Proclama leida en la marcha
Hoy inundamos la calle con nuestros cuerpos. Seguimos rompiendo el silencio. En las últimas semanas el hartazgo de la violencia machista y patriarcal nos llevó a inundar las redes con incontables testimonios que denuncian diversas situaciones de acoso, abuso y violencia sexual. Hoy salimos por todas las y les que han podido hablar y por quienes aún no lo han hecho. Volvemos a decir que no estamos solas, porque somos un entramado de resistencias que se teje en cada rincón.
Rompemos el silencio porque no estamos dispuestas a seguir tolerando la complicidad y la impunidad del pacto patriarcal que perpetúa y legitima en las calles, en las camas, en las casas, en el estado, en las organizaciones e instituciones los abusos y las violencias a las que nos enfrentamos. Un pacto de machos que haciendo uso de su poder y sus privilegios pretende disponer de nuestros cuerpos de mujeres, mujeres afro, mujeres trans, lesbianas y no binaries, niñes y adolescentes, provocando heridas en cada una de nosotras y nosotres, y así en todo el tejido social.
Rompemos el silencio en las redes colectivamente porque no son y nunca fueron testimonios aislados. Exponemos prácticas que se perpetúan y reproducen cotidianamente, en las casas, en el carnaval, en el arte, en los centros educativos, en la política, en los sindicatos, en los lugares de trabajo. La catarata de denuncias nos muestra que son violencias generalizadas que atraviesan toda la sociedad. Decimos ¡basta! Esto es una política colectiva que pone a raya lo que ya no admitiremos como “normal”. Una acción que instala el desafío de que en cada espacio se abra un proceso colectivo de justicia, que desarme la impunidad machista, que sea útil para sanar y crear espacios más vivibles para todes.
Rompemos el silencio porque estamos hartas y asqueades de cargar sobre nuestros cuerpos el dolor, el miedo, la culpa y la incomodidad. Abrazamos y estamos para cada una de las compañeras y compañeres que se animó a hablar, a todas aquellas que pusieron su tiempo y escucha para recoger y publicar los testimonios. Confiamos en lo que sentimos y deseamos. No estamos solas, nos reinventamos en el encuentro con otras y otres. Nos escuchamos, nos acompañamos y sostenemos, y por sobre todo nos creemos.
Rompemos el silencio porque no estamos dispuestas a tolerar la cultura de la violación y el abuso. Porque sabemos que nombrar la agresión, el abuso y la violencia es importante para nuestro proceso de autocuidado y para que no le pase a nadie más. Aprendimos que es necesario construir una justicia en clave feminista, una justicia que no nos re-victimice y que trascienda las lógicas punitivas.
Rompemos el silencio porque aprendimos a tejer espacios donde hablarnos y escucharnos entre nosotres, donde sentirnos seguras y cuidadas, donde nuestros relatos resuenan en los cuerpos de otras y otres. ¡Estamos aquí para reafirmar nuestro pacto feminista de cuidado y nuestro deseo de cambiar la vida!
¡Se va caer porque lo estamos tirando!
¡Feminismos en las casas, en las calles, en las camas y en todas partes!