El comienzo de la administración multicolor fue intenso en un país de tránsito lento. La eficacia de la derecha para retroceder en derechos también se presenta en la gestión sanitaria. A continuación, el recorrido de la nave lacallista, llena de innovación y claridad, y con el destino de siempre.
¿Alguna vez has escuchado la filosofía de que una vez que un hombre admite que está equivocado, se le perdona de inmediato todas las malas acciones? Vincent Vega
La tradición republicana marca que luego de una batalla electoral existe un lapso donde la tregua se impone, un protocolo invisible que derrama anestesia sobre la comunidad política. El rito implica que el nuevo gobierno, por ejemplo, construya lo necesario para cumplir las promesas, defina viajes presidenciales y designe cargos.
Carlos María Uriarte, actual ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), un mes antes de iniciar su gestión marcó su impronta frente a los medios de prensa. Las declaraciones no fueron para mensurar la sequía que aqueja a la cuenca lechera o las medidas de Brasil sobre la carne. La primera jugada dialéctica fue en torno a la muerte de un menor de edad en Soriano, quien recibió una descarga eléctrica por un alambre conectado caseramente a un tomacorriente. Uriarte, sin actuaciones judiciales mediante, puso la responsabilidad en el Estado y en la indefensión que este promueve en el territorio nacional. Otro ministro, también en el verano pasado, fue protagonista al querer cruzar por Colonia a Argentina. Sobre fines de febrero, Da Silveira debió detener su marcha a Buenos Aires, ya que Interpol tenía una alerta roja con el nombre de su novia. Maya Cikurel, según la mayor organización de polícia internacional, presenta vínculo con la extendida trama de corrupción coordinada por el conglomerado brasileño Odebrecht. Sin embargo, para la jueza Mainard el pedido de extradición de Cikurel, solicitado por el fiscal de delitos económicos Lackner, fue rechazado bajo el argumento de falta de legitimidad en el pedido.
El calor que copó los primeros meses del año no fue obstáculo para la coalición multicolor, que, lejos de descansar a la sombra, copaba titulares y conversaciones. Para ese entonces, el herrerismo presenta en sociedad su documento estrella, la LUC, proyecto de ley también conocido como ley ómnibus. Con la piel tostada y la barba crecida, el recién electo Lacalle Pou repasa las distintas aristas que la propuesta comprende: un documento nutrido con alrededor de 500 artículos que buscan llegar a un destino clásico, donde el Estado es menos y donde la trabajadora doméstica no cuenta. Un lugar que interpreta las plazas como sinónimo de terror y no de discusión pública. Sin embargo, la coalición multicolor se presenta como una unidad transparente y comienzan a validar tal lema cuando los medios, la oposición y la ciudadanía tienen acceso al borrador con inusitada antelación. La moraleja que cierra la previa a la asunción parece ser que simplemente proclamando que la cristalinidad se guarda en mi billetera de cuero esta se volverá una propiedad de mi proceder.
Volver a comenzar
Aún continuaba el eco de la soprano Luz del Alba en el Palacio Legislativo y el flamante gobierno ya tenía asuntos de atención: un dólar insolente en momentos en que el petróleo se desmaya por la dinámica de Oriente y en todo eso, Argentina enfila al default.
La acción no se demoró y las cartas fueron enviadas a los entes el mismo 2 de marzo solicitando una actualización en las tarifas. La tregua política sufrió un shock en esas horas, dado que la tensión se instaló cuando no llegó una respuesta general, mientras continuaban en sus cargos las autoridades de la anterior administración. Las editoriales se estaban cociendo a fuego lento cuando llegaron novedades del ministro del Interior, Jorge Larrañaga. Las imágenes del departamento de San José muestran a la fuerza de seguridad apuntando armas largas para registrar a personas. En esos primeros cuatro días, Larrañaga se mostraba en alta rotación, es que la LUC recoge cenizas del Vivir sin miedo y lo sucedido en la plaza maragata rápidamente colocó en la palestra el costado punitivista del proyecto de ley, que para ese entonces continuaba en modo borrador, pero que ya tenía marcada la intención de profundizar la privación de libertad juvenil.
El dólar continuaba en alza y Uriarte nuevamente citó la atención como el sol en una jornada despejada de nubes. Al salir de la sede de las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), el ministro no escondió su satisfacción por la novedad cambiaria. Desde la oposición surgió la preocupación porque Uriarte no era el único en alentar el comportamiento de la divisa; el mismo Lacalle antes de asumir proclamó que precisaba un dólar más alto. No obstante, en el cargo afirmó que el gobierno es ajeno a la suba y se hace lo que se puede. El decimosegundo día de gobierno, el último de la vieja normalidad llega, y con él, la reducción del descuento del IVA en tarjetas. La disminución del poder de compra quedó sepultado frente al primer caso de coronavirus en Uruguay. Las prioridades se actualizaron y la exhortación emergió como un concepto central del gobierno, un término laxo pero efectivo que la sociedad adoptó.
A partir de la pandemia y por varias semanas, Luis Lacalle Pou se dispuso en la mesa de conferencia, su simbólica nave de perillas, para la actualización de datos, la transmisión de determinaciones gubernamentales y, finalmente, la atención a la prensa. La asiduidad en la actualización de datos sobre el coronavirus otorgó a las conferencias de prensa mayores alcances, tales como posicionamientos éticos en torno a la concepción, encontronazos con la prensa y defensa de la LUC.
Cuando surgieron las primeras diferencias dentro de la coalición, el presidente se distanció marcando que no era el momento para esos tipos de problemas y solicitando empatía por lo histórico de la situación: nunca antes había ganado un conglomerado de esta naturaleza en el Uruguay.
Mientras, en la calle, la policía vigila la rambla soleada, el seguro de desempleo se despierta, la oposición se muestra distorsionada y el terror al contagio se contagia. Entre espuma de jabón y con tapaboca, surge Salinas, ministro de Salud Pública, quien rápidamente confirma su cabildante aspereza y así termina de confirmar al partido de Manini como un elemento inquieto dentro de la coalición.
La pandemia también otorgó vitalidad a la húmeda actualidad colorada: el posicionamiento global de Talvi fue suficiente para ser obstáculo al eterno Sanguinetti, quien con mucha edad, sin votos pero con el know how, sigue de patrón allá en el cruce de Martínez Trueba y Soriano.
A medida que la prioridad se iba cargando en la perilla sanitaria, la económica iba sufriendo. Sobre fines de marzo, desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Arbeleche confirmó un paquete de medidas con el fin de mantener liquidez en el mercado. La ayuda fue en forma de créditos blandos por varias decenas de millones de dólares, una medida sin otro fin que acompañar al sector empresarial. Para la masa trabajadora la medida fue reducción salarial del 10% para aquellos funcionarios públicos con ingreso mayor a los 80.000 pesos. Las inequidades planteadas despertaron las opiniones virtuales, por el coronavirus, y el gobierno, frente al pedido de un mayor esfuerzo por parte del sector patronal, negó la solicitud apelando a la solidaridad con el sector empresarial, ya que en la competencia de la vida se debe apoyar al de adelante porque será la tracción de la economía en el futuro.
La teoría política, sobre los primeros momentos de un gobierno, se detiene en la comunicación como disciplina relevante para una nueva administración. Para cuando la ciudadanía se disponía a incinerar a Gerardo Sotelo, director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (SECAN) por sus concepciones sobre la prensa oficial, Lacalle Pou forjaba en sus conferencias un modo de comunicar a su medida. A diferencia de Sotelo, quien desfiló por cada medio que lo llamaba para reafirmar sus pareceres, Luis Lacalle Pou solo se posiciona en la conferencia y atiende a los medios, allí el control es mayor y las chances de un offside verbal se reducen. A través de la distensión y atención, el mandatario forja una dinámica comunicacional que conjuga en una amplia aprobación, la cual, según las encuestas, se asimila al inicio de la primera gestión de Tabaré Vázquez, en 2005.
Nuevo mundo
La curva aplanada fue un horizonte que la humanidad conoció este año y Uruguay es un alumno aplicado en la misión. La aprobación generalizada a la gestión sanitaria permitió al gobierno retomar aquellos objetivos que fueron pausados sobre mediados de marzo. Esto se confirma cuando el Parlamento recibe el Proyecto de Ley de Urgente Consideración y así entra a correr el plazo temporal estipulado para su discusión. La tarea, al ser compleja, por la cantidad de elementos a tener en cuenta en menos de 75 días, recibe las críticas evidentes (ver nota A la calle contra la LUC), pero, nuevamente, desde la conferencia, Lacalle Pou salió a la defensa de la LUC con una pregunta a los micrófonos: “¿Quieren que siga todo como está?”. El 23 de abril cuando Ferrés, prosecretario de Presidencia, ingresó al Palacio Legislativo con la carpeta blanca y el gobierno iniciaba su día después, a la ciudadanía se le exhortaba adoptar la nueva normalidad.
La aceptación del lema “nueva normalidad” precisó del apoyo científico y la conformación del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) fue un factor preponderante en tal sentido. Radi coordina el GACH con la intención de acaparar la perilla sanitaria al gobierno y liberar a la administración multicolor para que persiga sus objetivos e ideales. Mediante conferencia de prensa virtual con medios de varias partes del Uruguay, el gobierno en voz de Lacalle definió su agenda como “provida”, marcando sintonía con el sector de la población que entiende a la mujer como una parte del aborto y no al aborto como un tema de las mujeres. El puente entre el gobierno y las mujeres no está en las mejores condiciones, sobre todo si se tiene en cuenta que la cabeza del MGAP, en televisión abierta las compara con ganado faenado en la ilegalidad. La captura de pantalla es implacable, está Uriarte en el centro de la escena comparando la cifra de femicidios con el número de abigeatos, postura sistemática y netamente capitalista que debió corregir en programas de radio de la primera mañana.
La perspectiva patriarcal emerge rápidamente cuando se quita atención a la pandemia, así lo marca la Operación Océano: el mar de Punta del Este es testigo de fiestas con música electrónica y personas de todas las edades bailando muchas horas. Ese marco de aparente fulgor se chamusca cuando la misma pista de baile es el tablero de acción de una red de explotación de menores. La Fiscalía General de la Nación formalizó, entre otros, a un diputado suplente del colorado Pasquet, así como a un suplente de la Junta Electoral por el Espacio 40 del Partido Nacional y a un ex juez de la Nación. “La solidaridad no es solo de izquierda” parecería ser el próximo lema a adoptar por la coalición multicolor, pero, como tantas otras cuestiones, hay que tener la marcha-atrás pronta porque a base de trata de personas y machismo no es posible construir el relato del altruismo de derecha. Otro ingrediente sobre el relato de la solidaridad propuesto por el gobierno se arma por el hecho que vincula al Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y su precoz necesidad de evaluación. Mayo no estaba terminado y Castaingdebat, subsecretario de la cartera, anunciaba que el ministerio iba por la opinión pública a los 75 días de gestión. Frente a las críticas surgidas por lo conveniente de la medida en el contexto sanitario, por el precio de las encuestas en cuestión y por la naturaleza prematura de la intención, el Mides canceló el acuerdo con la consultora Equipos para el monitoreo ciudadano. En sintonía con lo anterior se encuentra la interpelación ministerial por parte de Cabildo Abierto sobre el acuerdo entre Uruguay y UPM, un mecanismo parlamentario que confirmó lo previo, un contrato millonario, una relativa transparencia contractual y un desinterés por lo ambiental. La anterior y la actual administración se paran en veredas opuestas, pero ese día en el Parlamento confirmaron que en torno a la precarización laboral, la concentración de tierras, el monopolio del cultivo y la expulsión de poblaciones han pactado.
Sobre los arreglos regionales, Uruguay ya se ha posicionado al alinearse al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien también cuenta con el apoyo de Chile, Colombia y Perú. A través de la cuestionada aplicación Zoom, Lacalle Pou se reunió con Almagro, Piñera, Duque y Vizcarra para, entre otras cuestiones, mensurar los alcances del Covid19. Ya en el plano geopolítico, el mandatario se encuentra preparado para catalogar de organización terrorista a Hezbollah y a Venezuela, de dictadura. Pero las definiciones del país caribeño, dentro del gobierno, no son contundentes. El ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Talvi, a diferencia del presidente o del secretario de Presidencia Álvaro Delgado, evitó usar dicho calificativo para referirse al gobierno encarnado por Maduro. Las diferencias dentro de la coalición multicolor no solo son patrimonio de Cabildo Abierto, ya que Talvi maneja la posibilidad de dimitir a su cartera para tener otro papel en la administración. Las discrepancias respecto de Venezuela con Luis Lacalle Pou y la distancia existente entre el ex presidente Sanguinetti lo llevan a Ernesto Talvi a querer dejar el mundo y poner la vista en Uruguay desde su sector Ciudadanos.
La intención de Talvi de dejar el cargo ministerial a poco más de tres meses de gestión plantea cuestionamientos. Lo mismo ocurre con el ministro Javier García y su preocupación sobre las acciones que tomó la Justicia sobre Leonardo Vidal. El soldado retirado, según la resolución judicial, es procesado por dar muerte a Nelson Berreta en julio de 1972. García proclama respeto por la Justicia pero instala la duda del accionar del cuerpo militar en el presente, luego de dicho precedente, ya que puede complejizar su tarea a nivel de fronteras o en misiones en el extranjero. La postura de García busca minimizar el accionar de las FFAA, pero en el contexto del triple homicidio en las instalaciones de la Armada en el Cerro no hace más que intensificar la atención. Además de las aberraciones generadas en décadas pasadas, ahora las fuerzas sufren embates, pero no son exógenos, sino que provienen del núcleo mismo. El microtráfico y la inseguridad golpea dentro de una fuerza que debe asegurar la vida de todas y todos, pero que ni siquiera logra preservar la vida de los suyos.
El viaje multicolor actual en Uruguay poco tiene que ver con militancia LGBTI o contracultura, sino que más bien tiene una coralidad de cartón que rápidamente se humedece pero desde el liderazgo no hay más que distancia frente a las complejidades internas. Existe frialdad frente a las fricciones propuestas por Cabildo Abierto y lo mismo ante al relato del ministro Uriarte, sistemáticamente Lacalle pospone su atención a estas disyuntivas. El gobierno está para domar las olas, sortear las tormentas y calmar los mares, todas pinceladas homéricas para hablar de concretas, y casi siempre restrictivas, acciones de gobierno. El salario real se desploma y el gobierno pide perdón por las designaciones erróneas de una administración aún con vacantes.
Texto: Sebastián Penni
Foto: Tom Moreno
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