La amistad y la música son la clave de Usina 99, un grupo de 9 amigos que hace 3 años decidieron organizarse para transformar el “no” del circuito musical, en un “sí” creado por ellos mismos, un “sí” propio.
De por sí, una banda de música es un colectivo, Usina 99 nuclea 9 bandas de distintos géneros y formación: Kilo, Los Pollos Hermanos, Hermanos Hernández, Milongas Extremas, Sr. Motta, Paio y los necios, Todos Brujos, La Mínima y Pánico escénico.
Matías Rodríguez y Camilo Gramoso contaron acerca del proyecto. Uno de los motivos que los llevó a embarcarse en el colectivo fue lograr la eliminación de los intermediarios asumiendo tareas que van más allá de la ejecución y composición musical —producción, armado y sonido, entre otras— y aprender del trabajo de los demás. Ser el respaldo del compañero, “hacerle la segunda”, dice Matías.
Sinergia —acción conjunta de muchos para realizar una sola función— es la palabra clave según Camilo. Hace un año que tienen su espacio en Ciudad Música, este lugar se convirtió en referencia y central de operaciones, allí ensayan, graban, editan, discuten y aprenden. Para el colectivo ha sido un salto cualitativo en su quehacer. Para sustentarse y pagar la primera inversión, rentan equipos de amplificación, de manera interna para sus propias bandas y para espectáculos externos.
En cuanto al proceso artístico, “las bandas funcionan con autonomía, cada una tiene su ecosistema para vivir”, ilustra Camilo; sus perfiles son distintos, esto hace que puedan crear en paralelo y con colaboraciones sin pisarse o sobreponer su contenidos artísticos.
Los músicos contaron: “Pudimos activar algunos lugares para arrimar música a la gente que antes no, llegar a esa cantina o boliche que no tiene sonido. Lo que queremos es que nos escuchen” desde que se juntaron pueden hacerlo con más libertad e independencia.
Texto: Colectivos
Fotos: Valeria Amaro, Fanny Rudnitzky