Círculos viciosos

“Mantén confidencial el círculo por seguridad de todas las que estamos dentro. Mantén el círculo discreto, no es para conversaciones en público ni para compartir en redes sociales. Llegarás al centro siempre y cuando cumplas con todos los compromisos y hayas atravesado todas las etapas.”
ilustración de la argentina Vero Gatti, utilizada como imagen motivacional por los telares

“Mantén confidencial el círculo por seguridad de todas las que estamos dentro. Mantén el círculo discreto, no es para conversaciones en público ni para compartir en redes sociales. Llegarás al centro siempre y cuando cumplas con todos los compromisos y hayas atravesado todas las etapas.”

Así relata un video que invita a las mujeres, y solo a ellas, a participar en el Telar de mujeres, también conocido como Mandala, Flor o Círculos de la abundancia. Estos nombres responden a su forma de organización, que el video asegura que “no es de ninguna manera un negocio”, porque “el dinero que regalas no es una inversión”. El Telar “no es un multinivel ni una pirámide, no hay compañía ni producto o una inscripción involucrada”. La invitación termina con una gran promesa que todos alguna vez deseamos que se haga realidad: “nos transformamos a nosotras mismas y al mundo”.

Joana recibió la invitación por una amiga cercana, de los que ya había hecho mención anteriormente, y para motivarla a participar le envió información por medios digitales, principalmente por la aplicación Whatsapp. Entre los contenidos se identifican los conceptos “ayuda mutua” y “economía solidaria”, sin dejar de lado nunca el empoderamiento de las mujeres y la red de contención que ellas ofrecen.

telar 1El Telar es un grupo de 15 mujeres organizadas en forma de círculos concéntricos conformados por los cinco elementos. Quien ocupe el nivel del agua recibirá “el regalo” luego de atravesar los otros cuatro elementos. El regalo es dinero, son dólares. Cada mujer al ingresar ocupa el círculo de fuego y entrega un regalo (de 1.440 dólares) a la mujer en posición agua, quien recolecta los ocho regalos de las novatas y se retira (con 11.520 dólares). Tras retirarse se convierte en Hermana mayor: apoya al grupo para que todas puedan llegar al centro.

Al principio, las dudas atacaron a Joana, pues el regalo implicaba mucho dinero y no tenía suficiente efectivo. La Hermana mayor le ofreció participar en un Fractal, que es una organización similar al Telar pero mixta, con un monto en moneda nacional y más accesible. Con entregar 5.000 pesos Joana obtendría 40.000 dos semanas después.

Ambas organizaciones funcionan de la misma manera en cuanto a la movilidad dentro de la estructura: al retirarse la persona que se ubica en el centro, las dos que ocupaban el lugar de la tierra comienzan un nuevo Telar/Fractal en la posición agua. Asimismo, los demás participantes avanzan hacia el centro. Cada vez que ocho personas entran como fuegos dan sus regalos, y el proceso vuelve a comenzar infinitamente, en un escenario ideal. El crecimiento de los Telares es exponencial, se necesita de un gran número de personas para mantener el sistema funcionando.

telar 2Joana participó en un Fractal con personas de La Paloma, Rocha. Consiguió el dinero y se retiró, pero detrás de ella el sistema se derrumbó. Matías y Claudia participaron junto con ella y nunca obtuvieron su dinero, por lo que se retiraron tras unos meses. El error en uno de los casos fue atribuido por el grupo a la mala energía de uno de los participantes. Joana se sintió incómoda, completó el Fractal y obtuvo el dinero final, pero muchos de sus amigos/invitados que quedaron en él perdieron su aporte. “Cuando estaba en el Fractal me llevé la plata pero me volví loca. Estás todo el día con el celular”, afirma Joana.

Telares y Fractales tienen una diferencia más argumentativa que funcional. En un video se menciona el libro El millonésimo círculo, de la autora Jean Shinoda Bolen, y se invita a transformarse junto a la sociedad. Se busca “el cambio morfogenético”: cambiar la cultura entera modificando la forma en que determinado número de personas piensa y actúa. Para justificar eso se introduce la teoría de los cien monos de la isla Kagoshima, Japón, donde esto se dio de hecho y fue monitoreado por científicos.

Mix de ciencia y espiritualidad

El Mandala representa la conciencia del todo, “un diagrama cósmico que nos recuerda nuestra relación con el infinito”, expresa el video. Aparece en todas las formas de vida, “la tierra, el cielo, la luna, y en los círculos de vida que componen a la familia, amigos y comunidades”. El Telar al que fue invitada Joana nunca tuvo una reunión presencial, sus integrantes están en diferentes departamentos de Uruguay e, incluso, en países lejanos. Las reuniones son vía Whatsapp y Zoom (aplicaciones de videollamadas). La base del grupo está en la confianza, por eso la invitación llega por medio de amigas o familiares. Sin confianza no hay Telar, al punto de que su falta puede arruinarlo.

Con un viaje en mente, Joana vio en el Telar una oportunidad para conseguir el dinero. Estuvo en varias reuniones virtuales con las que luego serían sus compañeras de grupo. Al principio decidió participar, pero antes de depositar su regalo se retiró. La insistencia y la presión que sintió fueron agobiantes; siempre desde el amor. “Cuando hablaba con ellas intentaban convencerme de que me quedara. Esos momentos me estresaban, me hacían sentir incómoda, entonces les mandé un audio diciendo las razones y me fui del grupo.”

No hay que olvidar lo primero: “Llegarás al centro siempre y cuando cumplas con todos los compromisos y hayas atravesado todas las etapas”. Algunas de las responsabilidades son “ver este Mandala como un espejo de mí misma“, “participar activamente en los grupos de Whatsapp mandando mensajes positivos o alguna imagen de inspiración” y, finalmente, “atraer al menos dos mujeres para que vivan la aventura y se entreguen a la abundancia”.

Bajo la figura del empoderamiento y la sanación de la mujer se exponen una serie de preguntas para reflexionar (según el elemento que ocupan en el Telar) y una lista de compromisos. Ante las dudas o consultas de las nuevas mujeres, las respuestas son audios o textos predeterminados y en español neutro.

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El empoderamiento de la mujer nada tiene que ver con dinero y grupos de Whatsapp, así lo entendió Joana. Para ella “la plata es plata, no tiene que ver con el amor”, aunque el video de invitación insista en que “este es un lugar donde puedes expandir tu comunidad, conciencia y abundancia”.

Todo vuelve

Natalia (este nombre es ficticio) empezó su experiencia en los Telares de mujeres en octubre, dos meses antes de realizada esta entrevista. Al terminar su Telar se convirtió en Hermana mayor; mueve los chats, motiva y “nutre” el grupo, como parte del compromiso adquirido. La invitación le llegó, como a casi todas, por medio de una amiga.

Lo fundamental es la idea de “dar un regalo, con la convicción de que te va a venir de vuelta y multiplicado”. Para ella esto implica una acción muy fuerte que tiene que ver con “soltar”. Se le entrega ese regalo a una mujer “con amor, con un buen deseo para que esa persona cumpla su sueño”. Natalia describe que es un cambio muy fuerte para lo que estamos acostumbrados “en este mundo egoísta, en el que nadie hace nada sin esperar nada a cambio”.

Los días miércoles se realizan las “consagraciones”; cuando se completan las ocho personas que entregan el dinero a quien está en el centro. Para Natalia lo ideal es hacer una ceremonia en la casa de la mujer que lo recibirá, donde se le da una carta con los deseos que le dedican. “Se hace una especie de mini ritual: el Mandala se hace físicamente con un dibujo o elementos que lo representen, se prenden velitas sobre los nombres de cada mujer a medida que van hablando.” A nivel emocional, el ingreso se vive muy intensamente, la parte del fuego consiste en quemar y exteriorizar los miedos. “Hubo una mujer que literalmente quemó su vestido de novia en la hoguera, después de un divorcio fatal”, recuerda.

Un sistema perfecto

“De todas las porquerías que se dijeron, no veo nada que sea real. Se dice, por ejemplo, y esto es repetido varias veces en un artículo y los periodistas ignorantes repiten, que es un sistema Ponzi. Y nada que ver, ese tal Ponzi era un italiano que hizo una estafa grande, era una sola persona que recibía toda la plata. Eso es piramidal, esto es circular”, analiza la Hermana mayor.

Dentro de los Telares, no hay ninguna alternativa que agrupe a mujeres y no tenga como centro el intercambio de dinero. Esto es una “economía sagrada”, retrata. Están los derivados, como los Fractales; sin embargo, Natalia opina que se ha hablado mucho de ellos y pueden haberse “desvirtuado”. También existen las “ferias telarinas”, que funcionan como medio para recaudar dinero y ayudar al regalo de otra mujer. Nadie puede perder plata, solamente se puede demorar el proceso, explica, pues “en la medida en que todas cumplan, nadie pierde, por eso es un sistema de confianza”.

Las mujeres pueden abandonar el Telar cuando quieran, pero ahí estarán las Hermanas mayores intentando convencerlas de quedarse. Natalia entiende que muchas se asustan con cosas que dice la gente o porque encuentran “porquerías en Internet”. De hecho, cuando el tema cobró protagonismo en la prensa creyeron que nadie más querría entrar. En ese momento, su rol fue dar aliento, “porque esto con miedo no funciona; hay que invitar a dos personas, hay que dar el regalo. Es así”.

El vínculo del dinero con el discurso del empoderamiento se explica partiendo de la base del dinero como “energía” que se transmuta “de alguna manera” para alcanzar objetivos materiales. Habitualmente, explica Natalia, todo implica demasiado sacrificio y esta es una forma diferente de obtenerlo. “Lo brindas a una persona desconocida, también con la expectativa de recibir, pero el sentimiento de dar es muy fuerte y moviliza mucho. Quiero aclarar que es mi visión, pero más o menos lo vivimos así los que lo compartimos.”

Lo mejor que tiene el Telar es ser un sistema de confianza y empoderamiento femenino, según Natalia. “Me parece que es una revolución que se está dando, porque en este sistema todo cuesta, acá en Uruguay más que nada. Todo es sangre, sudor y lágrimas, y sacrificio y competencia. Esto es cooperativo, solidario y permite acceder a algo que quieras, que te propongas, de una manera más fácil.” Desde su óptica los defectos o errores que pueda tener el Telar se deben a la imperfección de las personas, no del sistema.

Considerando que el sistema es perfecto, podría hacerse masivo, pero, sin embargo, hay una invitación cauta solamente a algunas personas. Natalia explica que esto se debe a que se necesita confianza, compromiso y de personas que “vibren con esto”.

Los distintos sueños de mujeres, que van desde comprarse un auto, una casa o realizar cursos, entre otros, implican una perpetuación de un sistema del que ellas mismas pretenden escapar. Natalia no coincide en esto, ya que entiende que estos sueños pueden ser muy variados: “Yo, gracias a esos regalos me propuse un viaje. Son personales, nadie puede juzgar lo que pretende cada uno”.

Feminismo desvirtuado

Los Mandalas o Telares, así como los Fractales, son un fenómeno sorprendente. Así lo cree Alma Espino, licenciada en Economía e integrante de ONU Mujeres. El motivo es que resulta fácil que las mujeres entren en ellos, como de hecho sucede. Según Espino, el éxito de este sistema radica en que apela al empoderamiento de las mujeres junto con cierta “cosa mística”. Tienen una perspectiva más “esencialista”, presente en ciertas vertientes del feminismo, esas que buscan encontrar una suerte de nexo “entre lo femenino y la vida”.

Variopintos artículos de prensa abordaron el tema de los Telares, poniendo énfasis en una aparente estafa económica. Al indagar en los trascendidos de prensa sobre los Mandalas, Espino notó que las publicaciones “ponían el acento en la cosa de la estafa y nada más”. A su vez, entiende que pocos han enfocado estos sistemas como una notoria deformación o variante espuria del discurso feminista bien entendido, socialmente necesario y provechoso.

El discurso feminista es en sí mismo heterogéneo; comulga diferentes movimientos político-económicos, culturales y sociales y posee un objetivo claro: reivindicar a la mujer y sus derechos, y bregar por la igualdad de género. En audios que circulan en aplicaciones y videos subidos a la web, quienes buscan captar adeptas a los Telares lanzan frases alusivas al feminismo. Se dice que son grupos de “mujeres apoyando a mujeres en situaciones vulnerables”, que las ayudan a “empoderarse”, que son “un sistema comunitario que genera abundancia” como resultado del trabajo de sus integrantes. Junto con eso no se escatiman frases melosas devenidas en caricias emocionales. Además, cuando el discurso va en formato audiovisual, es esperable ver un nutrido conjunto de hermosas imágenes de paisajes y naturaleza, que discurren mientras una dulce voz femenina enuncia lo ya detallado. Se busca seducir a las mujeres.

“Está muy profesionalmente hecho”, comenta Espino tras ver uno de esos videos. “Las voces son muy bonitas, se intercalan chicas con un acento muy particular, tirando a centroamericano/caribeño. Son muy lindos en todo lo que te van mostrando”, añade. Lo que se transmite es “la idea de que ‘entre todas podemos’, que también tiene una cuestión de verdad”. En el discurso del Telar, acota Espino, en pro de una estafa se utiliza la vieja consigna feminista de que “lo personal es político”; que lo que aqueja a cada mujer no es un problema exclusivamente suyo sino de todas sus congéneres, por lo que es preciso que entre todas lo descubran y combatan.

Pseudofeminismo con afán de lucro

“En materia de autonomía económica, sigue vigente el reto de la igualdad distributiva, que incluye la superación de la pobreza de las mujeres, tanto monetaria como de tiempo, la igualdad salarial, el fin de la discriminación en el mercado laboral y de los sesgos y déficits en la protección social.” Así se plasma en el documento “Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible”, elaborado tras la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, celebrada en Montevideo en octubre de 2016. Los Telares, según Espino, parecen aprovecharse de esa carencia de autonomía económica.

Dentro de la población latinoamericana de entre 29 y 50 años, el documento muestra que hay 118 mujeres pobres por cada 100 hombres en igual condición. A eso se adosa que un tercio de las mujeres de la región no cuentan con ingresos propios; “es decir que hay mujeres sin ingresos propios y otras con trabajos precarios” (un alto porcentaje de mujeres trabajan como empleadas domésticas en América Latina, y Uruguay no escapa a ello). “Hay 13 o 15 por ciento de la fuerza de trabajo femenina, y en algunos lugares más”, explica Espino. Para ella, el público objetivo de los Telares es la población femenina que concentra las necesidades de ingresos. Es que en una economía mercantil como la actual tener ingresos se traduce en empoderamiento, en capacidad de decidir.

“Si vos tenés plata tomas decisiones, no solamente las de comprarte una cosa que te gusta, tomás la decisión de irte [de tu casa] si tu marido te pega. Está asociado a la libre elección y la capacidad de agencia, o sea, a poder construir tus propias estrategias de vida”, ilustra Espino. La carencia de recursos económicos de muchas mujeres incrementa su vulnerabilidad ante un discurso pseudofeminista que solapa un fraude económico.

La parafernalia discursiva del Telar resulta atractiva a las mujeres de bajos recursos económicos, según la economista. Añade que quienes promueven este sistema “no son tontos”. Los Telares usufructúan abiertamente el andamiaje discursivo feminista.

La necesaria desconfianza

Un mail desde Ecuador titulado “Alerta, mujeres estafadas”, y un audio de Whatsapp desde Chile cuestionan duramente ese sistema que sus integrantes pregonan como perfecto. Hasta ahora no había antecedentes de autocrítica desde el hermetismo de los Telares extendidos a lo largo y ancho de varios países del mundo.

“Hablan de cumplir sueños, de que las mujeres son diosas, generadoras de felicidad, pero todo se reduce a dar y recibir dinero. Si se suprime el rédito económico, nada de esto funciona”, se ilustra en el mail, que no está firmado. Agrega que hay quienes han obtenido entre diez y 20.000 dólares en tres o cuatro semanas “y obvio, se sienten felices, realizadas”.

Las mujeres se convencen de estar en un sistema alternativo de economía, cuando en realidad su fin último es acceder al dinero, e invertirlo en cosas materiales (que retroalimentan el mismo sistema).

El audio de una mujer chilena que ocupa el rol de Hermana mayor explica que decidió irse del Telar porque vio que el formato no era sustentable: “Evidenciamos que es un sistema piramidal que en algún momento por razones demográficas de población se va a caer, debido al crecimiento exponencial y a su velocidad”.

Se afirma que en Chile se hizo un catastro de todas las mujeres que hay en los Telares, en total 1.204 mujeres, de las cuales 102 son Hermanas mayores y el resto conforma los distintos elementos. Ella afirma que hubo un quiebre en el modelo “porque algunas mujeres se quedaron por espiritualidad, abundancia y fe en esto, queriendo crecer. Mientras que otras lo vimos de manera más racional, con la intención de nunca dañar a otra persona y salimos”. Ante esto decidieron crear otra forma comunitaria de apoyo mutuo entre mujeres, formando una cooperativa para comprar un terreno en común donde todas pudieran cumplir sus sueños. “De esta manera, gracias al Telar que nos unió en algún momento, pudimos despertarnos para crear algo mejor”, resume el audio.

Sofía Umbre

Marcelo González Fehér

Valentina Machado

 

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