…con viajes en el tiempo

¿Qué pasaría si lográramos viajar en el tiempo? ¿Podríamos impedir grandes catástrofes y vivir felices para siempre en una línea de tiempo paralela? ¿Evitaríamos las tragedias pero generaríamos consecuencias inmanejables porque el aleteo de una mariposa en Katmandú genera un temporal en Rambla Sur? El cine ha tratado estas variables muchísimas veces, algunas con buenos resultados.

¿Qué pasaría si lográramos viajar en el tiempo? ¿Podríamos impedir grandes catástrofes y vivir felices para siempre en una línea de tiempo paralela? ¿Evitaríamos las tragedias pero generaríamos consecuencias inmanejables porque el aleteo de una mariposa en Katmandú genera un temporal en Rambla Sur? ¿O llegaríamos a la terrible conclusión de que fue, justamente, nuestro yo del futuro el responsable de la desdicha, que al toquetear el tiempo le hizo un rulo eterno e inmodificable? El cine ha tratado estas variables muchísimas veces, algunas con buenos resultados, otras con historias demasiado pretenciosas, confusas y hasta incoherentes. Las tres que nombro a continuación pertenecen, a mi entender, al fascinante primer grupo.

 

Los cronocrímenes (España, 2007. Dirección: Nacho Vigalondo)

Héctor ve con sus binoculares a una chica desnudándose en el medio de un bosque y decide ir a buscarla. Un hombre envuelto en vendas lo ataca con una tijera y Héctor corre y corre hasta que un científico loco (interpretado por el director) lo invita a esconderse en una especie de bañera. Cuando Héctor sale de la bañera, se da cuenta de que viajó en el tiempo una hora atrás. Los cronocrímenes es una película con un presupuesto bastante bajo y una cabeza inmensamente brillante (Vigalondo es uno de los guionistas/directores más ocurrentes y creativos de España). Si bien la trama es compleja y requiere atención, hay varios indicios que nos ayudan a comprender en qué momento estamos de esa hora que se repite, lo que facilita nuestro entendimiento y nos permite seguir las aventuras de los distintos Héctores sin problemas.

Muchas películas de viajes en el tiempo arrancan bien y al final cometen errores imperdonables porque sus guionistas no saben desenredar la maraña cronológica en la que se metieron. Por suerte, Los cronocrímenes es una hermosa excepción.

 

Primer (Estados Unidos, 2004. Dirección: Shane Carruth)

Si quieren hacer una película de ciencia ficción pero no tienen presupuesto para disfraces alienígenas o expediciones a Saturno, los viajes en el tiempo son una buena opción. Así lo entendió Vigalondo y también el matemático Shane Carruth, aunque el segundo redobló la apuesta: Primer costó sólo siete mil dólares y Carruth la dirigió, escribió, produjo, editó, protagonizó y hasta compuso la música.

El tema es así: dos amigos inventan accidentalmente una máquina del tiempo un poco precaria y con reglas bastante precisas. Al principio, el plan es usarla para comprar acciones en el pasado y ganar plata pero, rápidamente, los amiguitos se entusiasman y empiezan a experimentar, creando varias líneas temporales y haciendo explotar la cabeza del espectador. Para ver Primer hay que estar muy atentos, entender la lógica del funcionamiento del aparato, quizás hacer dibujitos para no perderse y mirar la película un par de veces. No es algo que le recomendaría a quien sólo busca distraerse, pero si realmente les gusta la ciencia ficción “pura”, escrita por alguien que entiende de qué habla cuando habla de ciencia y con una trama rebuscada pero en la que todo encaja milimétricamente, métanse ya en esta máquina del tiempo y véanla ayer.

 

Somewhere in Time (Estados Unidos, 1980. Dirección: Jeannot Szwarc)

Es probable que estén experimentando fatiga neuronal luego de los esfuerzos que hicieron con los dos títulos anteriores, así que vamos a bajar la intensidad con una historia romántica y sencilla. Un apuesto y joven escritor de obras de teatro (Christopher Reeve) se encuentra con una vieja que le dice que vuelva a buscarla, y se muere (la vieja, él no). ¿Quién es esa vieja? ¿Qué significa esa frase? Ya lo verán. Somewhere in Time no tuvo mucho éxito de taquilla y tampoco recibió excelentes críticas pero, por algún motivo, con los años se ha convertido en una película de culto. The International Network of Somewhere in Time Enthusiasts (INSTE) es un club de fans que, desde hace décadas, organiza eventos relacionados con la película. Hay algo sumamente trágico en esta historia de amor que atrapa, la música es muy agradable y no tiene la densidad narrativa de la mayoría de las películas de su categoría (de hecho, ni siquiera hay máquinas del tiempo involucradas). Yo no sé si es porque fue una de las primeras historias con viajes en el tiempo que vi en mi vida, pero me encantó.

Texto: Micaela Domínguez Prost

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