El cascabel al gato

De cara a una nueva apertura del caso Santiago Maldonado, la familia pone en la palestra al Estado y pide imparcialidad al momento de buscar la verdad.

“Acá falta una investigación, y esta investigación debe hacerse por medio de un grupo de expertos independientes”, dice la abogada Verónica Heredia a La Vaca antes de argumentar en la Cámara de Casación Penal. Heredia, junto con el hermano de Santiago, Sergio Maldonado, prestó testimonio con el fin de trabajar el caso, si se reabre, desde la “desaparición forzosa” y no del “abandono de persona”, lo que fue la hipótesis inicial de la causa, archivada en 2018.

Cuando inicie 2020 serán ya 30 los meses desde la represión por parte de la Gendarmería argentina en la ruta 40 en el departamento de Cushamen. El objetivo de la coerción armada ese 1 de agosto de 2017 estuvo enfocada en reprimir y liberar la ruta cortada por reclamos mapuches. La movilización contó con la participación del artesano Santiago Maldonado, quien desapareció ese día y fue encontrado sin vida casi tres meses después. El accionar de la Gendarmería en la ruta aquella jornada de agosto fue responsabilidad de Noceti, mano derecha de la ministra de Seguridad del vecino país en aquel entonces, Patricia Bullrich. 

En agosto de 2017, Bullrich, al dar  explicaciones frente al Senado por el accionar de la fuerza de seguridad en la ruta 40 y en las proximidades al río Chubut, desestimó culpar a algún funcionario a excepción de ella misma: “Me la banco yo”. La comunión entre el ministerio de Seguridad y Gendarmería no solo proclama un relato sino que genera desconfianza. 

Así lo entiende Sergio, hermano de Santiago, quien frente a los jueces enumeró hechos sucedidos que funcionaron como obstáculos en el proceso por la verdad y justicia del caso. Sobre el cierre de la alocución, entre camaristas y periodistas, Sergio Maldonado dejó una cuestión en el aire sobre el puente existente entre Bullrich y Gendarmería: “¿Cómo podemos confiar en esa estructura de seguridad?”.

Friends will be friends

Gendarmería prepara una ofrenda. Elige un sable y le imprime un grabado. “No voy a hacer la injusticia de querer tirar a un gendarme por la ventana”, dice la espada a ser regalada por el cuerpo militarizado a la ex ministra de Seguridad, autora de la frase. El acto de entrega materializa la non santa alianza entre una fuerza de seguridad y la que algunas personas proclaman futura líder de la oposición argentina. 

Frente a los medios de prensa, el hermano de Santiago Maldonado, en la previa de la audiencia, marcó como mensaje mafioso la entrega del sable grabado, y es que así lo parece. Un regalo cargado de simbolismo que resume la complicidad de las fuerzas represivas con el poder político, el cual muches definieron como la doctrina Bullrich. Una manera de entender la seguridad interna como una guerra, legalizando el gatillo fácil, las detenciones arbitrarias, la tortura y la impunidad como moneda corriente durante el período macrista.

Nuevo escenario: el post-macrismo

El futuro próximo encontrará a Argentina con un nuevo poder político y hay suspicacias en torno al rol del Poder Judicial en dicha gestión. Por lo pronto, parece estar tratando de jugar un juego difícil de sostener en el tiempo. No es posible sostener la credibilidad en el intento de proteger a los victimarios y mostrarse a favor de la búsqueda de verdad y justicia, no se puede estar bien con todos.

Queda demostrado en la última actuación por parte de la Cámara de Nacional de Casación Penal plagada de dualidades y medias tintas. Por un lado, confirman la necesidad de que la investigación continúe, se designe un juez y se descarte el sobreseimiento de uno los implicados. Por otro lado, rechazan los recursos interpuestos por la querella que pretenden que se investigue en el marco de la desaparición forzada y la violación del Código Penal por parte del accionar de la Gendarmería.  

Parece subyacer una necesidad por parte de la Justicia de que el tiempo corra para acomodar el cuerpo a futuro, observando con buenos ojos el proceder de una nueva investigación, que tome declaraciones a testigos, avance con las pericias, cumpla con los protocolos,  pero sin caratular el caso como corresponde y evitando juzgar el accionar de las fuerzas represivas. 

Es imperante la necesidad de poner bajo la lupa la responsabilidad del Estado por desaparición forzosa, inteligencia ilegal, creación de falso enemigo y protección de lucro inmobiliario. La familia, junto a colectivos y movimientos por los Derechos Humanos, continúa la búsqueda por verdad y justicia. Colocan ahora la presión sobre el nuevo gobierno, que tiene al frente a Alberto Fernández. Tendrá que demostrar si está a la altura de la historia y los hechos, que demandan una actitud firme para andarse sin rodeos y ponerle definitivamente el cascabel al gato.

 

Texto: Sebastián Penni

Foto: De izquierda a derecha, Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Javier Carbajo (Vicky Cuomo, Revista Cítrica)

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