637 son las palabras que vamos a usar para decir “¡basta!”. Para decir que los discursos de miedo y odio no van a pasar. Para llamar a la unión, a estar fuertes y atentos frente a las nefastas formas que se utilizan para impregnar el miedo.
Estas formas son usadas como técnicas legales, son discursos morales para derogar derechos conseguidos a través de luchas colectivas. Son los medios que comunican con herramientas de desinformación y de segregación. Estas formas son las juntadas de firmas para militarizar las calles. Son el aparato represivo que busca recaudar información de militantes y activistas en manifestaciones y que hace la vista gorda ante la llegada de celebradas inversiones que destruyen los recursos naturales.
Este año vuelve a estar marcado por elecciones. Este año se sacan a lucir los viejos trapos que han dejado huellas lastimosas e indeseables. Resulta indispensable hacernos cargo del rol que cumplimos cada uno de nosotros en la sociedad, de las consecuencias de nuestro accionar frente a la avanzada de la derecha más rancia, empoderada por los nefastos mensajes de actores políticos de nuestro país y de la región.
Este año miles de números son noticia. Otros miles no lo son: los de las muertes por suicidio, los de las mujeres desaparecidas por trata, los de niños cuyos derechos básicos son vulnerados, los de instituciones de encierro que violan los derechos humanos, los de los paraderos de los desaparecidos…
La realidad no está en la tapa de un diario. La realidad no es un recorte. La realidad no nos quiere encerrados y con miedo. Esta realidad nos demanda militar, organizarnos, comunicarnos, hacernos de lo que nos pertenece. La política es nuestra, los derechos son nuestros, el espacio público es nuestro, la realidad es nuestra y la hacemos nosotros.
Quedarnos en silencio frente a un escenario de represión y de miedo es imprudente. Esto es lo peligroso. Esto es inseguridad. Somos un país pequeño que se ha fortalecido en derechos, producto de la lucha social. En comparación con los países de la región, hemos sido pioneros en leyes que regulen y garanticen más seguridad y derechos para quienes han estado más vulnerados en la vorágine de un mundo que avanza sin mirar hacia los sectores más carenciados. Las calles nos invitaron en el pasado para luchar por los derechos de los sectores que han permanecido invisibilizados, vulnerados y pisoteados.
Hoy estas mismas calles nos invitan a defendernos de personajes que financian sus carreras políticas y sus campañas para retroceder en derechos y avanzar en derechas con el dinero santo de algunas iglesias sin escrúpulos, que lucran con la fe y que se han dedicado a desinformar sobre supuestos “privilegios” de las personas trans. Son los mismos personajes que han guardado los silencios. Los mismos que se callaron sobre los excesivos privilegios de los más altos rangos militares —con el déficit de la Caja Militar del 1% del PBI—. Los mismos que callaron este abuso de presupuesto y subvalorado el asignado para que personas que han sido vulneradas toda su vida puedan gozar de su derecho básico a ser.
La sociedad civil ha mostrado que siempre está presente en las calles para hacer valer cada derecho obtenido, sin retroceder ni un paso. La sociedad civil tiene que mostrar que seguirá estando presente, porque mientras ellos sean más ellos, nosotros somos más nosotres, con la convicción de que tenemos que parar la manija paranoica que se lee en los medios, y mostrar que hay miles y miles de personas cada día que viven para que en este país sucedan cosas distintas a las que muestran en los medios hegemónicos.
637 es el número de las palabras que usamos para decir que el miedo y el odio no van a pasar. Este año tenemos que decidir a qué número le vamos a jugar.
Texto: Editorial Radio Pedal