Bleeder (1999), de Nicolas Winding Refn
Parece más una ópera prima que una segunda película, pero Nicolas Winding Refn sabe cómo retratar los bajos fondos daneses. Si bien queda subordinada a su primer film Pusher (1996), contando con el mismo grupo de amigos (actores, actrices, producción, etc.), la película nos hace circular por un infierno en tierra y poco prometedor para cualquiera de sus personajes.
La amistad de un grupo de amigos se ve altamente atacada por los incipientes actos que comienzan a llevar hacia el atropello a Leo (Kim Bodnia), del cual tanto su amigo Lenny (Mads Mikkelsen) como Kitjo (Zlatko Buric) no parecen hacerse cargo.
Teniendo en cuenta además que su vida no es lo que él esperaba y que su mujer le acaba de dar la noticia sobre su embarazo, sitúan a Leo en un momento que nunca tuvo pensado. Los atropellos que tendrá y las consecuencias de sus actos lo verán inmiscuido en un mundo lleno de violencia del cual será anfitrión.
Winding Refn apuesta muy bien a un estilo que actualmente ha dejado de lado, la cámara en mano. El vertiginoso estilo del direct cinema convierte a Bleeder por momentos en una especie de documental y lo retrotrae a la realidad de donde ha nacido la idea.
La película funciona a su vez como un sutil homenaje a una generación de directores marcados por el auge de los videoclubes y de la metodología de estudio de cine que dominó la década de 1990: alquilar VHS, ver diez o quince películas semanales, hacer cine.
El personaje que encarna Mikkelsen será una clara autorreferencia del director: no solo es un ser anonadado por el cine, sino que será el que admita que mira diez películas semanales, y que tras una larga (enorme) escena donde comenta sus directores favoritos, destaca finalmente a The Texas chain saw massacre como su película favorita.
Será quizá el personaje más estable en una película inestable, el único que cree poder mantener una relación a futuro y el único que cree en un futuro. El nihilismo de las tomas, la importancia centrada en el relato mismo y la esencia de los hechos se ven reflejados en su título Bleeder, la sangre como elemento distintivo y conductor de todos los actos, el valor de la ella en su forma más tácita.
A destacar: Nicolas Winding Refn es testigo de un cambio de estética que asegura es debido a un problema de visión suyo, al no distinguir ciertos colores, el uso y abuso de algunos le han generado un marco estilístico clave. Pero es bueno señalar como tanto la saga Pusher,Valhalla Rising y Bleeder, conviven en un mundo marcado por la tonalidad grisácea.
¿Qué es el cine? El cine es jugar con la realidad, alejarse de ella pero ser parte de su huella.
Texto: Nicolás Erramuspe
