En esta edición de Colectivos recibimos a Vanessa Ferrand de Climate Save Uruguay, Lucía Delbene de Dafnias Colectivo Ecofeminista y Analía Flores de la Colectiva Feminista Antiespecista, para conversar sobre la crisis ambiental y sus alternativas.
El lunes 22 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha que fue instituida por las Naciones Unidas y que el año próximo llegará a su edición número 50. Como en años anteriores, la fecha sirvió para que los medios de comunicación se hicieran eco de los problemas vinculados al medio ambiente y publicaran titulares alertando a la población sobre el estado actual del planeta.
Pero más allá de las fechas conmemorativas, cada vez son más las señales de alerta que este nos está dando.
El calentamiento global ya no es un mito, sus consecuencias son visibles. A la elevación de la temperatura se suman la contaminación atmosférica, la reducción de los hielos polares, la presencia de plástico y la acidificación de los océanos, la destrucción de los ecosistemas, la extinción de especies animales y vegetales, los desplazamientos humanos por sequías, inundaciones, catástrofes naturales y crisis alimentarias.
Debido al significativo impacto que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres, parte de la comunidad científica propone definir esta como una nueva era geológica, el Antropoceno. Según esta perspectiva, nos hemos convertido en una fuerza de alcance geológico con importantísimas consecuencias ambientales que durarán siglos y condicionarán cualquier evolución futura.
Mientras todo esto sucede, los gobiernos en el norte y en el sur insisten en modelos desarrollistas con una economía basada en la explotación petrolera, en el extractivismo, en los monocultivos, en la producción de objetos de limitada vida útil y, sobre todo, en la vía del crecimiento sin límites.
A la continuidad de estos modelos de desarrollo sustentados en una lógica de acumulación depredadora, se añade una coyuntura político cultural donde emergen con fuerza voces que niegan el cambio climático y un auge de las pseudociencias que disputan de igual a igual con los avances científicos el relato del fenómeno.
En América Latina, incluso bajo gobiernos progresistas, el deterioro ambiental siguió avanzando a pasos agigantados. Esta avanzada arremete no solo contra el medio ambiente sino también contra quienes lo defienden: la región sigue estando en primer lugar en el mundo en asesinatos de activistas ambientales.
En Uruguay, las cianobacterias tuvieron un protagonismo inesperado en el verano, y fueron el indicador del estado de contaminación en que se encuentran los cursos de agua y el desproporcionado uso de agrotóxicos.
Todo esto nos conduce a la necesidad de tomar acciones urgentes en nuestra vida cotidiana y exigir a los gobiernos que actúen con mayor responsabilidad. Es esta generación la que está en condiciones de evitar que se llegue a un punto de no retorno, después las consecuencias no se podrán revertir. Como dicen las consignas de las movilizaciones que se están realizando en diferentes partes del mundo por parte de la iniciativa Extinction Rebellion: “No hay (plan)eta B”.
Para pensar estos temas conversamos con representantes de tres colectivos que están trabajando por la toma de conciencia de los problemas ambientales, la comprensión de sus causas estructurales y la necesidad de comprometernos con su transformación. Recibimos a Lucía Delbene de Dafnias Colectivo Ecofeminista Uruguay, Analía Flores de la Colectiva Feminista Antiespecista y Vanessa Ferrand de Climate Save Uruguay.
Texto: Colectivos
Foto: Fanny Rudnitzky
Escuchá la nota acá:
[archiveorg CrisisAmbiental width=640 height=30 frameborder=0 webkitallowfullscreen=true mozallowfullscreen=true]