Desafíos políticos de las organizaciones trans

Cuando teníamos una ley aprobada y a esta altura debíamos estar en proceso de implementarla, se hizo pública la presentación ante la Corte Electoral de algo más de 69.000 firmas que buscan interponer un recurso para que la ley sea derogada. Estamos hablando de la Ley Integral para Personas Trans. Y en estos días asistimos a un revival de lo que fue octubre de 2018, cuando esta ley fue discutida en el Parlamento y ocupó mucho espacio en los medios de comunicación.

Esto volvió a suceder unas semanas atrás, cuando las firmas para derogarla fueron presentadas. Sus impulsores son Álvaro Dastugue, diputado del Partido Nacional y pastor de la Iglesia Misión Vida, y Carlos Iafigliola, del Movimiento Social Cristiano, que también forma parte del Partido Nacional. Este último desfiló por los medios de comunicación, y aunque en muchos casos no salió bien parado en el intercambio con los periodistas, de algún modo logró instalar dudas sobre los contenidos de la ley y sobre la posibilidad de que continúe vigente.

La argumentación de quienes impulsaron la recolección de firmas vuelve a centrarse en la difusión de mentiras, y verdades a medias. Algo que fue denunciado desde la Campaña por la Ley Integral para Personas Trans, que ha logrado reunir algunos testimonios de cómo fueron conseguidas varias de esas firmas. Otra vez se vuelve a discutir, no sobre la ley, sino sobre su caricatura. Una y otra vez se hace necesario remarcarles que la ley no dice lo que ellos están diciendo. Y una y otra vez persisten en su línea argumental que no por casualidad aparece blindada a cualquier contraargumento, porque es a partir de ahí que ese sector político está construyendo su identidad.

Un sector político que habla de un “orden natural” que excluye y estigmatiza la diferencia, que habla de una “familia ideal”, que suele ser la que expulsa a las personas trans y las condena a una vida de vulneración. Un sector político que intenta capitalizar el miedo y la desconfianza para perfilarse. En los últimos tiempos Uruguay ha visto consolidarse una derecha que se fundamenta a partir de la religión, algo que no es común en el país. Una derecha que ocupa las calles, que disputa el espacio público, que milita contra las conquistas sociales.

Un sector así llegó al poder en Brasil y estamos viendo las implicancias. Pero además de las convicciones religiosas del presidente Bolsonaro y varios de sus ministros, Paulo Guedes, quien fue designado al frente del Ministerio de Economía, no se basa en la ley divina, es un neoliberal formado en la Universidad de Chicago que promueve medidas contra la clase trabajadora y los sectores populares.

Para los movimientos sociales se plantea la necesidad de aprender de las experiencias de lucha. De sumar fuerzas para esta y futuras luchas. En esta perspectiva, conversamos con Josefina González y Diana Sellanes, de Unión Trans, y Rodrigo Falcón y Ciro González, de Trans Boys Uruguay.

Texto: Colectivos

Foto: Radio Pedal

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