Ritual, cábala, música y fútbol unidos estrechamente. Un personaje de la división D del fútbol de Argentina. Más que un personaje, una leyenda. Darío Bubois.
“De valores bien firmes, se encargó de dejar en evidencia las miserias que habitan entre los jugadores y los dirigentes. Peleó dentro de la cancha hasta quedar exhausto. Y, fuera de ella, imitó la postura, hasta que un mal día se fue de este mundo en un episodio, no esclarecido, en el que recibió dos balazos”.
Así de voraginosa es su historia. Siendo jugador, y amante del estilo musical Black Metal, decidió pintarse la cara para salir a la cancha. En una entrevista que le realizaron para un medio argentino, cuenta que eso le otorgaba más confianza, “polenta”, y era una manera de plantarse distinto ante el rival. Podemos inferir que se asemeja con las máscaras, y en un partido no es habitual ver a personas con su rostro cubierto; sería un atentado a la ley.
En el tiempo que jugó repitió esta hazaña en reiteradas ocasiones, hasta que la Asociación Argentina de Fútbol prohibió jugar con la cara pintada y se terminó de golpe la característica que distinguía a Darío de los demás.
Pero no le bastó solo con mostrar su rostro repleto de colores, no, fue más allá. Un día, encabronado por asuntos meramente referidos a la política futbolera, decidió taparse el sponsor. Con barro, la marca que patrocinaba al equipo quedó teñida y tupida de marrón, un papelón, pensaría cualquiera que lo observa; sin embargo, Darío lo podía hacer, era parte de su impronta.
Entre muchas de sus declaraciones, dejó entrever que mantenía una postura abierta respecto de su sexualidad, que un travesti con el cual salía fue quien le brindó las pinturas para los partidos, y que “si tuviera que trabajar en un puterío, lo haría, no tengo problema”.
En Sapos de otro pozo compartimos estas y otras anécdotas de este ser particular. La sección de fútbol y música nos inspira, una vez más,a saber que todo tiene una conexión que no es casual, y que las vivencias y huellas que dejamos algún día encuentran un nuevo sentido, quizás un tiempo después de haber sido noticia.
Texto: Catalina Saibene
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