Un estallido de colores

Admiración, piel de gallina, emoción y una alegría difícil de describir, muchas sensaciones y estados de ánimo se generaron en el estudio y en la cabina de Radio Pedal en el programa del miércoles 31 de mayo.

Es que recibimos una visita muy especial, una banda de esas que no ves todos los días, pero que sus integrantes cada uno de esos días se esfuerzan un poco más para salir adelante, para hacer de sus vidas un mundo más feliz, sentirse importantes. Si hay algo que tiene esta banda además de sacrificio, compromiso y una conducta envidiable es el amor que dan, tanto a su profesor Mauricio Ramos, que fue el que acercó la banda al programa, como también a nosotros (los conductores) y a los que además estábamos presentes ese día en el estudio.

Estamos hablando de Cottonetes, una banda de música (difícilmente podamos tener el tupé de calificarla como una banda de rock, porque a ellos les apasiona la música en general), pero que, en un contexto más amplio, son rockeros, rockeros de la vida. ¿Por qué hago tanto énfasis en todo esto?, se estarán preguntando. Porque esta banda, que está compuesta por jóvenes del Instituto Cottolengo Don Orione, nada más y nada menos que el lugar donde día a día se esfuerzan al máximo para vivir una vida plena, encontró en la música un lugar donde todo es un estallido de colores.

Mauricio, su profesor de música, percusionista y egresado de la Escuela Universitaria de Música, es el que los instruye; se integra a trabajar al Cottolengo en 2011 y cuenta que la banda en ese momento ya existía, y desde que comenzó a trabajar con ellos lograron cosas preciosas.

Cottonetes no es la única banda que existe en el Cottolengo, Mauricio también trabaja con otras, como Timbal musical, en su taller de música, que funciona de 13.30 a 15.00 y de 15.30 a 17.00, y donde las bandas ensayan con él, en los distintos turnos.

Cottonetes está integrado por seis personas, quienes fueron pasando por el estudio en tandas de tres (dada la capacidad limitada de la cabina). Pero nos dimos el gusto de cerrar la entrevista a toda orquesta con todos los integrantes de la banda en vivo tocando, generando un clima mágico.

Uno a uno fueron presentándose los integrantes: Christian toca la flauta y la guitarra y también canta; Martín, que también toca la guitarra criolla y la flauta, es además uno de los compositores del grupo; Federico toca el palo de lluvia, el agogó y “el fierrito” (así lo llama él: en realidad, lo que toca es el triángulo); Héctor Javier toca “de todo”, pero lo que más le gusta es el cajón peruano, también canta temas románticos y compone; Juan Manuel es el vocalista principal y también está aprendiendo bajo eléctrico y Christian Silva es el “conguero” de la banda, le da a las tumbas y toca la pandereta, también es el que más encara a armar la batería, “porque los demás, a veces, se hacen un poco los boludones”, cuenta Mauricio entre risas.

Inicialmente, la banda comenzó haciendo covers, pero con el correr del tiempo se han ido superando y comenzaron a escribir sus propias letras. Es la meta que tienen: ser una banda propia, con sus propios temas e ir dejando de lado los covers que, de todos modos, cada tanto, recuerdan con cariño porque son canciones que a ellos les gusta y añoran tocar. “Nos gusta tocar covers, pero queremos tener temas propios, temas que salen del corazón”, cuenta Martín, que también dijo que él siempre escribió letras y que de a poco se fue animando a mostrárselas a Mauricio. Así comenzaron a trabajarlas y a armarlas, para luego ir arreglándolas entre todos hasta que agarraran forma. Martín escribe todo el tiempo y cuenta que va a talleres de literatura para mejorar sus composiciones.

El grupo grabó un disco que tiene tres temas propios y algunos covers de bandas que ellos mismos eligieron (Abuela cocaCiro y los persasAlejandro SanzRatones Paranoicos, etc.). Grabaron en el estudio Toco-Tengo (que es el taller de música del Cottolengo) con la ayuda de Fabricio Rossi (sonidista y músico del colectivo Ezquizodelia), que les dio una mano terrible en el armado de todo. Cuentan que el día de grabación comenzaron a las siete de la mañana y que, con mucha disciplina, a la tarde tenían el disco pronto. “Fue muy cansador, me quedó el bocho cansado”, afirma Martín.

Han tocado muchas veces en diversos lugares, pero uno de los picos máximos de la banda fue, obviamente, la presentación en vivo en el Peach and Convention del año pasado. Explican que fue una experiencia particular por la energía que se vivía, por la cantidad de gente. Cuentan que sintieron mucha adrenalina, pero que, una vez arriba del escenario, estaban felices y no se pusieron para nada nerviosos; la gente los aplaudía a rabiar y después de que bajaron se sintieron “gloriosos”.

Mauricio destaca, particularmente y con orgullo, la manera en que salen a tocar:“Es increíble cómo no se cagan, inclusive yo estoy más cagado que ellos”.

Hay una gran mancomunión entre los integrantes de la banda, se nota solo con mirarlos. Admiran a su profesor: “La paciencia que nos tiene Mauri…, es un cra”, dicen, y, obviamente, es recíproco, así es como logran estar en sintonía y disfrutar de la música y de la amistad que tienen entre ellos.

Su idea a futuro es seguir saliendo a tocar, si bien tienen algunas fechas previstas para antes, ya aseguraron tocar el viernes 11 de agosto en el Mercado Agrícola de Montevideo, donde, además, habrá un stand del Cottolengo toda esa semana, y el 18 de agosto en Carmelo, en el marco del Día del Niño, que organiza la Comisión de Discapacidad del SUNCA.

Durante la entrevista nos divertimos mucho. Más allá de de la timidez de algunos de sentarse frente a un micrófono, se animaron a mandarles saludos a sus seres queridos y a romper con los esquemas que a veces pone la sociedad misma. A nosotros mismos nos quedó un gran aprendizaje y una experiencia maravillosa: el hecho de ver que con esfuerzo y ganas se pueden lograr cosas magnificas nos reafirma aún más nuestro concepto de que gracias a la música las barreras y las distancias se acortan y que tenemos muchísimas más cosas en común, pese a esas diferencias que la biología se encargó, de alguna manera, de darnos.

El cierre, como decíamos al principio, fue a toda música en vivo. Radiantes de felicidad tocaron, gritaron, cantaron y bailaron su música y nosotros la disfrutamos a pleno. Por eso te invitamos a vos también a disfrutar de este bellísimo momento que pasamos todos en Radio Pedal escuchando la nota completa con los Cottonetes, que, como dicen en una de sus canciones y en el título de esta nota, son un “estallido de colores”.

Texto: Darío Larmini

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