Conceptos como territorio y salud atravesaron los círculos de mujeres, quienes enfrentan innumerables luchas en defensa de la vida y contra los modelos extractivistas que contradicen los valores y la cosmovisión indígena.
El agua tomó el centro de los círculos de la palabra debido a la actual crisis hídrica que atraviesa Uruguay. En la costa este del país, las mujeres luchan por defender fuentes de agua dulce, arroyos, lagunas, montes y humedales. Al sur de Montevideo, la capital del país, un grupo de mujeres charrúas impulsa la restauración del Arroyo Pantanoso. Al norte, en el departamento de Paysandú, las forestales cercan y contaminan el suelo y el agua de las compañeras rurales que habitan en localidades pequeñas próximas al paraje Salsipuedes. Finalmente, en el departamento de Tacuarembó, referentes charrúas encabezan la lucha contra un megaproyecto que producirá hidrógeno verde en la localidad de Tambores. Este proyecto es coordinado por el Ministerio de Industrias Energía y Minería de Uruguay, y avanza mediante un discurso de “energías renovables”. Igualmente, pretende explotar agua —materia prima necesaria para esta industria — extrayéndola del acuífero Arapey y afectando directamente la salud del acuífero Guaraní. Para que este megaproyecto funcione se prevé la instalación de una planta química industrial que ocuparía unas 50 hectáreas en las nacientes de los ríos del norte del país. A su vez, un proyecto de parque eólico de molinos de viento que ocuparían una superficie de 2.300 hectáreas para abastecer la planta, más un parque fotovoltaico de 500 hectáreas. Las comunidades locales no fueron informadas en tiempo y forma de tal proyecto categorizado por el Ministerio de Ambiente como “C” debido a su alto impacto ambiental y social, vaciando los ámbitos de participación que exige la ley. Este megaproyecto extractivista es impulsado por una empresa alemana, y sería la primera planta en el mundo de este tipo, teniendo un carácter de experimental en nuestro territorio.
La actual crisis hídrica que atraviesa el país es consecuencia principalmente de un modelo de desarrollo extractivista, donde industrias como la que se instalará en Tambores se instalan en las fuentes de agua dulce, e implican la marginación para nuestro pueblo.
El segundo día del encuentro se volcó a atender el cuerpo-territorio de las participantes con prácticas de salud ancestral, como el uso de hierbas medicinales. Allí afloró la herida profunda que poseemos las descendientes e indígenas del Uruguay, dolores de una historia de violencia, de campañas genocidas, de discriminación, de negación y silencios familiares. Dolores que perduran en el tiempo ante una sociedad que actualmente discrimina y niega la existencia de nuestros antepasados, por lo tanto, niega nuestra propia existencia. No importan los relatos familiares que se han conservado, las prácticas, los dialectos o ceremonias que aún perduran. No importan siquiera los innumerables trabajos académicos que han refutado este racismo infundado por el colonialismo, y que intentan derribar el discurso hegemónico de una sociedad eurocéntrica.
Estos encuentros en comunidad nos permiten sanar la herida entre cantos, danzas, ceremonias y recuperar el valor de la conciencia colectiva que nos fue arrebatada por la primacía de la cultura occidental.
Por Paula Piriicaa, comunidad Hum Pampa